CIUTADANS DE CATALUNYA


Artículo de
Joan Font Rosselló. "El Mundo", 26 de junio de 2006

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con un breve comentario al final:

 

CIUDADANOS DE CATALUÑA Y LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA

 

L. B.-B.,( 28-6-06, 6:30)



    A un mes vista del referéndum catalán, a modo de profecía Arcadi Espada auguraba una alta abstención en el Teatro Reina Victoria en Madrid en estos términos: «La alienación de la clase política española es tan grande y grave que, sinceramente, yo creo que ha olvidado que detrás o debajo de unas siglas hay electores, que incluso pueden ser calificados, con buena voluntad, de personas».



    Muchos son los ciudadanos, no sólo catalanes, que a día de hoy se sienten huérfanos políticamente, hastiados de votar al mal menor. El referéndum del nuevo estatuto de Cataluña, con un 48 % de participación (contabilizando el voto extranjero), lo ha puesto de manifiesto. Si sólo uno de cada tres catalanes está de acuerdo con un estatuto tan trascendental para su propia suerte y del que no se ha parado de hablar desde la campaña electoral de las elecciones catalanas de noviembre de 2003 es ciego quien no perciba el hastío, el pasotismo y el desinterés por todo aquello que huela a política en España. No nos engañemos. España es una democracia de segunda división. No hay separación real de poderes. La democracia está secuestrada por las oligarquías de los partidos. No hay democracia interna en el seno de los partidos. El hooliganismo de secta-partido es nuestro pan de cada día.


Unas minorías activas y bien organizadas (la catalanista, la feminista, la socialista, la ecologista) viven de la Administración gracias al miedo ambiente que han generado con la connivencia de unos medios de comunicación sumisos al poder que bombardean al ciudadano con la confitura políticamente correcta que sólo busca idiotizarle.

    A la vista de la situación, es extraordinario el nacimiento de Ciutadans de Catalunya. Por varias razones. La primera porque unos intelectuales, unas élites, se involucran en la vida pública dando la cara en primera línea y no ocultos detrás de una columna de opinión o haciendo pasillos en la universidad. La segunda porque rompen con la condición casi inherente de los intelectuales de venderse por un plato de lentejas en forma de un cargo, una cátedra, una sinecura o unas invitaciones a canapés en los salones de la sociedad de buen tono. Y tercera razón, Ciutadans clava la daga donde más duele a los profesionales del politiqueo: presentarse a las elecciones.

 
Ciutadans rompe con tanta miseria, tanta frustración y tanto fatalismo reuniendo las tres virtudes cívicas por antonomasia: coraje, inteligencia y honestidad.


    «Y ahora me permitirán que firmemente, aunque sin énfasis. Con frialdad y en caja baja. Seco, sinecdótico y sin música les diga viva España. Gracias, amigos». Así se despidió Arcadi Espada cerrando el multitudinario acto de presentación en el Teatro Reina Victoria. Un hombre de izquierdas, Espada, vitoreando a España. No ocurría nada igual desde la Guerra Civil.

 
Las cosas están cambiando, evidentemente.


 

Breve comentario final:

 

CIUDADANOS DE CATALUÑA Y LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA

 

L. B.-B., (28-6-06, 6:30)

 

 

Disculpen que tenga medio abandonado este sitio web los últimos días, pero estoy metido en trámites meticulosos y pesados: por un lado, el fin de curso, la calificación, revisión e inscripción de notas de varios grupos de alumnos. Por otro, el principio de curso de Ciudadanos de Cataluña-España ---ojalá algún día lleguemos a eso---, que los próximos días ocho y nueve realiza su congreso constituyente, con vitalidad y altas dosis de ingenuidad (montones de enmiendas a sus documentos fundacionales).

 

Así que este año mi inactividad de fin de curso es sólo aparente, pues estoy metido en trajines intensos. Pero déjenme que les comunique algunas de mis preocupaciones, las comunicables, que resumiría en dos:

 

La primera es que Ciudadanos necesita líderes: habría que pedirles a alguna de sus personalidades más públicas que asumiera la obligación ineludible de liderar el proceso algún tiempo más. Pongamos que una legislatura, ya que lo que uno observa es que existen individualidades muy valiosas en los niveles intermedios y de base del futuro partido, pero si los actuales portavoces se retiran después del Congreso, el proceso de consolidación de un espacio político y una nueva organización va a quedar dañado. Es imprescindible un liderazgo con cierto grado de experiencia y reconocimiento público: no se puede forzar "contra natura" la entrada inmediata al puesto de piloto de alguno de los jóvenes, por muchas que sean sus cualidades.

 

La segunda preocupación que me inquieta es la definición del ideario del partido con una concepción potente del patriotismo "respublicano" o nacionalismo cívico, como alternativa al nacionalismo identitario y el patriotismo esquizofrénico y autoritario.

 

Me explico: hace tiempo que sostengo la tesis de que en este país el franquismo mutiló nuestros sentimientos patrióticos, al autoidentificarse con España y considerar enemigos de ella a los que se opusieran al régimen. Pero esa mutilación ha sido vuelta a practicar con saña por los nacionalismos periféricos con posterioridad: se han apropiado igualmente del sentimiento de identidad existente en algunos sectores populares de las nacionalidades, usurpando la definición y representación de los intereses generales y definiendo como enemigos del régimen y de la patria a los que no comulguen con su concepción estrecha, limitada, irracional y esquizofrénica de la nación.

 

Como alternativa a esta cadena de sinsentidos es necesario formular una concepción democrática, "respublicana", cívica y patriótica de la España plural, que es también la Cataluña, la Euskadi y la Galicia plurales, abiertas, unidas y fuertes hacia el futuro. Pero esa concepción de España como nación plural y unida, basada en la libertad y la democracia, que es la única que puede resucitar los sentimientos patrióticos de muchos, tiene que ser potente. El nacionalismo cívico es dos cosas: participación democrática de los ciudadanos en unas instituciones comunes, e intereses generales de la nación definidos por esas instituciones, sin monopolios ni usurpaciones por parte de nadie, sea un  grupo político o una personalidad, que roben el patrimonio colectivo de la identidad política común y plural.

 

Y uno echa de menos en ocasiones esa concepción fuerte de una idea de España como la Patria común de la libertad, la democracia y la pluralidad identitaria e institucional, que hoy está sometida a presiones destructivas, solapadas y cerriles, sin que parezca que nadie es capaz de defenderla y evitar el caos y la destrucción que apuntan en un futuro ominoso.

 

Por eso, en este gravísimo trance en que nos encontramos, asediados por olas crecientes de cerrilismo y traición, uno se emociona, y se entrega incondicionalmente a todo lo que significa recuperación firme de los valores fundamentales dañados:

 

¡CIUDADANOS!, ¡ASUMID VUESTRO PAPEL SIN DEBILIDADES ESTERILIZANTES!

¡DEMOCRATAS, DESPERTAD DE UNA VEZ!

¡ROSA, GOTZONE, MAITE, GRACIAS!

¡SOCIALISTAS!¿DONDE ESTAIS?

¡RAJOY, POPULARES, GRACIAS Y ANIMO!