NI UN MINUTO MÁS
Editorial
de “La Gaceta”
del 13 de julio de 2011
Por su
interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en
este sitio web.
“Sólo una
respuesta de la zona euro devolverá la confianza a los mercados”. El autor de
tan fino análisis, a la sazón inquilino de La Moncloa, se empeña en diluir su
responsabilidad inapelable en el hundimiento de la economía española y en hacer
creer que el precipicio al que nos asomamos es un problema exclusivamente
europeo. No piensan lo mismo los expertos consultados por LA GACETA: para ellos
el mero anuncio de unas elecciones anticipadas bajaría 100 puntos la prima de
riesgo.
Esa es, en efecto, la clave. Es verdad que el virus
griego se ha contagiado por los países con elevada deuda e inestabilidad
política –como Italia–; pero no lo es menos que el freno número uno de nuestra
economía es la desconfianza que genera un Gobierno incapaz de cumplir el compromiso
para recortar el déficit, y de aplicar las reformas necesarias por drásticas
que sean. Que no siga engañándose Zapatero: lo que devolvería la confianza no
sería la actuación de la UE en plan Séptimo de Caballería, sino que Moncloa
llamara al camión de las mudanzas. En lugar de eso, y a las pocas horas de
haberse disparado la prima de riesgo a cotas históricas, el presidente gastó
demagogia barata pidiendo “responsabilidad a los poderosos de la UE” y
arremetiendo contra la señora Merkel. Pero aunque la
intervención del BCE comprando deuda pública ha relajado los mercados, es pan
para hoy y hambre para mañana, pues los ataques especulativos volverán a la
carga sobre una economía carente de credibilidad como la española.
La solución exige una medida política antes que
económica. Un pacto de Estado entre PSOE y PP. Comoquiera que el primero no va
a tender la mano, la solución sería elecciones anticipadas y que los populares,
en La Moncloa, propusieran el pacto a los socialistas en la oposición. Rajoy y
su equipo económico tienen claras las recetas para alejar a España del abismo.
En la presentación del libro Lo que hay que hacer con urgencia, coordinado por
Velarde Fuertes, recordaron que la senda de la recuperación pasa por un
proyecto nacional –lo contrario del “sálvese quien pueda” del zapaterismo–; y por reducir el peso del Estado, impidiendo
que los gastos superen a los ingresos y reduciendo partidas presupuestarias. La
idea es reducir el gasto público para que el Gobierno no tenga que pedir fuera
lo que no es capaz de ingresar en el interior. Zapatero, en cambio, no propone
nada. O mejor se va por los cerros de Bruselas.
El Gobierno se encierra en una tautología kafkiana al
exigir a la UE la confianza que él hace tiempo que no inspira. El PP, con los
pies en el suelo, promete “sangre, sudor y lágrimas” por la vía de la
austeridad, el ajuste presupuestario y las líneas rojas de control de déficit
que no deben saltarse comunidades y ayuntamientos. Nadie podrá negarles falta
de realismo y visión de futuro. En situaciones críticas como las que vivimos el
cortoplacismo no sólo es contraproducente, sino que puede ser suicida. Porque
la frivolidad del Gobierno está arruinando no sólo la España de 2011 sino el
futuro de dos generaciones.
El escenario menos malo sería, por tanto, adelanto
electoral y pacto del PP con el PSOE. Pero el partido de Rubalcaba está
demostrando con los hechos que el futuro de España se le da un ardite. Lo único
que le interesa es salvar los muebles de cara a las elecciones generales y mantenerse
en el poder, aunque sea pactando con los nacionalistas y exhibiendo el discurso
radical del 15-M, para seguir vetando el paso al PP con otro cordón sanitario.
Una forma como otra cualquiera de suicidar y de estrangular económicamente a
España.