NAFTALINA E INCUMPLIMIENTO

 

 Artículo de Carlos Martínez Gorriarán en su blog de “¡Basta Ya!” del 30.12.07

 

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con un breve comentario al final:

 

REGENERACION Y SUCEDANEOS

 

Luis Bouza-Brey, (30-12-07, 9:00 hs.)

 

 

 

NAFTALINA E INCUMPLIMIENTO

 

 Artículo de Carlos Martínez Gorriarán en su blog de “¡Basta Ya!” del 30.12.07

 

 

¿No es enternecedor observar cómo progresan algunas de nuestras propuestas entre la grey política habitual, sobre todo entre su cúpula? Mariano Rajoy ha propuesto estos días limitar a dos el máximo de mandatos consecutivos de los presidentes de gobierno y otros cargos de altura. Como él de momento no es presidente, la propuesta nace un poco devaluada. Tendría mucha más credibilidad si el PP la hubiera propuesto en el Parlamento a lo largo de esta legislatura, y también en instituciones autonómicas y ayuntamientos. Porque la lógica de la limitación de mandatos es que sea de extensión universal en todos los puestos susceptibles de aplicarla, lo que incluye a alcaldes y presidentes autonómicos. Como el PP no ha hecho ningún movimiento en este sentido en los últimos años –quizás escarmentados por el paradójico resultado del insólito cumplimiento de ese compromiso personal que hizo Aznar-, todo indica que Mariano Rajoy se mueve en realidad acuciado por otras urgencias. ¿Quizás ese 2’4% de votos que la última encuesta del CIS da al ominoso apartado de “otros partidos” (y más de 3% a voto en blanco)? Pudiera ser. Lo interesante es que varios expertos en mercadotecnia y comunicación me han asegurado muchas veces que la gente no comprende el sintagma “regeneración democrática”. ¿Seguro? Me permito dudarlo, precisamente por el indicio que aporta su uso extemporáneo, amén de impreciso, por Mariano Rajoy. Además, las medidas que propone Rajoy ya figuraban en el programa del PP de 1996: huelen, por tanto, a naftalina y futuro incumplimiento.

 

 

Capitanes Araña

 

Zapatero, en cambio, lo tiene más fácil: ya ha dicho que si gana las elecciones no pactará nada serio con el PP y buscará más acuerdos con PNV y CIU. Algunos dirán que este hombre no escarmienta, pero importa mucho más si escarmentarán sus votantes o tantos afiliados al PSOE que en privado abominan del zapaterismo y sus tropelías. Sin embargo, Zapatero se limita a confirmar lo que todos sabemos: que gane quien gane en marzo, estará en manos de PNV y CIU o ERC si no hay grandes cambios en los resultados electorales, como una mayoría absoluta suya o del PP, un gran retroceso del voto nacionalista, o una entrada en tromba de UPyD en el parlamento, todo ello -¡ay!- poco probable. Y lo que dice Zapatero es que el gobernará con lo que haya y contra el PP, como está mandado; el Estado constitucional y la democracia bien pueden irse al diablo si ello es necesario para que Zapatero disfrute de muchos mandatos: eso es todo.

 

Por lo tanto, nadie podrá alegar después que votó a Zapatero engañado, sin conocer sus intenciones. Ni siquiera quienes acaban yendo en listas del PSOE mientras en privado te dicen, muy dignos, que será un desastre si no gana Rajoy: redomados hipócritas, realmente. Tampoco los medios de comunicación que llaman al consenso y predican, con poquísima convicción, la unidad de los grandes partidos y bla-bla-blá, con El País a la cabeza y el resto del imperio. Me interesa fijar un momento en foco de atención en esta especie de sujeto, a saber, el antizapaterista resignado. Resignado a que de todos modos ganará Zapatero por mucho desastre que sea y que haga, luego… En la especie menudean periodistas e intelectuales, banqueros e industriales, y sobre todo socialistas que se dicen disidentes o críticos pero luego hacen tan contentos de cariátides y atlantes del poder zapaterista, si es posible en los sitios más cómodos y lucidos. Algunos gestionan o presiden fundaciones públicas o subvencionadas, son diputados y senadores eternos o desempeñan puestos importantes en algunas magistraturas del Estado. Algunos nos alentaban hasta con aspavientos de urgencia a montar otro partido, ese que ha terminado siendo UPyD. Animaron a Rosa Díez a dar el paso de abandonar su escaño, y luego se quedaron tranquilamente donde estaban, para disfrutar mejor del espectáculo y seguir poniendo verde a su Secretario General mientras le consienten y avalan con el apoyo público, el único que importa. Vistos los antecedentes de muchos, siempre sospeché que sería esto lo que pasaría. Algunos acabarán en el psiquiatra para tratarse su esquizofrenia entre deseos y actos, proclamas y hechos; otros seguirán animando tertulias cansinas y vehementes donde creen cambiar el mundo a golpe de chisme y ocurrencia, pero sin ningún acto digno de atención ni compromiso práctico alguno. Lo suyo es empujar a los demás a la luz mientras ellos se quedan al menos un paso atrás, refugiaditos en la sombra. Se les conoce como Capitán Araña. Expertos en redes pringosas para cazar moscas, mientras sueñan con abatir elefantes: gran cosa.

 

 Breve comentario final:

 

REGENERACION Y SUCEDANEOS

 

Luis Bouza-Brey, (30-12-07, 9:00 hs.)

 

 

 

Sí que existe un problema con el sintagma "regeneración democrática", como afirma Martínez Gorriarán en su artículo. Y el problema consiste en que se están buscando mecanismos aberrantes para definirla, cuando la cosa es bastante más sencilla que la limitación de mandatos y ocurrencias semejantes. Porque ningún sistema de gobierno parlamentario ha establecido la limitación de mandatos, que parece un sucedáneo de solución similar a las cuotas de género en los puestos representativos públicos. ¿Qué se pretende conseguir, la disminución del nivel del liderazgo y de la clase política todavía más, introduciendo cuotas temporales o de género a fin de promover la renovación de los dirigentes? Lo que se conseguirá es la selección automática de los peores.

 

La cosa es mucho más sencilla y al mismo tiempo más difícil: se trata de eliminar la corrupción y aumentar la "profesionalidad" y la responsabilidad de los políticos. Se trata de crear un clima moral que obligue a los políticos a dejar de mentir y actuar sin escrúpulos para obtener el poder o mantenerse en él. Se trata de desenmascarar al que mienta o incumpla sus compromisos electorales con promesas irrealizables y populistas o actuaciones contrarias a las promesas plausibles; se trata de obligar a los políticos a rechazar alianzas contradictorias con sus principios; se trata de denunciar la amoralidad y el maquiavelismo de medios para alcanzar los fines declarados o implícitos de gobernar "como sea"; se trata de denunciar la ambición interesada y sin objetivos de servicio a los ciudadanos propia de muchos políticos; se trata de ennoblecer la política como una profesión de servicio a los demás, y no a los intereses particulares de los políticos; se trata de construir estructuras partidarias democráticas y no oligarquías férreas antagónicas con la democracia; se trata de denunciar la mentira y la perversión de la democracia cuando se produce; se trata de votar en conciencia y no como borregos, hagan lo que hagan los políticos; se trata de rebelarse democráticamente ante la estafa; se trata de dimitir cuando los objetivos no se pueden cumplir... ¿les suena esto, a los políticos españoles?¿y a los ciudadanos españoles?

 

Se trata de "moral", "salud pública" y "profesionalidad" política.

 

Si no se consigue elevar el nivel de la democracia española hacia esos objetivos, la democracia española morirá: seremos una República bananera cualquiera. Y digo expresamente "República bananera" porque eso es lo que acabaremos siendo, una "República" y además "Bananera".

 

Sí que es cierto que además de la regeneración moral es imprescindible introducir reformas estructurales en el sistema, pero a nivel de los mecanismos electorales, para que los partidos y dirigentes políticos no se vean impulsados ---más o menos gustosamente---  a pactar la renuncia a sus principios programáticos, cediendo al chantaje de las minorías independentistas.

 

Despierten o vayámonos preparando para la agonía y el suicidio. Se lo dice un "batracio", "parásito", "maniobrero", "ambicioso" y "estúpido".