BONO ENTRA CON FUERZA EN LAS QUINIELAS DE LOS
SUCESORES DE ZAPATERO
El socialista manchego,
católico y sentimental sería la mayor amenaza para Rajoy. Ni Rubalcaba ni
Chacón reúnen las cualidades del presidente del Congreso.
Artículo
de José Antonio Gundín en “El
Semanal Digital” del 17 de febrero de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Desde
que perdiera, contra todo pronóstico, su pulso con Zapatero hace once años para dirigir
el PSOE, José Bono ha sorteado con fortuna toda clase de peligros y asechanzas para
expulsarlo de la circulación. Enemigos no le han faltado, sobre todo en su
propio partido, pero ha sabido zafarse de ellos con astucia, paciencia y buena
memoria. Entre sus virtudes como político, tal vez la paciencia sea la más
destacada, pues cultiva la certeza de que en este país, como decía Cela, quien resiste, gana. Tras
once años sentado pacientemente a la puerta, Bono aguarda ahora a que el
cadáver político de Zapatero pase ante él en cortejo triunfal; entonces, se
levantará para reanudar y ganar aquella batalla que perdió.
Al
margen del torrente de rumores que suscitó la entrevista de dos horas largas
entre Bono y Zapatero este miércoles en el Congreso, sin disimulos y a la vista
de todos, lo cierto es que el socialista manchego ha entrado de lleno en las
quinielas de la sucesión, hasta ahora centradas en el plenipotenciario Rubalcaba y la eterna esperanza
blanca Carme Chacón. Era de esperar. Y de temer para el PP, pues de los tres mosqueteros
socialistas que aspiran a la herencia, el más peligroso para los intereses de Rajoy es precisamente el machego.
En
efecto, de Rubalcaba poco debe temer el PP. Pese a sus excepcionales
cualidades, el actual vicetodo arrastra la herida del
GAL de imposible
curación, pues cuando estaba a punto de cauterizar gracias a sus innegables
éxitos de la lucha contra ETA, ha venido un faisán a picotear en ella. ¿Se arriesgaría el
PSOE a depositar su futuro en alguien con un flanco tan vulneable?
No parece. Tampoco parece que el propio interesado aspire a ser la cabeza del
cartel. Rubalcaba es el número dos que todo líder querría tener, rol que él
mismo ha cultivado con esmero renunciando a las pompas y a las obras del
liderazgo. Y como es extremadamente listo, no arriesgará en una empresa
imposible lo que ha ganado en la sombra.
En
cuanto a Carme Chacón, resulta admirable su perseverancia y la fe que demuestra
en sus posibilidades. No desaprovecha oportunidad alguna para postularse y ultimamente está a la que salta. Por ejemplo, resulta
llamativo que la víspera del 23-F haya organizado un acto público para hablar,
como ministra de Defensa, del golpe de Tejero, del que se cumplen 30 años. Está en su derecho, como
es natural, pero no todos en el PSOE piensan lo mismo y consideran que Chacón
trata de restar protagonismo a Bono, quien como presidente del Congreso es el
indicado para presidir los actos institucionales. Rifirrafe o no, es evidente
que el duelo entre Chacón y Bono es la continuación de quel
otro de hace once años, en el que los socialistas catalanes apuñalaron al machego para entronizar a Zapatero.
De
todos modos, de quien menos debe temer Rajoy es de Chacón. No tiene el
suficiente tirón popular, el centroderecha más moderado no le aprecia y su
incardinación en el socialismo catalán produce rechazo en amplios sectores y
comunidades. Otra víctima más de un Estatut absurdo y
agraviante.
Así
pues, todo indica que el socialista machego, católico
y sentimental es la mayor amenaza que se cierne sobre Rajoy. Su capacidad para
conectar con los sectores más liberales y centristas es innegable, sin que esa
empatía despierte recelos entre las bases socialistas. No obstante, la baza más
letal de Bono es su conocido españolismo, que según todas las encuestas se
cotiza al alza. La pésima gestión de Zapatero dándole alas a los nacionalismos,
la desquiciada aventura del tripartido catalán y otras hierbas antiespañolas
han estragado no sólo el estómago del PSOE, también han provocado el rechazo de
casi todas las comunidades autónomas. La combinación de estos elementos, junto
a sus cualidades políticas hacen de Bono el candidato
socialista con más posibilidades. Más aún, no es un secreto que determinados
círculos de la derecha estarían más cómodos votando al socialista católico que
al liberal Rajoy. Y no son cuatro.
Dicho
todo lo cual, este retablillo de vanidades y aspiraciones podría desatar la
carcajada nacional si don José Luis Rodríguez Zapatero, hechas las reformas a
plena satisfacción de Angela Merkel, decide presentarse a una tercera reelección. Que nadie lo descarte.
Será digno de ver.