EL 15-M, EXPRESIÓN Y CAMINO DE LA "OTRA
IZQUIERDA".
Artículo de Antonio
Pérez Henares en su blog
del 20 de junio de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Una cierta izquierda mucho tiempo encovachada ha salido la luz, encontrado su camino y echado a andar. Eso es el 15-M esencialmente. Un movimiento de izquierda heterogénea, radical, con raíces y tics en el marxismo, el comunismo, el ecologismo, el feminismo, el republicanismo y en general todos los ismos que caben en ese cajón roji verde que, desguazado el PCE, buscan un cauce. Son, como no podía ser de otra manera, jóvenes, no se instalan en los ya viejos conceptos de clase obrera y vanguardia revolucionaria pero los sustituyen por conceptos muy similares en modos y actuación. Son sin duda sus referentes y en origen sus cuerpos doctrinales. La propia marcha sobre Madrid sonaba en el imaginario a aquella “Larga marcha” de los maoístas y así, confluyendo desde todos los puntos de la geografía española (y hasta plantado huertos a su paso, no es broma sino propuesta) era como se imaginó al principio aunque luego se ajustó a recorridos más cercanos y urbanos.
A la luz de este análisis es cuando pueden comprenderse algunos elementos que pueden resultar incomprensibles si, como se ha hecho, se pretende entender como algo magmático, espontaneo y con apenas ideología y cuerpo de doctrina. Al contrario: es pura ideología. Y la ideología se impone a la realidad.
Es por ello que en un mes entero de actividad, asambleas y discusiones, asuntos absolutamente perentorios para el conjunto de la sociedad española apenas si hayan tenido reflejo o este ha supuesto una salida a través de recetas que pueden sonar y a veces lo sean a puro desvarío. Si un problema tiene España y tenemos todos, los que conviven con su tragedia y toda la estructura económica y social a la que afecta, es el paro. Pues bien esos cinco millones de desempleados tan sólo parecen como una parte de una retórica revolucionaria, pero en absoluto como el objeto de la acción inmediata. Y por ello, ni se hace una mención al Gobierno ni a quienes han gestionado con tan malos resultados la crisis, ni se pretende una descalificación contra ellos, que encima tienen cierto parentesco en origen. Se eleva el tiro hasta el infinito, al sistema, al mundo, y si en algo se concreta es en la propia democracia y sus instituciones. El ataque del 15-M ha tenido como objeto precisamente a los representantes democráticamente elegidos y a las instituciones, concejales y diputados, Parlament o Congreso, como diana. Aprovechando su descrédito, como pretexto, pero en realidad negando casi y sin casi su legitimidad.
Gritan como consigna esencial que “No nos representan”. Y en efecto son muy pocos sus representantes. Pero van más allá. Niegan que los otros representen a nadie, porque ellos se han proclamado “el pueblo” y la soberanía no emana de las urnas, donde bien recientemente se ha expresado, sino de sus asambleas. Los millones de votos no significan nada ante unos centenares de manos alzadas en una plaza. O ante unas decenas de miles de manifestantes que se consideran ungidos para refundar la democracia bajo sus baremos, “tomar” las instituciones y configurar el estado y la economía bajo sus particulares deseos.
Se ha puesto mucho énfasis en los brotes violentos. Existen,
proliferarán crecientemente (siempre es así en estos movimientos de esta “otra”
izquierda), pero lo significativo es la negación de todo lo que no sean ellos y
su “derecho” a vulnerarlo. Tienen una “sagrada” misión, aunque les repugne el
concepto, que supera cualquier norma, ley o legitimidad. Para que lo entendamos
todos: lo grave no fue que unos grupos ejercieran la violencia física en
Barcelona, sino que todos la ejercieran intentado impedir a los representantes
de los catalanes que se pudieran reunir, como lo habían intentado contra los
concejales. No aceptaban ni su representación ni su legitimidad. No aceptan que
el voto es el origen, aunque no sea el final, de la democracia. El voto de
todos digo. Solo cuentan el suyo.
El Gobierno y el PSOE sumidos en un KO que los lleva tropezando de cuerda a
cuerda, se intentan pegar un arrimón. Perciben que les dan un respiro al no
atacarle de manera directa y sentirlos presuntamente próximos. Y desde luego la
deriva de culpar a las conspiraciones universales del capitalismo y exculpar a
los gobernantes inmediatos de todos los males puede venirle bien
coyunturalmente al atribulado Zapatero. Pero quizás no comprendan que la piedra
rompe aún más su propio tejado. Porque este 15-M contribuye aún más a la
diáspora del voto socialista, resucita la “otra” izquierda, y más allá de los
quebraderos de cabeza que pueden convertirse en algo muy doloroso para todo
nuestro país por la inacción de los responsables, se suma a un conjunto de
imágenes y hechos que nos están convirtiendo en el payaso de las bofetadas.
P.D. Dado ese cuerpo de doctrina que amalgama todo el movimiento no debe sorprender tampoco que sean ya no ajenos sino hasta complacientes con algunos acontecimientos de nuestro reciente devenir político. Ahí no oirán nada contra el terrorismo etarra, ni el islámico y que nadie piense que sobre Bildu tengan otra actitud que la de compañeros de viaje.