Y ENCIMA LE CHULEAN
Te vendo un desertor
equino que no vale un duro por un platal y luego me pavoneo de lo tonto que
eres
Artículo de Carlos Herrera en “ABC”
del 24 de junio de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
No sólo le chulean, sino que, además, presumen de ello. Al portavoz parlamentario del PNV sólo le ha faltado filmar la negociación de anteayer con su teléfono móvil y colgarla en alguna red social, como hacen los tíos que le pegan una paliza a un pobre chaval y se sienten orgullosísimos de su hombrada. La demoledora frase de Erkoreka jactándose de haber obtenido mucho por una simple abstención viene a ser como el subidón que le da al que le pega «el caballazo» a otro: te vendo un desertor equino que no vale un duro por un platal y luego me pavoneo de lo tonto que eres. Osea, no sólo me aprovecho de tu debilidad, sino que además te dejo en ridículo. Y el Gobierno, tragando. Y su presidente comprando tiempo.
La recatada reforma de la negociación colectiva que ha aprobado el Parlamento tiene la virtud de estar bien orientada, pero el defecto de ser tímida y pacata, tal que deja, de nuevo, al mercado laboral español igual de tieso que un ajoporro. Eso al PNV le trae al fresco porque su concepción del país no traspasa las fronteras de la CAV y porque, al fin y al cabo, han conseguido fraccionar dicho mercado laboral español y hacer prevalecer su legislación sobre la estatal, ya que ZP está dispuesto a regalar hasta lo que no le piden. Necesita, dice, estos meses para consumar las reformas que precisa el país, alguna de especial calado, como la financiera o la laboral. Y sabe que no puede hacerlo solo porque le faltan votos, con lo que ha de extender la chequera y ver qué se le apetece a los señores, que queda poca cosa en la cocina, pero si piden rápido se lo preparamos en un pis pas antes de cerrar. Para sacar adelante un amago de reforma de negociación colectiva —esa que obliga a empresas muy distintas a negociar con las mismas premisas —, Rodríguez Zapatero ha preferido apoyarse en grupos que no creen en la misma, pero que por dinero o contrapartidas son capaces de votar lo que haga falta y después justificarlo insolentemente. Podía haber intentado un acuerdo con el PP, pero a estas alturas de partido sabe que desde la oposición no le va a caer ni una gota de agua, y mucho menos con un texto más cercano a las tesis sindicales que a las empresariales.
La imagen era pavorosa y no estoy seguro de que el Gobierno sea consciente de ello: Valeriano Gómez en el Pleno hablando de esto y aquello y abriendo debates para ganar tiempo y así dar margen a los negociadores a que acabaran de atar los votos necesarios. Si el PNV llega a pedirle la supresión de cualquier pago del cupo vasco, estos hubieran sido capaces de estudiarlo. Con lo obtenido ayer, el Gobierno salva su primera reforma —que no creo que vaya a convencer mucho a los nerviosos inversores internacionales—, aunque sea a cuenta de que los nacionalistas vascos hinchen el pecho ante Pachi López y presuman por todo el País Vasco que son los que, de verdad, cortan el bacalao, los que de verdad mandan, los que deben gobernar.
La inmediata pregunta que procede es la siguiente: si esto ha pasado con la Negociación Colectiva ¿qué pasará el día en que se tengan que negociar los Presupuestos? ¿Querrán humillarle o se conformarán con una nueva partida?. Y resulta ocioso que les recuerde que hasta marzo queda un embarazo. ¿Estaremos así durante todo este tiempo? ¿Puede un Gobierno soportar la erosión corrosiva de ser tomado por el pito del sereno en tiempo de descuento?
Líbrenos el destino del tiempo basura. ¡Qué nueve meses nos quedan!