EQUÍVOCO NACIONAL
Artículo
de Federico Jimenez Losantos en “El
Mundo” del 14.03.08
Por
su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en
este sitio web.
Tras
el 9-M se ha puesto de moda decir que de estas elecciones ha salido un
Parlamento menos nacionalista que nunca, o sea, que de costumbre. Falso. Una
cosa es que el PP y el PSOE, junto al segundo partido nacional, que es UPyD,
puedan rectificar casi todas las atrocidades antinacionales, antidemocráticas y
antiliberales de estos cuatro años; y otra cosa, muy distinta, es que el PSOE
pueda ser un partido nacional.
La
victoria del PSOE se la debe al PSC, y lo que define a los montillas y chacones
es el rechazo a la idea misma de nación española y la asunción fervorosa del
nacionalismo separatista, incluidas la segregación de los ciudadanos, la
persecución educativa de los que quieren educar a sus hijos en castellano y las
multas a los rotulantes en la lengua maldita, que en esa aún parte de España, a
diferencia del resto del mundo, es el español.
También
está de moda decir que Cataluña no es lo que parece, pero el que se engaña es
porque quiere. Es lo que parece y parece lo que es: una sociedad dividida entre
el nacionalismo y el miedo al nacionalismo, con dos variantes: el exilio
interior y la diáspora, la segunda tras los cientos de miles que la abandonamos
en los años 80, de todos los que se niegan a padecer y a que padezcan sus hijos
la dictadura nacionalista. Cataluña no será lo que parece, pero se parece tanto
a una sociedad sin libertad que no cabe confundirla con una democracia. La
parte de Cataluña que se opone al tripartito y al nacionalismo es tan meritoria
como escasa; y la parte que no lo apoya explícitamente, que es mucha, tampoco
los combate.
Es
la misma Cataluña que yo viví en tiempos de Franco y que he descrito en La
ciudad que fue: la gran mayoría de la gente se había acomodado al franquismo,
no se metía en política, iba al fútbol, hacía dinero y, eso sí, alimentaba con
aceite barato -no iba a gastar en electricidad- el velón de un narcisismo
victimista que le permitía estar al plato del día y a las tajadas de mañana.
En
la Cataluña del franquismo nadie era nunca responsable de nada y pocos hacían
algo por cambiarla. Ahora, tampoco; pero cultivan la leyenda de unos feroces
atropellos franquistas que, en rigor, respaldaron muchos de los que hoy dicen
que los combatieron. Todo mentira. Es sólo el primer
capítulo de la pedagogía del odio contra España, la única asignatura en la que
no consta que exista fracaso escolar. Hoy, la responsabilidad política
ciudadana por acción u omisión es tan inocultable como en la Barcelona de los
70. Pero entonces se iba hacia la democracia y ahora se acepta la dictadura.
'ZP',
gran defensor del despotismo montillesco y chaconero, está «de acuerdo» con
multar a los que rotulan sus comercios en español. Quien crea que ZP y Chacón
van a rescatar una idea de España, o no ve o no quiere ver. Que es la única
diferencia entre los regres de Cataluña y el resto de esto.