EL SISTEMA PADECE OBSTRUCCIÓN INTESTINAL
Artículo de Pedro Juan-Viladrich en “La
Gaceta” del 23 de febrero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
La cuestión
no es quién ganó el reciente debate. Lo importante fue otra cosa. El debate
puso de relieve que el sistema está obstruido y que el atasco no viene de la
sociedad real sino del club político. Hubo estos días muchas aguas y
turbulencias. Pero, caigan en cuenta, que esas trepidaciones vinieron de la
economía, mientras la política se relamía imaginando fastos y fotos en la
presidencia europea de turno. Lo que nos sobrevino fue un diluvio de noticias
reales, con negativas reacciones exteriores, revelando que nuestra económica
está de UCI. Alarma y desconfianza en la opinión pública. Caían el andamiaje y
lienzos de publicidad con que el Gobierno oculta la ruina del edificio. La
entrada en liza del Rey pidiendo pactos de Estado a los partidos políticos, aunque
estaba justificada en la Constitución y en la gravedad de la situación, fue
agitar el avispero de los políticos y sus voceros, pero fue también confirmar a
la ciudadanía que el enfermo estaba muy mal si requería medicina regia. Este
diluvio –que vino del mundo económico- pareció meter agua a presión en las
cañerías del sistema político. De pronto, el cambio era urgente y hasta
posible. Se tantearon diversos desagües. Una moción de censura. Una cuestión de
confianza. Un motín a bordo, con designación de nuevo capitán por parte de la
fragata socialista. Un gobierno de coalición al estilo teutón. Pactos de Estado
de los dos grandes partidos mayoritarios. Se pidió la comparecencia del
Presidente del Gobierno: unos y otros y él mismo. Gran expectación nacional.
Llegó el famoso miércoles. Y no pasó nada de nada, salvo más de lo mismo. Dos
monólogos en compañía. “Puedes decir lo que quieras, aunque sean verdades
piramidales pues es tu turno, luego en el mío diré lo que se me ocurra y haré
lo que me venga en gana, que para eso -con los recursos públicos (el dinero del
pueblo)- compro como sea los apoyos de los minoristas”. Menudos lagartos los
minoristas.
El
sistema está atascado. Da igual que haya clamor ciudadano para que abandonen
intereses y artimañas partidistas –mantenerse o hacerse con el poder- y, con
altura de miras, adopten los consensos necesarios para, al menos, remediar el
desempleo y la agonía del tejido industrial. El mundo parlamentario ha cerrado
filas sobre sí mismo y, sustituyendo los intereses del pueblo por los de los
partidos en que militan, han obstruido nuestra democracia con su partitocracia. He ahí el atasco intestinal.
No
habiendo paso fluido entre la sociedad real y el mundo político, éste se
permite la impunidad, la irresponsabilidad y el traslado de culpas que le viene
en gana y vocean sus medios. Vean algunos sencillos ejemplos. Rodríguez
Zapatero -contra la evidencia del aumento del paro, del déficit público, del
endeudamiento galopante, del descenso de la producción industrial, del aumento
del cierre de empresas, de la crisis de financiación, etc.- es capaz de
sostener que “no estamos peor que hace seis meses” porque el atasco del sistema
partitocrático le garantiza la impunidad a sus
frivolidades, ineptitudes y contradicciones.
¿Recuerdan
que sus dos grandes promesas electorales –las clamorosamente incumplidas-
fueron el pleno empleo y el no hay crisis? Pues, si sintetizan su reciente
intervención, observarán que repite canción, eso sí con una coda maravillosa.
La melodía vuelve a ser la siguiente: a fin de este primer semestre de 2010
empezaremos a crecer y a fines de año crearemos empleo neto. Da igual que el
Banco de España, a las pocas horas, le corrija los datos y le pronostique lo
contrario, ni crecimiento ni empleo. Da igual que, mientras nos jura un ahorro
de 50.000 millones de euros, se niegue a ponerle techo al gasto público de las
autonomías y siga repartiendo subvenciones sectarias y escandalosas mediante
las manos manirrotas de ministerios tan ideológicos y sectarios cuan innecesarios.
¿Y la coda? La coda maravillosa es el invento de la comisión de Blanco, Salgado
y Sebastián. Se sabe en la academia de la artimaña que, si se quiere dejar en
dique seco un problema, la solución es nombrar una comisión. Es como si el
médico de un querido enfermo nuestro, tras varios semestres de chapuceros
métodos que sólo han conseguido conducirle hasta la UCI en estado agónico, para
tranquilizar nuestro justificado enfado y alarma propusiera constituirse él y
sus ayudantes en comisión. ¿Comisión para ganar tiempo y evitar que les
despidamos? La comisión es para pactar los arreglos entre los partidos a los
que interesa la actual obstrucción y su impunidad. La comisión no está para
curar la enfermedad de la economía.
¿Qué
desatrancará el atasco del sistema? La economía real. O se cura “sola” y eso
sólo pueden hacerlo los empresarios y quienes han de financiarles. O les
devorará a todos. Si faltan dinero y pan, los cierres y la pobreza reventarán
la obstrucción. Pero reventar –que no es lo mismo que desaguar- no será
placentero para nadie.