PATRIOTISMOS, NACIONALISMOS, LIBERTAD Y
AUTORITARISMO
Artículo de Luis
Bouza-Brey del 9-8-08
Es preciso elaborar con mayor precisión los diversos conceptos que
circundan la teoría de la complejidad política española. Hace falta definir con
más exactitud el problema básico de la construcción de la Nación y el Estado en
España, pues si no lo hacemos seremos incapaces de salir de esta oscilación
pendular que nos destroza, entre autoritarismo unitario y autoritarismo
separatista.
Comencemos con ello:
En mi opinión, el sentimiento patriótico puede ser liberal, incluyente y
democrático, o autoritario, excluyente y oligárquico.
Del primero surge una idea de Nación plural, basada en el ciudadano activo y en
la soberanía popular.
Del segundo surge una idea de Nación monolítica, fundamentalista, a construir o
ya construida, basada en mitos históricos absolutizados y en una secta que
impone el mito de la Nación al pueblo.
Los patriotas españoles liberal-demócratas construyen la Nación como una Respública plural, de ciudadanos libres e iguales
fundamentada en la voluntad popular.
Los patriotas autoritarios, españoles o nacionalistas periféricos, al
intentar imponer a los ciudadanos sus mitos esencialistas excluyentes y
contrarios al pluralismo, destruyen la libertad, la Patria y la Nación, porque
crean divisiones entre buenos y malos españoles ---o catalanes, o vascos, o
gallegos--- según que comulguen o no con su idea atemporal, ahistórica
y antidemocrática de Patria y Nación, y necesitan imponerse coercitivamente.
Las dos ideas tienen que chocar, porque se fundamentan en dos visiones
antagónicas de la sociedad: la liberal-democrática y la autoritaria.
Pero ¿qué sucede en nuestro país?: que hemos pasado en una transición
interminable de un nacionalismo autoritario a otro. Del franquismo al
particularismo confederal. Y a los liberales y demócratas nos ha sorprendido
inermes la falta de consistencia, el oportunismo y la traición a la libertad y
a la democracia del PSOE zapatético y quizá del PP.
Tenemos que recuperar urgentemente nuestros vínculos sentimentales e
ideológicos con la idea de España como núcleo esencial de la libertad y la
democracia. Con el histórico patriotismo español liberal-demócrata, que se
constituye en Nación plural, y que necesita hacer frente a autoritarios
unitaristas y separatistas. Autoritarios incapaces de entender que la unidad de
España sólo puede basarse en la pluralidad, y que la construcción de nuevas
identidades nacionales monolíticas contra la Historia y el pluralismo real es
un suicidio, que sólo conduce al autoritarismo y al caos.
Ni el unitarismo homogeneizador ni el
nacionalismo separatista sectario son capaces de construir la libertad y la
democracia.
Pero tampoco son capaces de hacerlo los inconsistentes oportunistas que
por "antifranquistas" de boquilla o por acomplejados, rinden la
razón, la libertad y la Nación a sus enemigos.
El sentimiento patriótico español que hoy comienza a reactivarse es
certero; pero nuestra teoría política para construir la Nación desde la
libertad está en pañales. En mi opinión, el autonomismo-federalismo español y
europeo es el armazón teórico para integrar y construir España y Europa, y
reconstruir los vínculos perdidos con nuestros hermanos hispano-americanos.
España es nuestro vínculo esencial
con la libertad y la democracia, y ha de entenderse que el autogobierno tiene
que ser el cemento de más unión, y no el caballo de Troya de la deslealtad y la
traición. La pregunta a plantearse es si es posible en España el autogobierno
cuando el nacionalismo periférico es desleal o se fomenta por inacción y
oportunismo su evolución hacia la deslealtad. Y la pregunta que complementa a
ésta es si es posible clarificar y reforzar las actitudes y mecanismos
constitucionales que impidan el estancamiento o la degeneración del
nacionalismo periférico hacia la deslealtad
y la traición.
Por ello, debemos tener claro que la libertad es el fundamento de la Unión
y la Nación y que el autoritarismo unitarista o soberanista, que se basa en la
exclusión de los que no comulgan con sus dogmas fundamentalistas, lo que hace
es destruirlas.
En estos momentos, que por obra de factores constitucionales y
oportunismos partidarios nos encontramos en una dinámica de implosión hacia un confederalismo desintegrador, que conducirá inevitablemente
hacia el caos y el choque destructivo de los dos autoritarismos, es preciso
replantearse el rumbo seguido hasta ahora por la democracia española, e
intentar reconducir España al equilibrio del respeto al pluralismo y a la
unidad. Si no lo conseguimos seguiremos penduleando
inestable y eternamente por la Historia.