¿HAY SALIDA PARA UPyD?
Artículo de Luis Bouza-Brey del 14-8-09
(Este artículo ha sido enviado al
Blog “Plaza Moyúa.org” y se
publicará el domingo. Forma parte de un conjunto de aportaciones de otras personas
y propias sobre el futuro de UPyD)
Muchos de los integrantes de UPyD están profundamente preocupados por el futuro de este
partido. Incluso muchos de sus fundadores, algunos de los cuales ya lo han
abandonado, se preguntan qué hacer para sustituir lo que ven como un fracaso
del proyecto fundacional, pues creen que el proyecto original es vitalmente
necesario para el país.
Voy a intentar formular unas cuantas
hipótesis sobre la situación y perspectivas de evolución de UPyD
partiendo de la información que circula durante estos meses por la red,
procedente de los canales que conocen desde dentro la situación.
Casi todos los implicados opinan que UPyD se encuentra en crisis, aunque la definición de esa
crisis varía de unos a otros:
Rosa Díez, por ejemplo, afirma que UPyD experimenta una crisis de crecimiento, una especie de
sarampión previo a la madurez, que terminará arreglándose. Pero otros creen que
la crisis de UPyD es grave, debido a que se ha
desviado de los objetivos fundacionales, corrompiendo los valores que debían
informar su acción y organización.
Por eso, a partir de estas definiciones
opuestas y antagónicas de la situación, los dirigentes de UPyD
proyectan continuar con el curso de acción que habían diseñado, mientras que
los que definen la crisis como grave la caracterizan como un desinflamiento de
la legitimidad y autoridad de los dirigentes, que conducirá a UPyD al ocaso y al fracaso, como otro nuevo partido “flash”
análogo al PRD, el CDS o Ciudadanos.
BRECHAS Y GRUPOS
Transcurridos dos años desde la Asamblea
Fundacional, con normas constitutivas ilegales y situación de
provisionalidad demasiado prolongada, UPyD espera como agua de mayo las lluvias de noviembre, en
que se realizará el I Congreso del Partido.
Pero el deterioro de su unidad interna
es de tal envergadura que la autoridad de Rosa Díez y los Consejos Político y
de Dirección se ha desvanecido hasta alcanzar un umbral mínimo que provoca
descreimiento, desesperanza, abandonos individuales y escisiones grupales: el
75% de los miembros fundadores del Consejo Político han sido destituidos
arbitrariamente o han abandonado el partido; dirigentes significativos se
encuentran sometidos a expedientes disciplinarios que pueden terminar en
expulsiones; otros abandonan en grupo el partido; y, entre los que quedan en su
interior, crece la convicción de que muy poco se podrá hacer para reorientar el
rumbo autoritario actual y salvar el partido del foso abierto por las políticas
gratuitamente despóticas de los dirigentes.
En mi opinión, la división producida
crea tres grupos significativos para articular datos e intentar prever en qué
dirección puede evolucionar la crisis:
En primer lugar, se encuentra el aparato
del partido, dócil ante el Consejo de Dirección y que constituirá la base de
apoyo del mismo en el Congreso que se avecina. No hay datos públicos
disponibles para averiguar qué cantidad de los aproximadamente 5000 afiliados
se encuentran en este grupo, pues el partido carece de canales de comunicación
horizontales internos y los estados de ánimo colectivos son muy difíciles de
auscultar.
En segundo lugar, existe un sector
significativo del partido, en el que se encuentran muchos de los afiliados
originales, que se han entregado desde el principio al proyecto, que comienzan
a percibir la política de la Dirección como un error sustantivo, basado en el
engaño, la hipocresía o la esquizofrenia de los dirigentes, que mientras
proponen la Regeneración del sistema político español imponen un sistema
autoritario en el partido, basado en la autoridad incontrolada y arbitraria de
la diarquía dirigente, que constituye el núcleo del Consejo de Dirección. En
este sector se está produciendo un cambio muy rápido en las percepciones y los
posicionamientos que conduce a un deterioro enorme en la autoridad y legitimidad
de los dirigentes. No obstante, los integrantes de este sector aún vacilan y
buscan caminos que permitan corregir el rumbo y salvar al partido.
En tercer lugar se encuentra el sector
cada vez más numeroso de exafiliados, que buscan
nuevas formas de organización para realizar el proyecto original de
Regeneración Democrática del país al margen del Partido.
En el corto plazo de unos meses, la
suerte de UPyD depende de la capacidad de arrastre de
cada uno de los sectores y de los trasvases que se produzcan entre ellos,
aunque en el medio plazo lo más probable es que la crisis pase factura a UPyD, impulsando su declive y desmoronamiento. Por eso
conviene analizar las opciones que plantea cada uno de los sectores para
orientar el desarrollo de la situación.
GRUPOS Y OPCIONES
1.- La dirección actual y los que la
apoyan pretenden llevar a término el proyecto que han ido diseñando durante
estos dos años, de configurar un partido muy jerarquizado, con rasgos
cesaristas personalizados en Rosa Díez, y participación escasa y mediatizada de
los afiliados, que no disponen de canales de información, comunicación y
decisión relevantes.
El dibujo de la situación que
probablemente se imagine el reducido núcleo dirigente es el de un partido en el
que el control desde la cúspide será muy potente, mediante la persecución de la
crítica y la disidencia y la configuración de instituciones internas en las que
el liderazgo tendrá un poder poco sometido a controles desde la base. El papel
de los afiliados será el de auxiliares logísticos de la dirección en la
formulación y aplicación de las políticas del partido.
2.- El grupo de los que aún continúan en
el partido, pero cada vez más críticos y distantes de los planes de la
dirección, busca desesperadamente fórmulas para reconducir la situación. Pero
esa reconducción sólo podrá realizarse volviendo a los principios del
Manifiesto Fundacional y eliminando de raíz el autoritarismo y las estructuras
creadas por la dirección en el ámbito central y local.
Por ello, la única fórmula que parece
viable para corregir el rumbo es la de orientar el Partido hacia la realización
de un Congreso Constituyente auténtico, que habría que aplazar a Febrero o
Marzo para dar tiempo a empezar desde cero el proceso Congresual.
Pero este comienzo desde cero sólo podrá
llevarse a cabo cancelando expedientes disciplinarios; restituyendo el honor y
la plenitud de derechos de los afiliados expulsados del Partido que deseen
comenzar de nuevo; dimitiendo el Consejo de Dirección, que habría de ser
sustituido por una Comisión Gestora o Comité de crisis elegido por todos los
afiliados de entre una lista abierta de candidatos; eligiendo Comisiones
Gestoras dentro de un plazo prudencial en las Agrupaciones locales; volviendo a
constituir el Consejo Político designado por la Asamblea Fundacional en
cumplimiento del acuerdo de la misma, hasta el momento del Congreso
Constituyente; y eliminando del Reglamento Congresual aprobado por el Consejo
Político actual, los elementos antidemocráticos que limitan el poder constituyente
de los afiliados.
3.- La brecha abierta entre la dirección
y los ex afiliados de UPyD es tan profunda que parece muy difícil que, aún
volviendo a empezar desde el Manifiesto Fundacional y con la convocatoria de un
Congreso Constituyente auténtico previa dimisión del Consejo de Dirección,
muchos de ellos estén dispuestos a volver al partido: se sienten estafados por
una dirección que ha traicionado la confianza que solicitaron desde el
comienzo, imponiéndose manu militari al partido y diseñando fórmulas para
continuar en los puestos de dirección a costa de anular el poder democrático de
los afiliados.
Por ello, muchos de estos exafiliados ya buscan nuevas fórmulas distintas de UPyD para realizar el proyecto fundacional traicionado: han
surgido diversos blogs, webs y grupos que configuran plataformas de opinión
para el día después de la crisis congresual previsible en Noviembre, y surge la
idea de crear un nuevo partido que realice con más autenticidad los principios
que dieron origen al movimiento ciudadano, que está en la base de los
acontecimientos de los últimos años.
DIAGNOSTICO, TERAPIA Y PRONOSTICO
Si a uno le pidieran un diagnóstico de
la situación podría decir que la organización UPyD experimenta
una metástasis generalizada en la que sus estructuras han mutado del impulso
democrático y regenerador hacia el autoritarismo de una diarquía que ha
antepuesto su interés personal al colectivo, por lo que si se quiere evitar un
pronóstico de letalidad en el medio plazo es precisa una terapia radical, que
reinicie la refundación mediante la clonación de las escasas células sanas que
sobreviven.
Pero esa terapia radical es muy poco
probable que se vaya a producir, por lo que el pronóstico no puede ser más que
de letalidad. No obstante esto, la vida continúa.