ESPAÑA, FIN DE CICLO, AÑO 2010
Artículo de Luis Bouza-Brey (16-6-10,
12:30)
La
situación de nuestro país está tocando fondo. Intentemos analizar sus causas y
buscar remedios para la salida del caos actual.
IMPRESIONES DE UN LEGO EN ECONOMIA
Soy un aficionado a los aparatos, no lo puedo negar: hoy me he dado una
vuelta por casa y me he puesto a anotar las marcas, y vean el resultado:
SAMSUNG, NOKIA, HP, SONY, FUJITSU, CITROEN, RENAULT, TOSHIBA, LOEWE, PANASONIC,
OREGON, JVC, SIEMENS, GRUNDIG, SENNHEISER, LG, LIEBHERR, MIELE, MICROSOFT…
También he visto muchos libros de editoriales conocidas: ESPASA,
AGUILAR, ARIEL, CRITICA, SOPENA, TECNOS, HERDER, VOX, PLANETA, TAURUS, FCE,
ALIANZA EDITORIAL…
Luego he mirado hacia el exterior y me he fijado en los coches de altas
marcas y en sus propietarios: MERCEDES, BMW, AUDI…Médicos, Abogados, Pequeños
Empresarios, Constructores…
Y luego me he preguntado qué es lo que produce el país, y me he
contestado que casas, alimentos, hoteles, restaurantes, y automóviles y
electrodomésticos de las marcas arriba
mencionadas, es decir, extranjeras.
Así que he llegado a una conclusión: producimos libros ---muchos de
ellos de autores extranjeros---, alimentos, casas, hoteles y restaurantes, y
servicios esenciales, y vendemos todos los productos de alta tecnología
producidos en el extranjero, o en España por empresas extranjeras. También
producimos graduados y licenciados, muchos de los cuales están en paro y
botellón o empleados en otra cosa distinta de la de su formación.
Recuerdo que en los primeros años sesenta comenzaron a circular muchos
más automóviles que antes, llegaron muchos turistas europeos y se marcharon
muchos campesinos a las ciudades, europeas o españolas. En aquella época dimos
un salto adelante, desde la sociedad tradicional, agrícola y austera a la
sociedad de consumo. Pero ese salto adelante no se ha autosostenido
posteriormente por el empuje potente de todas las estructuras propias de una
sociedad moderna: la educación se ha expandido, pero la formación ha decaído,
sin motivaciones intensas, esfuerzo continuado ni vocaciones discentes y
autoridad docente; las Universidades se han estancado en rutinas burocráticas y
desconexión de las necesidades sociales; las empresas autóctonas han sido
absorbidas por las grandes multinacionales o se han transformado en industrias
auxiliares de las mismas; se hacen casas, hoteles, apartamentos y restaurantes,
en un contexto especulativo y promotor de la corrupción local, al servicio del
calendario estival y turístico; la efervescencia cultural y política de los
años sesenta y setenta se ha apagado y estancado, creando mandarines del mundo
editorial y aparatistas del mundo político carentes
de creatividad y estabulados en el disfrute del monopolio cultural o el
oligopolio político…. Y todo el tinglado revienta cuando se pincha la burbuja
inmobiliaria, explota el paro y quiebran el Estado y el sistema financiero.
Pero lo peor es que este país se ha transformado en una sociedad jibarizada y holgazana, dependiente de los flujos de
conocimiento, tecnología, población, capital y productos provenientes del
exterior, con el que intercambia patrimonio y servicios en una relación
desequilibrada, quedándose cada vez más rezagada de la vanguardia de la
modernidad.
¿Sucederá que seguimos siendo “un país de charanga y pandereta”, como
en tiempos pasados, seductor para los historiadores anglosajones? ¿Nos habremos
transformado en el país del fútbol, cotilleo televisivo, discoteca y fiesta,
seductor para turistas “pop”? ¿No hay cosas más importantes que hacer? ¿No
sabemos hacer nada más, o es que estamos desaprovechando ciegamente nuestro
potencial?
No obstante el análisis anterior, que no sirva esta situación de
decadencia de argumento para los Anti-España, que han creado sus nichos de sacralidad
diferencial, y les emergen en su núcleo los gusanos del caso Palau o Pretoria, o ETA y los chanchullos de las
Diputaciones. ¡Qué vergüenza de país!
SOBRE LA DEGENERACION DEMOCRATICA
Pero
al atasco de la modernización hay que añadir la degeneración política, que
impide enderezar el rumbo: el sistema político español carece de una cultura
cívica, de élites creativas y eficaces, de valores y normas consolidados, y de
instituciones estables. El pacto constituyente de la transición ha sido roto, y
su espíritu violado, por una izquierda sectaria y golpista que descalifica al
adversario, negándole el derecho a acceder al gobierno y pactando su exclusión
en el Palau del Tinell y en
el Parlamento. Y en esta perversión antidemocrática le acompañan los
etnonacionalismos con sus visitas al notario, su violación estatutaria de la
Constitución y sus coaliciones y presiones a favor de la inconstitucionalidad.
La
responsabilidad de la degeneración democrática de España corresponde en primer
lugar a Rodríguez Zapatero, por sus alianzas perversas y su falta de firmeza
consiguiente para defender la Constitución, la democracia y el régimen del 78:
se ha sumergido de buen grado en el abismo de la memoria histórica hemipléjica,
la descalificación y exclusión de la mitad de los españoles, la práctica de una
política internacional estúpida, la creación de conflictos artificiales y la
incapacidad para superar los antiguos, agravándolos.
Pero
en esta labor destructiva ha tenido la eficaz ayuda de la casi totalidad de los
partidos políticos, la sedicente élite intelectual, las fuerzas vivas
económicas y sociales y los caciques locales, todos arrastrados por el frentepopulismo zapatético y de
la izquierda nacional y el etnonacionalismo, anquilosados en la mentalidad
antifranquista de los años sesenta e incapaces para percibir la realidad del
siglo XXI.
La
consecuencia ha sido este período desdichado y patético, de
demagogia, desgobierno, cainismo y populismo, que ha
caracterizado al Gobierno del PSOE-PSC y aliados, desde el año 2003
hasta la actualidad.
Frente
a este desastre, la mayoría de los españoles han reaccionado como súbditos o
“hooligans” ciegos, al servicio de las élites políticas, culturales y sociales,
reincidiendo en el 2008 en el error de la reelección del Presidente del
Gobierno protagonista del desastre, hasta llegar al caos actual.
A
consecuencia de esta degeneración, el sistema político se ha derrumbado: todos
los partidos políticos existentes están pringados de corrupción derivada de un
funcionamiento oligárquico y antidemocrático, resultante de una cultura
política estancada y unas normas electorales de listas cerradas y bloqueadas,
que separan a los políticos de los electores, rompiendo los mecanismos de
responsabilidad política. Además de ello, el estado Autonómico ha degenerado en
una situación confederal y caótica, que ha desmantelado el Estado, haciéndolo
impotente para elaborar, aprobar y ejecutar las políticas necesarias para el
país. Un país presidido por un Ejecutivo que ha violado los controles de
constitucionalidad y legalidad, sometiendo a los demás poderes y consolidando
una Presidencia del Gobierno arbitraria y tiránica, protagonista de políticas
erráticas, demagógicas e irresponsables, que han dañado nuestro prestigio
internacional y la salud pública del país.
En síntesis, la dinámica política
del país se ha degradado de tal manera que su funcionamiento se caracteriza por
un liderazgo pervertido; una clase política degradada, motivada por el
sectarismo político, el oportunismo, y la imposibilidad del pacto en cuestiones
de Estado; unas políticas aberrantes; el chantaje permanente de los
etnonacionalismos; la corrupción global y la violación constante de la
Constitución, del Estado de Derecho y de los principios democráticos.
¿CÓMO SALIR DEL CAOS?
En el largo plazo, la única salida
al caos imperante es una transformación del sistema económico y social español
hacia un modelo que nos incorpore de una vez a la modernidad, con la
transformación de los sectores económicos hacia la tecnología de vanguardia,
así como con el aprendizaje de unos valores sociales fundados en el respeto al
trabajo, la creatividad y el esfuerzo, por medio de un sistema educativo y
cultural renovados de raíz.
Pero esto no se podrá conseguir sin
una transformación radical del sistema político, acabando con la corrupción, la
oligarquía, el fundamentalismo, el anquilosamiento y perversión del liderazgo
colectivo y la violación de las instituciones y principios democráticos.
Estas transformaciones a largo plazo
sólo podrán comenzar, en el corto, si se acaba con la era zapatética,
mediante una decisión del PSOE, la formación de un gobierno de concentración
que recupere nuestro crédito a nivel internacional, y la convocatoria inmediata
de unas elecciones anticipadas, a celebrar en el plazo de pocos meses. De estas
elecciones debería resultar la firma de un Pacto de Estado al menos entre los
dos grandes partidos, para poner en marcha las transformaciones a largo plazo
mencionadas, mediante la reforma o revisión constitucional y la reforma
económica, social, educativa y cultural del país.
Si esto no se hace, el proceso
degenerativo continuará aceleradamente, llevándonos a una situación
extraordinariamente grave que afectará a la
perdurabilidad del país y a la estabilidad del mundo occidental.