NUEVOS COMENTARIOS SOBRE LA PROPUESTA ARDANZA
Luis Bouza-Brey, 24-3-98
A pesar del rechazo a la propuesta Ardanza realizado estos días en la Mesa de Ajuria Enea,
creo que dicha propuesta abre un camino que en algún momento habrá que
transitar, siempre que se pula de elementos no aceptables y se determine
correctamente la secuencia y procedimientos de decisiones y acuerdos.
Por supuesto que existe otro elemento de
discrepancia que impide la aceptación de la propuesta, que es el de su
oportunidad en estos momentos según las percepciones de los diversos partidos,
pero creo que el fallo principal reside en haber mezclado dos temas políticos
distintos que exigían respuestas y posicionamientos diferentes:
Por una parte está el tema del final de la
violencia, que el sedicente MLNV, teóricamente, vincula con el ejercicio del
derecho a la autodeterminación. Por otra, el tema de la articulación o no de
Euskadi con el resto de España, y el de si continúan siendo aceptables la
Constitución y el Estatuto de Autonomía para el pueblo vasco.
En definitiva, hay una cuestión de forma o
procedimiento y otra de fondo o contenido.
Estos dos asuntos hay que separarlos. Es
posible que la Mesa de Ajuria Enea pudiera llegar a un acuerdo para diseñar un
proceso constitucional equivalente a la autodeterminación. Quizá ahí se pudiera
llegar a un acuerdo interno y a otro externo con el sedicente MLNV a cambio del
cese inmediato del terrorismo. El problema, en este ámbito, sería jurídico: qué
procedimiento seguir para interpelar al pueblo vasco acerca de las posibles
opciones que van desde la independencia a la autonomía sin que ello implique
una ruptura de la Constitución, que define como sujeto de la soberanía al
conjunto del pueblo español.
En un artículo escrito hace unos meses en
esta misma web, yo mismo planteaba esta cuestión (vid. "Euskadi y la autodeterminación") y sus posibles
soluciones.
El segundo aspecto es el del fondo o los
contenidos: el de si es necesario o no cambiar el marco constitucional y
estatutario a fin de configurar de manera distinta las relaciones entre Euskadi
y el Estado español. Ahí si que, tal como están las
cosas, es imposible o muy difícil un acuerdo, dadas las posiciones antagónicas
de los grupos: por una parte los partidos nacionalistas, que reivindican la
independencia, frente a los partidos no nacionalistas que defienden la vigencia
de la Constitución, el Estatuto de Autonomía y la unidad de España.
En este asunto los partidos no nacionalistas
---PP, PSOE, UA---, no deben ceder ni un ápice, ni frente al nacionalismo
democrático ni frente al violento. De manera que, una vez definido el
procedimiento del aspecto anterior, que se enfrenten democráticamente las
diversas opciones en las urnas. De modo que la Mesa de Ajuria Enea, en esta
cuestión, no tiene nada que decir y que cada grupo defina sus posiciones y
concurra con ellas a las elecciones y a un posible referéndum. El asunto clave,
en este caso, es el de las opciones que se plantearían en las preguntas de ese
posible referéndum.
El bloqueo de la propuesta Ardanza deriva de haber intentado ampliar el consenso de la
Mesa de Ajuria Enea a ambas cuestiones, y de su intención de vincular a las
instituciones estatales a los acuerdos adoptados en el ámbito vasco, pues esto
sería inconstitucional. Al pueblo español no puede hurtársele el voto en esta
cuestión, que podría exigir una reforma constitucional.
En la cuestión de fondo el papel del PNV
es crucial, pues no acaba de definirse con un proyecto claro ante las urnas. Ya
no se puede esperar más a que el PNV se defina, y se hace preciso que concurra
a las elecciones con un proyecto independentista definido, o con otro
compatible con la Constitución y el Estatuto de Autonomía.
Es preciso que el pueblo vasco sepa de una
vez a qué atenerse:
¿ el proyecto del
PNV es el de rechazar la Constitución y reivindicar la autodeterminación y la
independencia, como sostienen Arzalluz, Eguibar, Anasagasti, Javier Atutxa
y simpatizantes; o es un proyecto que puede incluirse en el marco
constitucional y estatutario, como parecen defender Ardanza,
Atutxa, Arregui y simpatizantes? Es preciso que el
electorado que vota normalmente al PNV pueda continuar confirmando el liderazgo
del viejo partido o fragmentarse y cambiar su voto si lo que se le ofrece es
una opción radical.
Y también es imprescindible que los
partidos que no forman parte del bloque nacionalista ---PP, PSOE, UA---
articulen con mayor firmeza y coherencia sus opciones no independentistas y de
defensa de la Constitución y el Estatuto de Autonomía, y que se dejen
igualmente de ambigüedades en temas como la propuesta Elkarri
o el vaciado de la Constitución a través de una interpretación torticera de la
disposición adicional primera. En esta cuestión, un jurista como Herrero lleva
años delirando.
Lo que me parece increíble es que Arzalluz y simpatizantes, a estas alturas, sigan
defendiendo posiciones tan poco integradoras como las de rechazar la Constitución
y defender la autodeterminación y la "independencia en Europa". Por
tanto, la ruptura del y con el Estado, la fragmentación del pueblo vasco y la
creación de un grave problema de estabilidad política en Euskadi, en España y
en Europa. ¿ Cómo es que no se dan cuenta de a dónde
puede conducirnos un camino así?