¡MUY BIEN POR LOS "CAPITANES"!
Artículo de Luis Bouza-Brey de 29-11-96
Hoy se está poniendo de moda acusar al
sector mayoritario del PSC de burócratas y mediocres, de haber hecho de la
política una carrera de promoción personal, etc.
Resulta grotesco ver como determinados
comentaristas de la prensa escrita catalana descalifican con rencor uno de los
procesos de renovación más importantes y positivos de la política de Cataluña.
¿Será que se sienten atacados en su visión elitista o clasista de la política?
¿Será que no conciben que el poder en Cataluña pueda cambiar de manos? ¿O será
sencillamente que son nacionalistas cerrados que le niegan el pan y la sal a
los que no son de aquí y están destinados a ser clase de tropa?
De todo hay en la viña del Señor.
Recuerdo como durante la primera época de
la transición, en el congreso de fusión de la federación catalana del PSOE con
Convergencia Socialista de Cataluña, algunos trabajadores jóvenes procedentes
de la primera planteaban sus dudas a algunos universitarios procedentes de CSC,
que nos encontrábamos también allí, acerca de si la fusión era positiva.
Afirmaban que existían diferencias
culturales y de clase importantes entre los dos sectores, y desconfiaban de
"los burgueses". Nosotros intentábamos convencerlos de la necesaria
unidad de los socialistas de Cataluña y de que, al ser democrático el partido
resultante, esa desconfianza no estaba justificada.
Creo que erramos nosotros. E intentaré
hacer un diagnóstico de por qué. Hoy mi única ambición es explicar la vida
política con el máximo de lucidez de que sea capaz, y corregir mis errores
cuando se me demuestre que me equivoco. Así que si me salgo de los esquemas
dominantes de interpretación, que me disculpen los que se consideren agraviados,
pero me parece necesario acabar con ciertas hipocresías de la pequeña burguesía
catalana.
Creo que erramos nosotros porque el PSC
lleva casi veinte años apoyando implícitamente la política nacionalista de
Jordi Pujol. ¿No resulta bastante anómalo que, durante tanto tiempo, el partido
socialista de Cataluña no haya sabido encontrar el modo de hacer una oposición
eficaz al nacionalismo hegemónico? ¿Qué es lo que pasa aquí?
En mi opinión, lo que sucede es que hay
dos clases o grupos culturales nítidamente marcados en el PSC, y hasta ahora
uno dominaba al otro, sin que la fusión deseable se hubiera producido. Existe,
por un lado, el sector hegemónico, de profesionales e intelectuales procedentes
de la pequeña burguesía autóctona, que fueron los que fundaron CSC y asumieron
el control en el proceso de fusión de los años setenta. Y existe, por otro, el sector de trabajadores, predominantemente de cuello blanco,
procedentes de la inmigración y residentes en el área metropolitana de
Barcelona o en las grandes ciudades catalanas.
El primer grupo constituye una élite
catalanista, en bastantes casos nacionalista, muchos de cuyos componentes se
parecen bastante a los otros subgrupos que controlan el resto de los partidos
catalanes. Este grupo, durante todos estos años, no ha sabido marcar distancias
con el nacionalismo simplista y sentimentaloide
dominante en el país, y por tanto, no ha sabido hacer pedagogía política entre
el pueblo, para impulsarlo a la madurez con soluciones más racionales e
integradoras para el conjunto de Cataluña.
Las consecuencias son varias: la primera
es que Cataluña vive un retraso cultural, su cultura política está bloqueada
por mitos y tabúes que la izquierda aún hoy no ha conseguido romper.
La segunda consecuencia es que se ha
creado un vacío peligroso, pues el nacionalismo, al no tener oposición, y
estarse quejando siempre de la insuficiencia del Estado autonómico, está
creando independentismo, por muy moderado y gradualista que este sea.
La tercera consecuencia es que la
democracia en Cataluña no funciona bien: no hay alternancia en el gobierno de
la Generalitat, y amplios sectores de la inmigración, votantes del PSOE en las
elecciones generales, no votan al PSC en las autonómicas, refugiándose en la
abstención.
La cuarta consecuencia, derivada de la
primera, es que las clases populares de origen catalán, proletariado y clases
medias, cuya mayoría tiene una orientación de centro o centro- izquierda, no
encuentran más referente político que el simplismo nacionalista.
También aquí la pasividad y falta de
coraje o capacidad de los dirigentes del PSC ha creado
un vacío. Vacío que intentan llenar desde hace años designando a sus
personalidades más nacionalistas para los cargos públicos y acentuando los
rasgos más nacionalistas de su ideología.
Consecuencia final: la abstención se
incrementa o mantiene y los votantes de centro y centro-izquierda se van a
votar a Pujol. Prefieren el original a la copia. Prefieren un partido que
sienten que defenderá los intereses más inmediatos de Cataluña, a otro que
carece de proyecto visible diferenciado.
Pues bien, esta situación comenzó a
romperse ya hace años desde el interior del PSC, como consecuencia del proceso
de renovación desde la base producido en el partido. El PSC arraigó en las
zonas más pobladas de Cataluña y ahí comenzaron a emerger cuadros políticos
nuevos, con amplio apoyo en sus agrupaciones, que han empezado a controlar los
Congresos del partido.
Frente a esta novedad, la élite fundadora,
compuesta por un grupo reducido de gente acostumbrada a la negociación y los
pactos en "petit comité", que se repartía
el poder y la influencia en un liderazgo débil, múltiple y fragmentado, se ha
quedado aislada. De manera que hay una fractura horizontal en el partido, entre
la base que controla los Congresos y federaciones locales pero de la que aún no
emergió un liderazgo potente, y la cúpula fundacional, fragmentada, aislada y
deslegitimada.
Lo que resulta grotesco es que algunos
líderes acusen a los cuadros emergentes de burócratas, de promocionarse a
través de la política y de no tener más ambición que la del poder por el poder.
Pero bueno, ¿es que no tienen un espejo a mano?
En cambio, esos cuadros nuevos emergentes
representan la legitimidad democrática del electorado socialista y una
renovación muy significativa y positiva de la clase política catalana.
¿Cuál es la solución a esta fractura? La
solución es el federalismo, una ideología que reintegra las dos identidades
culturales existentes en Cataluña, e integra a Cataluña en España sin renunciar
al autogobierno.
Pero un federalismo que se enfrente de
raíz al nacionalismo en los temas básicos:
En la concepción de España como nación
plural, como nación de naciones; en la concepción de Cataluña como nación
plural, integrada como mínimo por dos culturas que pueden convivir
perfectamente, como lo han hecho durante siglos; en la concepción del
bilingüismo como una riqueza para el país, y no como un mal a erradicar; en la
crítica frontal a las tendencias centrífugas del nacionalismo, ya revistan la
forma de independentismo, confederalismo, o
reclamación de privilegios insolidarios; en la apertura de las instituciones
catalanas a toda la población, acabando con su carácter de ghetto
o coto privado de la mitad del país; en la apertura fraterna al resto de los
pueblos de España, acabando con las reticencias o el victimismo que los ofenden
a ellos y a la mitad de los catalanes; en el diseño de una política progresista
en temas económicos y sociales que haga a los catalanes de la inmigración
conscientes del significado del autogobierno.
El problema del PSC es encontrar el
liderazgo que encabece el proceso de reconversión, soldando la fractura
existente en su interior, movilizando a las dos Cataluñas
---proletariado y clases medias autóctonas, y proletariado de la inmigración---
poniendo a Cataluña como país en el camino correcto, impulsando el desarrollo
del federalismo en el PSOE y en el Estado español y venciendo con este cambio
de rumbo el anticatalanismo creciente en el resto de
España.
Ese sería el gran PSC soñado por sus
fundadores, que conseguiría de una vez la hegemonía en Cataluña, normalizándola
como democracia avanzada y dispuesta a cumplir un papel transformador y
revitalizador de la democracia española.
Los Olivos, transversalismos
y demás instrumentalidades son accesorios. Lo
fundamental es construir una nueva hegemonía con un proyecto claro y una acción
decidida.
Una vez tuve un sueño... ¿serán capaces el
PSC y Maragall de hacerlo realidad?