UNA ENCRUCIJADA HISTÓRICA: BUENISMO CONFEDERAL, Y CLONACIÓN ZAPATÉTICA, O LIBERTAD E IGUALDAD DE LOS
ESPAÑOLES.
Luis Bouza-Brey.
Comentario a:
PSOE, ALIADO
IDEAL DEL NACIONALISMO
Editorial de 'ABC' , 4-9-15
Los socialistas no
hallaron mejor socio para quebrar los
valores de la Transición que todo el nacionalismo separatista
A tres semanas de las
elecciones «plebiscitarias», el nacionalismo catalán se ha encontrado con el regalo de un PSOE que lidera un
frente de izquierda y nacionalista contra la reforma legal que pretende dar más poder al Tribunal
Constitucional frente a quien desobedezca sus decisiones. Artur
Mas debe de estar frotándose los
ojos. No contento con encabezar esta coalición negativa, Pedro Sánchez abastece de argumentos a los separatistas, calificando
la reforma del TC como «una concesión de Rajoy
a la extrema derecha», análisis
impropio de quien dirige el primer partido de la oposición. En todo caso, hay que
anotar la idea de que a Pedro Sánchez le
parece de extrema derecha reforzar la potestad ejecutiva del TC.
Esta reacción desmesurada del PSOE
contra el Gobierno es la enésima
verificación de que
sigue viva la directriz política
impulsada por Rodríguez
Zapatero con el «Pacto del Tinell», aquel
punto y final que el líder
socialista impuso a la historia del PSOE como partido inequívocamente nacional para
transformarlo en el aliado ideal de los nacionalismos extremistas –BNG, Esquerra
Republicana– y en el
interlocutor político de
ETA. El contexto de esta alianza social-nacionalista no era otro que la impugnación del consenso constituyente de 1978 –la famosa «memoria
histórica»– como una herencia del franquismo. El
PSOE no halló mejor
socio para quebrar los valores de la Transición que todo el nacionalismo separatista, representante de la
negación de España como nación, ese concepto que Rodríguez Zapatero calificó como «discutido
y discutible». No fueron los nacionalistas catalanes, sino Pasqual Maragall y el PSC, quienes en 2003 abrieron la
espita de la reforma estatutaria para que Cataluña fuera reconocida como nación, y de aquellos vientos, estas tormentas. El
Estatuto catalán de 2006, confederal y
anticonstitucional, fue el resumen de esta
conciliación de
nacionalistas y socialistas. De aquellos polvos, estos lodos.
Es un sarcasmo que, con
estos antecedentes, el PSOE descalifique al PP como «fábrica de nacionalistas», acusación que hace las delicias
precisamente de estos, porque les da la excusa perfecta para justificar con
victimismo su deslealtad hacia el Estado. La propuesta de reforma
federal, tantas veces anunciada como nunca concretada, es la forma elegante de
los socialistas de disfrazar su falta de coraje para plantarse ante el
nacionalismo y coincidir con el PP en algo tan esencial como la defensa de la
unidad de España. También habrá que hacer caso a Pedro
Sánchez
cuando afirma que pactará con
cualquiera, menos con el PP, porque esta exclusión revela una opción, y no la mejor, ante el más grave problema que se le ha planteado a la democracia
constitucional española desde
el 23-F: un reto separatista que el socialista Alfonso Guerra ha calificado de «golpe de Estado a cámara lenta».
UNA ENCRUCIJADA HISTÓRICA: BUENISMO CONFEDERAL, Y CLONACIÓN ZAPATÉTICA, O LIBERTAD E IGUALDAD DE LOS
ESPAÑOLES.
COUSAS A 4-9-15
Luis Bouza-Brey
Esa es la cuestión: Pacto del Tinell 2 y alternativa confederal que permita acuerdos con
el sector del nacionalismo representado por Duran Lleida y UDC, en contra de la
Constitución y el PP,
o defensa de la unidad, libertad e igualdad de los españoles.
Porque la primera es la
alternativa de Pedro Sánchez e Iceta, tolerada tácitamente por Felipe González en su reciente carta "A los catalanes", y que
puede ser la solución que se
imponga si el independentismo de Mas y los suyos resulta derrotado.
En mi reciente artículo "Felipe González
sigue reculando" expuse las
características de
esta opción, que
constituye una mutación constitucional
que introduce en el sistema político español la vigencia de los
principios etnicistas excluyentes y xenófobos y el privilegio
territorial, como alternativos a la libertad e igualdad democráticos y respublicanos propios de la Constitución del 78.
Frente a un federalismo
auténtico, que
exigiría la
reforma del Senado, y la clarificación y reconfiguración competencial del
Estado autonómico, el
PSOE opta por un "federalismo asimétrico" tramposo y confederal que transforma la
Constitución en nominal
para el conjunto de España y en semántica en las
nacionalidades, cumpliendo así los
designios de Pujol y los objetivos etnicistas de los
nacionalismos periféricos.
Con ello, el PSOE se
habrá
transformado en un engendro etnicista y antisocialista que consumará con oportunismo y prevaricación su traición a España y a sus principios e
introducirá en el
sistema la lógica balcanizadora resultante del privilegio y la desigualdad
territorial, haciendo emerger en el medio plazo un Estado fallido muy difícilmente integrable en
Europa y letal para la unidad española.
La encrucijada histórica es de enorme
gravedad, pero los españoles y sus
élites no
parecen ser conscientes de ello, amodorrados por la lógica nefasta de
principios de la transición y la
degeneración del régimen.
Frente a esta
encrucijada ominosa, ¿qué hará finalmente el PP? ¿Qué hará Ciudadanos?¿Qué harán Susana Díaz, el socialismo
andaluz, y los socialistas que sobrevivan en el PSOE?
La respuesta a este
interrogante es vital para España y para la
libertad e igualdad de los españoles.