UNA ILUSIÓN COMPARTIDA

Manifiesto de los artistas, publicado en “Libertad Digital” del 29 de junio de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el manifiesto que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con un breve comentario al final:

EL 15M Y LA CRISIS DE LA IZQUIERDA

Reflexiones de Luis Bouza-Brey del 1-7-11

 

El descrédito de la política y las quejas asiduas sobre la corrupción de la vida democrática no pueden dejar indiferentes a las conciencias progresistas. Son muchas las personas que, desde diferentes perspectivas ideológicas, se han sentido indefensas en medio de esta crisis económica, social e institucional. La izquierda tiene un problema más grave que el avance de las opciones reaccionarias en las últimas elecciones municipales. Se trata de su falta de horizonte. Mientras los mercados financieros imponen el desmantelamiento del Estado del bienestar en busca de unos beneficios desmesurados, un gobierno socialista ha sido incapaz de imaginar otra receta que la de aceptar las presiones antisociales y degradar los derechos públicos y las condiciones laborales.

Es evidente que los resultados electorales han pasado una factura contundente al PSOE. Pero las otras alternativas a su izquierda no han llegado a recoger el voto ofendido por las medidas neoliberales y las deficiencias de una democracia imperfecta.

Y, sin embargo, no es momento de perder la ilusión, porque la calle y las redes sociales se han puesto de pronto a hablar en alto de política para demostrar su rebeldía. Esta energía cívica, renovada y llena de matices, tiene cuatro preocupaciones decisivas: la regeneración democrática, la dignificación de las condiciones laborales, la defensa de los servicios públicos y el desarrollo de una economía sostenible, comprometida con el respeto ecológico y al servicio de las personas. Son las grandes inquietudes del siglo XXI ante un sistema cada vez más avaricioso, que desprecia con una soberbia sin barreras la solidaridad internacional y la dignidad de la Naturaleza y de los seres humanos.

La corrupción democrática se ha mostrado como la mejor aliada de la especulación, separando los destinos políticos de la soberanía cívica y descomponiendo por dentro los poderes institucionales. Hay que devolverle a la vida pública el orgullo de su honradez, su legitimidad y su transparencia. Por eso resulta imprescindible buscar nuevas formas de democracia participativa y sumar en una ilusión común los ideales solidarios de la izquierda democrática y social.

Los poderes financieros cuentan con nuestra soledad y nuestro miedo. Sus amenazas intentan paralizarnos, privatizar nuestras conciencias y someternos a la ley del egoísmo y del sálvese quien pueda. Pero la energía del tejido social puede consolidar una convocatoria en la que confluyan las distintas sensibilidades existentes en la izquierda y encontrar el consenso necesario para crear una ilusión compartida.

Debemos transformar el envejecido mapa electoral bipartidista. El protagonismo cívico alcanzado en algunos procesos como el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, el rechazo a la guerra de Irak o el 15-M, nos señalan el camino.

Se necesita el apoyo y el esfuerzo de todos, porque nada está escrito y todo es posible.

El mundo lo cambian quienes, desde los principios y el compromiso cívico, se niegan a la injusticia, rompen con la tentación del acomodo y se levantan y pelean dando sentido a la ilusión. La memoria de la emancipación humana exige una mirada honesta hacia los valores y el futuro. Nosotros estamos convencidos de la necesidad de reconstruir el presente de la izquierda. ¿Y tú?

 

Breve comentario final:

EL 15M Y LA CRISIS DE LA IZQUIERDA

Reflexiones de Luis Bouza-Brey del 1-7-11

 

Sobre la evolución del movimiento del 15M y sus propuestas, me interesaría hacer algunas consideraciones:
Viendo a Garzón y acompañantes, cejiflexos de las artes pop, revolucionarios toledanos del leninismo inconsumpto y algunas de las propuestas del movimiento, yo crearía una categoría de la izquierda que es la de
“izquierda plañidera”, aquellos que detectan problemas en la sociedad y organizan protestas, pero nunca son capaces de articular propuestas de solución de esos problemas.

Creo que eso se debe a que antes tenían un modelo anticapitalista que era el de la URSS, que se les ha evaporado, y se han quedado vacíos de pensamiento creativo y estratégico; son anticapitalistas y nada más, denunciantes y nada más, pero si se intentara aplicar alguna de las ocurrencias que les sobrevienen los problemas se agravarían al máximo, nuestro país entraría en la zona de marginalidad de la economía global y viajaríamos aceleradamente desde el siglo XXI a mediados del siglo XX en la simplificación y degeneración de nuestras estructuras económicosociales.

Después, aparte de la izquierda plañidera, está la “izquierda ultraligera”, o “zapatera”, antifranquista de manual y jiliprogre, inconsistente y frívola, cuya mayor preocupación estratégica es la superficie de las cosas, el matrimonio gay, el aborto ilimitado, el feminismo irredento y la bondad escatológica de los nacionalismos etnicistas.

Estas dos izquierdas, la plañidera y la zapatera se han coaligado para jodernos el Perú —digo, el país— y su ciclo se ha terminado. Hay que identificarlas, denunciarlas, exorcizarlas, y evitar que sigan contaminando y destruyendo el país. Los muchachos del 15M deberían tenerlos fichados, en su núcleo y sus terminales, y mandarlos a liberar y revolucionar Corea del Norte.

Mientras España no consiga liberarse de esta plaga será un país cojo y norteafricano, cuya entrada en Europa ha sido un azar histórico que ellos mismos van corrigiendo a pasos agigantados.

Tiene que existir otra izquierda, una “izquierda verdadera” sobre la cual apoyarse para reconstruir España de las cenizas creadas por estas sectas de inútiles. Una izquierda que no excluya a la derecha, que busque el Pacto de Estado para salir del caos, como se hizo en los Pactos de la Moncloa; una izquierda que se renueve desde los cimientos para gobernar la globalización en el ámbito mundial y restablecer los equilibrios internacionales rotos por San Mercado y los intereses de las grandes multinacionales; una izquierda que asuma de una vez los principios de la democracia y el Estado de Derecho; una izquierda que construya la Europa política en lugar de refugiarse en los nichos estatales con políticas oportunistas, traidoras y populistas; una izquierda que gobierne desde Europa, y no desde los Estados, para hacer política internacional, fiscal, social, cultural, medioambiental y económica europea.

Una izquierda, en fin, que recupere la tradición de defensa de los intereses generales y del Bienestar de la mayoría de la población, así como la de los intereses de los pueblos de los países menos desarrollados, en oposición a los intereses cortoplacistas de las grandes compañías multinacionales y las élites despóticas del Tercer Mundo.

Comienza una nueva Era: todavía hay por delante mucho trabajo para una izquierda renovada de raíz. O la izquierda se renueva, o muere, y eso no sería bueno para los pueblos que una vez pusieron sus esperanzas en los valores y principios de igualdad, libertad, solidaridad y fraternidad que la izquierda encarnó. Esos principios siguen estando ahí para fundamentar y orientar el futuro: o la izquierda se depura y renueva o nacerá otra izquierda de las cenizas de la actual.