EL PP Y LA "SIMPATÍA" SUICIDA
De confirmarse la noticia de que Rajoy
impulsa un acercamiento a los nacionalistas, estariamos
ante la decisión más nefasta que haya tomado el dirigente popular en toda su
carrera política
Editorial de “Libertad
Digital” del 28.04.08
Por su interés y relevancia he
seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.
Por
mucho que Núñez Feijoo haya matizado este domingo en la COPE sus pasadas
declaraciones favorable a un PP "simpático" a los nacionalistas, lo
que verdaderamente se tiene que despejar es si Mariano Rajoy va a presentar o
no un documento político en el Congreso Nacional de Valencia impulsor de esa
suicida y nihilista línea de acercamiento a formaciones nacionalistas como CiU
y PNV.
Para
los que hacíamos nuestras las reflexiones de Vidal-Quadras
que señalaban que lo más urgente e importante es que el PP defina su postura
sobre si "se acomoda o hace frente" al "cambio de régimen"
que impulsa Zapatero de la mano de los nacionalistas, la noticia publicada en La
Razón de que Rajoy impulsa un acercamiento a éstos sería, de confirmarse,
la decisión más nefasta que haya tomado el dirigente popular en toda su carrera
política.
La
renuncia de Rajoy, ya denunciada en estas páginas, a criticar y ni siquiera a
mentar a los nacionalistas cuando critica la trayectoria del Gobierno de
Zapatero, así como su llamamiento a "evitar que el PSOE vuelva a ser el
refugio de los recelos que provoca el PP en algunos territorios" son
antecedentes que dan credibilidad a un escalofriante "cambio
estratégico" que no sería sino un suicidio, tanto desde el punto de vista
pragmático como el de los principios.
En
lugar de tratar de impedir el trasvase del voto nacionalista y radical hacia el
PSOE, como el que ha tenido lugar en estas elecciones, el PP lo que debe hacer
es incidir en la denuncia de la deriva nacionalista de Zapatero, que le ha
hecho perder al PSOE 700.000 votantes a favor del PP y de UPD. Un trasvase que
aún podría haber sido mayor si la denuncia del PP no hubiera tenido las
intermitencias y perfiles bajos que tan presentes han
estado a lo largo de toda la legislatura.
Si
muchos votantes desencantados con la deriva nacionalista del PSOE, dejan de
percibir esa deriva –entre otras cosas porque el PP va a dedicarse, no a denunciarla,
sino a caer "simpático" a los nacionalistas–, lo más probable es que
sigan votando al PSOE o, en su caso, a la formación de Rosa Diez, cuyo partido,
a diferencia del PP, ya ha dejado claro que no se va a resignar.
Eso,
por no hablar de los cientos de miles –por no decir millones– de votantes
tradicionales del PP que, sin poder escoger al timonel y ni siquiera poder
influir en el rumbo que éste toma, decidan simplemente bajarse del barco. En
este sentido, quien se crea en el PP que sus votantes son un mercado cautivo,
cometen un error de dimensiones históricas. Más aun –insistimos– estando en
escena la formación que lidera Rosa Diez.
Aunque
tengamos la pretensión quizá ingenua de abortarla, la posibilidad de que esa
propuesta de acercamiento del PP al nacionalismo mal llamado
"moderado" se haga realidad, supondría repetir el histórico error
–sólo que a escala nacional–, que supuso convertir al PP en el Partido de
Piqué, y que hizo a los populares perder más de un tercio de su electorado en
Cataluña. Eso, por no hablar de una posible rebelión de quienes no se juegan la
vida en el Pais Vasco para caer precisamente
"simpáticos" a los nacionalistas.
El
mejor botón de muestra de la simpatía o del amor del PP hacia los catalanes,
los gallegos o los vascos debe ser, precisamente, su firme compromiso de
batallar en el campo de las ideas contra ese nacionalismo que cercena la
libertad individual de las personas tanto como las somete a sus coercitivos
patrones identitarios, al estilo de Carlos Delgado en
las Islas Baleares. Para caer simpáticos a los nacionalistas, nadie supera a
Zapatero.