UN TIEMPO PRECIOSO
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Arrecian estos días los rumores sobre un posible adelanto electoral. Los
defensores de esta tesis explican que el pacto de financiación será tan justito
que Esquerra no lo podrá defender ante sus bases y, por tanto, los republicanos
se verán obligados a abandonar el Govern. Eso sí, de una forma menos abrupta
que cuando dejaron hace tres años el Ejecutivo de Pasqual Maragall.
De producirse esta coyuntura, José Montilla se vería obligado a convocar unas elecciones anticipadas, que se celebrarían este mismo otoño, un año antes de lo previsto inicialmente. A los de CiU ya se les está haciendo la boca agua ante semejante perspectiva.
La
gente de Artur Mas tiene muchas ganas de volver al poder y considera que la
actual situación política juega a su favor. Los nacionalistas se ven capaces de
rentabilizar la crisis, el pacto de financiación y la inminente sentencia del
Constitucional sobre el Estatut. Consideran que éste es el momento adecuado
para venderse ante la opinión pública como el partido garante de la
estabilidad. Y, además, tienen encuestas que les dan un buen número de
diputados, alrededor de 60, lo que impediría que el tripartito sumase para
formar de nuevo gobierno.
La
otra cara de la moneda son los socialistas. De puertas afuera, el PSC quiere
dar una imagen de tranquilidad. Sus responsables vaticinan que el acuerdo de
financiación será lo suficientemente bueno para que todo se quede como está y
la legislatura no termine de forma anticipada.
El
año y pico que queda puede ser decisivo para los intereses de los socialistas.
Es tiempo suficiente para que rentabilicen algunas de las obras que se han
puesto en marcha y, si hay suerte, para que la presión de la crisis empiece a
menguar. Se dice que los miembros del PSC en el Govern han recibido
instrucciones muy claras de la dirección del partido: agarrarse a la silla como
lapas.
Un
adelanto electoral podría beneficiar también a los de Esquerra, ahora que Joan
Puigcercós ha hecho limpieza en el partido y ha sentado las bases para
presentarse ante la opinión pública como una formación seria y responsable. El
objetivo de los republicanos es el de tener de nuevo la llave de la
gobernabilidad de Cataluña. Una llave que, en esta ocasión, podrían entregar a
los convergentes.
Pero
Puigcercós tendrá competencia, porque el PP de Alicia Sánchez Camacho no oculta
su interés en establecer una alianza duradera con CiU. Sin embargo, a los
populares tampoco les vendría mal algo más de tiempo. Un tiempo que emplearían
en ver qué resultados ha arrojado su nueva estrategia política y en determinar
cuáles son sus puntos flacos en Cataluña para fortalecerlos.
Además,
al PP catalán le interesa deshacerse del lastre que le supone el controvertido
recurso del Estatut. Una sentencia rápida y poco contundente le daría un
respiro, para que luego, con el tiempo, el asunto cayese en el olvido y le
permitiese el ansiado acercamiento a CiU sin demasiadas complicaciones.
Iniciativa
se encuentra en una posición similar a la del PSC. A los ecosocialistas les
conviene agarrarse a sus sillas, a ver si en el año que queda de legislatura
consiguen borrar del imaginario colectivo sus muchas metidas de pata de los
últimos tiempos. De hecho, un relevo de sus consellers, Joan Saura y Francesc
Baltasar, podría serles de mucha ayuda en sus expectativas electorales.
El
arco parlamentario se completa con Ciutadans. ¿Juega el tiempo a favor o en
contra del partido no nacionalista? Es difícil de decir. El partido se
encuentra en una situación crítica, después del abandono de dos de sus
diputados, José Domingo y Antonio Robles, y es poco probable que Albert Rivera
consiga recomponerlo.
Los
de Ciutadans creen que en las próximas autonómicas les puede ir bien, porque
tendrán algo de lo que no dispusieron en las anteriores: presencia mediática.
Pero la desbandada de parte de su militancia y la aparición de UPyD han dejado
a esta formación herida de muerte.