ZAPATERO BUSCA CÓMO RESUCITAR ANTES DE SU OTOÑO MÁS
DIFÍCIL
Informe de Juan Carlos Merino en “La
Vanguardia” del 20 de junio de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.
El presidente quiere tumbar a Rajoy el 14 de julio en el debate sobre
el estado de la nación | Objetivo: superar cuanto antes
el estado de shock provocado por el recorte social | Se
da por hecho un cambio ministerial, ¿antes del debate de julio en el Congreso?
"Parece que amaina, ¿un fin de semana tranquilo,
presidente?", le preguntó La Vanguardia a José Luis Rodríguez Zapatero el
pasado viernes, al término de la comparecencia que protagonizó en la Moncloa
junto al director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, de la que salió exultante. "Buf...
Eso nunca, mañana también tengo trabajo", respondió Zapatero, con aspecto
cansado pero amplia sonrisa. Que el sol haya salido un par de días no
significa, ni mucho menos, que se haya disipado la tormenta económica y
política.
Es evidente que el Consejo Europeo del jueves y la cita con el jefe del FMI el viernes han actuado como un bálsamo sobre el presidente, que atraviesa el momento político más bajo de sus seis años de mandato y con el Partido Popular bordeando la mayoría absoluta en la mayoría de los sondeos. Ahora, Zapatero intentará resucitar políticamente este fin de curso antes de afrontar su otoño más caliente.
Tras un mes de mayo muy negro –bajo el dictado de la UE y el FMI hubo de pegar tijeretazos en todas sus señas de identidad política–, junio ha sido determinante. De momento, ha conseguido salvar el cuello y las últimas señales de benevolencia de Angela Merkel, Nicolas Sarkozy, Herman van Rompuy y Strauss- Kahn, en el exterior, más el paso dado hace unos días por Felipe González para levantar la moral de la tropa socialista, podrían haber contenido la debacle. Zapatero intentará recuperar el pulso político en julio y llegar con renovadas energías –si no hay más sorpresas– a una vuelta del verano en la que todo puede volver a ponerse en su contra.
El punto de inflexión que busca Zapatero será el debate del estado de la nación, a mediados de julio. Todo vuelven a ser cábalas sobre una próxima e incluso inminente crisis de gobierno. Muchos en el PSOE especulan sobre la pertinencia de que la remodelación ministerial se produzca antes, durante o después del debate en el Congreso. Y los cambios que se produzcan estarán también determinados por la mayor o menor batalla que Zapatero quiera presentar ante las próximas elecciones municipales y autonómicas del 2011. Un ejemplo: si el presidente decide finalmente apostar por una candidatura fuerte para intentar quebrar la mayoría absoluta de Esperanza Aguirre en Madrid, la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, podría ser para muchos en el PSOE la elegida.
Tras el verano, el escenario volverá a complicarse: está convocada la primera huelga general en sus seis años de mandato, que podría poner fin a uno de sus estandartes políticos: la paz social. También deberá superar el debate de totalidad de los presupuestos del Estado del 2011. Esta será la prueba decisiva. Si no la supera, puede ser su fin. También en otoño se celebrarán las elecciones al Parlament de Catalunya. José Montilla puede perder la presidencia de la Generalitat, pero esta no es hoy la principal preocupación del PSOE. En Ferraz temen un desplome del PSC, con la consiguiente merma de las expectativas de voto socialista en unas elecciones generales. Fuentes del PSOE sostienen que este desplome no se producirá.
Las elecciones catalanas de otoño vendrán determinadas, entre otros factores, por el fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, que esta vez parece inminente.
Fuentes del Ejecutivo admiten que su agenda política se halla totalmente trastocada. "La economía lo eclipsa todo", afirman. Las mismas fuentes coinciden en señalar que el presidente del Gobierno busca la revancha en varios frentes. Por una parte, ante Mariano Rajoy, a quien en el PSOE acusan de aprovecharse de la situación para buscar la caída de Zapatero cueste lo que cueste y cuanto antes mejor. Hay deseos de revancha. El líder del PSOE, explican, busca hacérselo pagar muy caro en el debate de la nación. Siguen confiando en la destreza dialéctica del presidente. El 14 de julio Zapatero quiere dejar tumbado a Rajoy en el Congreso.
También aseguran que Zapatero no se contentará con parar los golpes de los especuladores internacionales que han atacado a España y que le han puesto a él al borde del precipicio, sino que intentará devolverles el golpe: "Zapatero está muy enfurecido porque los especuladores se han aprovechado de las debilidades estructurales de la UE y económicas de España y nos han torcido el brazo para poder llevar a cabo nuestras políticas". Otros confían en que el fin del semestre de presidencia de la UE rompa el corsé institucional que a su juicio ha impedido que Zapatero lidere una respuesta a la crisis de corte más socialdemócrata.
Mientras el presidente se bate el cobre contra todo y contra
todos –en el interior y en el exterior–, en el PSOE se detecta mucho desconcierto.
El programa electoral es hoy papel mojado. La mayoría de los cuadros
socialistas se enteran por la prensa de las medidas que aprueba el Gobierno. La
urgencia es tal, que no hay tiempo para el debate. Todo se comenta a
posteriori. En la sede central de la calle Ferraz se suceden las reuniones para
explicar las medidas que anuncia Zapatero o que aprueba el Gobierno. Siempre
cuando las decisiones ya están tomadas. La última se celebró el pasado
miércoles, después de que el Consejo de Ministros aprobara el decreto ley de la
reforma laboral: Celestino Corbacho fue el encargado de dar las explicaciones.
Y guste o no guste, los 169 diputados socialistas habrán de convalidarlo el
próximo martes. "La leal disciplina de voto requiere una real disciplina
de debate", ha reclamado José Antonio Pérez Tapias, diputado de la
corriente Izquierda Socialista, dando voz a un sentimiento extendido. "No
es exactamente depresión, sino que es desconcierto lo que en verdad sufre la
militancia socialista, lo cual exige tratamiento político –escribió Pérez
Tapias en Granada Hoy–. El plan de ajuste ha supuesto un cambio de rumbo en el
Gobierno. Militantes, electorado y ciudadanía lo ven con perplejidad. Ante un
giro como el acometido, y a falta de un discurso que lo acompañe suficientemente,
aparece el desconcierto". Este diputado, como miembro de la UGT, admite
tener el "espíritu escindido".
En la reunión del martes del grupo socialista, varios diputados vinculados a la
UGT expresaron muchas inquietudes. Temen que el trámite parlamentario endurezca
aún más el nuevo marco laboral. La dirección hizo oídos sordos a la propuesta
del diputado Antonio Gutiérrez, ex secretario general de CC.OO., para crear un
grupo de discusión interna. Vendrán más capítulos difíciles. En su comparecencia
junto al director del Fondo Monetario Internacional, Zapatero ya anunció el
viernes que la jubilación se retrasará a los 67 años.
"Es más que posible que el partido se pueda sentir incómodo ante las medidas adoptadas, porque lo que hemos decidido estas semanas no ha sido del todo entendido por nuestra gente", ha admitido Manuel Chaves.
LA ÚLTIMA LLAVE DE MONTILLA
(Calendario de próximas fechas)
La agenda de Zapatero sigue echando humo, como prueba la próxima semana: el martes y el miércoles volverá a ser apaleado por toda la oposición en las sesiones de control del Senado y el Congreso. El martes, se votará la convalidación del decreto ley de la reforma laboral. Luz verde: CiU y canarios se abstendrán. La posición del PP aún no está del todo clara. El próximo fin de semana, Zapatero volverá a codearse con los líderes del mundo en la cita del G-20 en Toronto (Canadá). Las fechas que tiene señaladas en rojo en el calendario son las del 14 y 15 de julio, cuando protagonizará el debate del estado de la nación. Al día siguiente hay Consejo de Ministros y al siguiente comité federal del PSOE. Citas muy encadenadas alimentan la hipótesis de un pronto cambio de Gobierno.
Tras la reunión del comité federal del PSOE, se celebrarán las votaciones de las resoluciones del debate de política general, otro momento clave para intentar que la soledad parlamentaria no le acorrale.
Vacaciones en agosto, cruzando los dedos. Y vuelta a empezar. Está previsto que Zapatero abra el curso político –como todos los años–, en la fiesta sindical de Rodiezmo (León), el 5 de septiembre; justo 24 días antes de la primera huelga general que han convocado en sus seis años de mandato UGT y CC.OO. (el 29 de septiembre). Mucho deberá blindar el acto Zapatero si no quiere que la fiesta acabe como el rosario de la aurora. En octubre se celebrará el debate de totalidad de los presupuestos generales del Estado del 2011. Sacarlos adelante será determinante para el devenir de la legislatura, si es que al veterano Francisco Fernández Marugán, tradicional negociador de presupuestos del PSOE, no le da antes un síncope. En este complicado tablero otoñal aún falta una pieza, una pieza clave: la fecha de las elecciones catalanas. ¿En septiembre, antes de la huelga general? ¿En octubre, antes del debate de totalidad de los presupuestos del Estado del 2011? ¿En noviembre, después de la huelga general, de la votación de los presupuestos y de la visita del Papa a Barcelona? Montilla tiene en sus manos esa última llave.