NUBARRONES DE CISMA SOBREVUELAN EL CUARTEL GENERAL DEL PSOE
Artículo de Antonio Martín Beaumont en “El Semanal Digital” del 03.10.05
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Maragall cree que Zapatero hará tragar la amarga pastilla de la nación catalana a su partido. Pero muchos socialistas no esconden sus recelos.
3 de octubre de 2005. Pasqual Maragall anda seguro de que el nuevo "Estatut"
aprobado por el Parlamento de Cataluña va a obtener "vía libre" en el Congreso
de los Diputados. Eso decía al menos por los pasillos de la Cámara autonómica
del Parque de la Ciutadella de Barcelona tras apuntarse en su diario los 120
votos a favor (PSC, CiU, ERC e ICV) y los 15 del PP en contra después de la
intensa sesión matinal del pasado viernes que finalizó regada de brindis con
cava y cantos a coro del himno "Els Segadors". Horas después, ante las cámaras
de TVE, se mostraba convencido de que el presidente Zapatero que "ha proclamado
más de una vez que respeta el término nación para Cataluña hará todo lo posible
para que España entera lo entienda".
Es cierto que el líder catalán socialista "siempre dice lo primero que le viene
a la cabeza y después actúa en función de lo dicho", como señalan compañeros de
partido de la calle Ferraz conocedores de sus "caprichos" y de las
"comprometidas" situaciones en que les ha puesto en ocasiones, pero sin embargo
en este momento sí parece estar convencido de contar con el apoyo del presidente
del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que ya se "mojó" cuando, antes
incluso de saberse ganador de las elecciones generales de marzo de 2004, se
comprometió durante un mitin en Barcelona a apoyar "cualquier texto" de
"Estatut" salido del Parlamento catalán.
Promesa reconocida el viernes por la vicepresidenta, María Teresa Fernández de
la Vega, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, pero matizada
con una coletilla "made in" de la Vega respecto a que el compromiso del
presidente no está exento de que puedan hacerse "retoques" para ajustar,
constitucionalmente hablando, lo salido de Cataluña.
Precisamente el histórico líder del PSOE Alfonso Guerra hace unos días, esta vez
en unas crípticas declaraciones, parecía afearle y echarle en cara la promesa a
su jefe de filas por su ingenuidad y le recordaba que los políticos deben
cumplir sus ofertas electorales aunque las hayan hecho cuando pensaban que no
iban a gobernar.
Tiene guasa sevillana don Alfonso que, tras lo que parecía un largo periodo de
ostracismo político, está de nuevo en la "pomada" gracias a que por ser
presidente de la Comisión Constitucional del Congreso deben pasar por sus manos
las reformas de los Estatutos que llegan desde las Comunidades Autónomas. De
hecho, algunas fuentes señalan que desde el portavoz del PSOE, Alfredo Pérez
Rubalcaba, hasta el propio presidente Zapatero quieren estos días almorzar con
"el amigo Alfonso" para "desactivarle" y así evitarse el mal trago de que se
ponga al frente de los diputados socialistas "rebeldes" que andan con ganas de
amargar el paso del "Estatut" de Maragall por el remozado e informatizado
Palacio de la Carrera de San Jerónimo de Madrid.
Miedo a la división interna en el PSOE
Y es que en el cuartel general socialista de Ferraz tiemblan con sólo
mencionarles la posibilidad de que este asunto pueda traerles la mínima división
interna. Pero la verdad es que los ánimos andan caldeados y a esta hora
cualquier cosa puede pasar. Fuentes de toda solvencia señalan que más de medio
centenar de diputados socialistas estarían dispuestos a no votar un Estatuto
catalán que incluya el término "nación" en su articulado. Aunque no hay que
obviar que el poder une mucho y cierra demasiadas bocas agradecidas.
De momento Alfonso Guerra niega que vaya a haber diferencias en el seno del
grupo socialista, ya que "tiene una larga historia de disciplina interna", ni
que represente un problema el hecho de que haya cambios sobre lo que ha aprobado
el PSC. "Se discutirá, y lo que diga la mayoría del grupo será lo que se
adopte", dice públicamente el histórico dirigente socialista, aunque otra cosa
distinta es lo que opina en privado, al igual que otros "barones" socialistas
como Manuel Chaves, José Bono, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Marcelino Iglesias,
Francisco Vázquez, Rafael Simancas y diputados de a pie como José Acosta, Txiqui
Benegas, Francisco Fernández Marugán, Victorino Mayoral, José Luis Galache, …
Eso sí, Alfonso Guerra, al contrario que de la Vega, reconoce que la negociación
del Estatuto de Cataluña en las Cortes va a ser "complicada y larga", porque
"son muchos artículos los que plantean dificultades de encaje constitucional".
Se reforme o no el "Estatut" en el Congreso, de lo que no cabe duda a casi nadie
en el PSOE es que una parte de su partido --el PSC con Maragall a la cabeza y el
ministro José Montilla a su vera-- ha participado en la producción de este
embrollo. Y tampoco dudan, aunque se lo callen, que ha sido el propio Zapatero
quien ha alentado la introducción de "nación" en el articulado del "Estatut", de
ahí que todos miren ahora a La Moncloa a la espera de un pronunciamiento del
jefe máximo que sin embargo sólo ve "un tiempo de mucha calma fructífera para
Cataluña y para España".
De momento, el martes, en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista,
seguramente muchos socialistas se mirarán de reojo y seguirán de perfil. Pero
"nos esperan tiempos interesantes", es la declaración más común de unos
diputados del PSOE que no esconden ya su preocupación.