EL ESTILITA DE LA MONCLOA
A tal punto hemos
llegado que hasta El País considera indispensable y urgente que Zapatero
abandone el poder
Artículo de Manuel Martín Ferrand en “ABC”
del 19 de julio de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Simeón el Estilita era un santo varón que, en el siglo V de nuestra era, para estar más cerca del Señor y lejos de los hombres, construyó en el desierto de Turquía una columna de una docena de metros de altura. Sobre el amplio capitel que remataba el fuste, pasó más de treinta años y murió santamente. José Luis Rodríguez Zapatero, en nuestros días y en versión laica, ha conseguido el mismo efecto sin necesidad de columna alguna. Le ha bastado con cerrar los ojos para no contemplar la realidad y los oídos para no escuchar las voces, tanto próximas a su militancia como distante de ella, que claman en el páramo nacional, en donde crecen al mismo tiempo el paro y la desesperanza.
Zapatero es un fruto típico de la partitocracia. Su éxito —a cualquier cosa llaman chocolate las patronas— se sustenta en la capacidad para no llamar la atención, para permanecer sentado en un escaño hasta que las circunstancias, para evitar que otros lo hagan, le eleven a un poder y una representación para los que no estaba preparado. Algunos llevamos muchos años, desde que, llegado a La Moncloa, le dio por desenterrar cadáveres y honrar a su abuelo en lugar de gobernar, tratando de responsabilizar al PSOE, a su aparato de poder, del riesgo creciente de la conducta presidencial. Ya nadie duda de la incapacidad de quien sigue siendo presidente del Gobierno de España y máximo líder del «otro» gran partido nacional.
El de León, que no quiso ver llegar la crisis económica y no supo, después, enfrentarse a ella, acompañado de un equipo de mediocres, y mediocras, nos ha llevado a la ruina y, además, ha fabricado otra crisis de naturaleza política que, superpuesta a la primera, incita el desmoronamiento nacional. A tal punto hemos llegado que hasta El País, el primero de los diarios nacionales, protector del felipismo, guardián y promotor de Alfredo Pérez Rubalcaba, considera indispensable y urgente que Zapatero abandone el poder. Son lentos de percepción; pero, como explicaba telefónicamente Miguel Gila, todo cuanto no cae por la ley de la gravedad termina haciéndolo por su propio peso. El PSOE, sus próximos y beneficiarios, no quisieron hace un par de años, cuando la situación presente ya era previsible hasta en sus mínimos detalles, sustituir a Zapatero al frente del partido y el Gobierno y ahora, quizás, sea tarde para ello. Ya no hay más camino que el electoral y eso lleva su trámite y sus tiempos. Por el momento, ya hemos batido nuestro record y los bonos españoles a diez años cotizan a 6,34 euros, el precio más alto desde que nació la moneda europea. El estilita sigue en La Moncloa.