CATALUÑA: ¿POR QUÉ VOTAN NACIONALISTA?
Artículo de Pío Moa en “Libertad
Digital” del 30 de abril de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Una buena causa es derrotada si no sabe hacerse valer, si sus
defensores no la defienden con habilidad, entusiasmo y empeño, y estas
características han estado del lado de la mala causa.
Algunos comentarios a mi artículo Cataluña es España, en plan derrotista y "decepcionado" replican que, si los catalanes se consideran en su mayoría españoles, ¿por qué votan a partidos nacionalistas? Es evidente que la gran masa de los catalanes no son separatistas, como demuestran con frecuencia, y sin embargo votan a partidos nacionalistas. Intentaré explicar por qué.
1. Todos los partidos relevantes en Cataluña son nacionalistas, desde el PP a la Esquerra, y, por supuesto, CiU y el PSC. Unos lo son de modo abierto y claro, y los otros de modo vergonzante: en la práctica siguen las iniciativas de los primeros. Por tanto, el votante catalán no tiene elección real.
2. Desde la transición, la única propaganda masiva, sistemática y tenaz ha sido la nacionalista (separatista del todo o a medias). La derecha abandonó desde el primer momento la lucha por las ideas en Cataluña y en Vascongadas (también en el resto del país frente al PSOE), tratando a hacerse simpática a los nacionalistas para disminuir su virulencia: concesiones, sonrisitas, aceptación de gran parte de su doctrina. La resistencia ofrecida por Jiménez Losantos, Amando de Miguel y otros, no solo fue asfixiada desde Barcelona, sino también desde Madrid. Por tanto, la formación de opinión pública en Cataluña ha tenido tinte casi exclusivamente nacionalista. El mensaje del PSUC y luego del PSC lo fue siempre en lo esencial, y hoy lo es también el del PP. Ante tal y tan prolongado lavado de cerebro, la pregunta es: ¿por qué el separatismo no ha avanzado mucho más?
3. La réplica por parte de los partidos menos nacionalistas o de las tendencias más españolistas, ha sido vergonzante y a la defensiva. Además, a menudo ha sido antidemocrática, como en el resto de España frente a una izquierda a su vez antidemocrática. Un españolismo de ese jaez hace el juego al separatismo, y si cuando no es antidemocrático resulta romo, sin incisividad, incapaz de bregar con las maniobras, calumnias y manipulaciones nacionalistas, no puede esperarse otro resultado.
He aquí tres causas que a mi juicio explican bastante bien por qué los catalanes votan a partidos nacionalistas, pese a no ser separatistas en su gran mayoría. Simplemente no ha quedado allí otra opción política y, al igual que en el resto de España, no surge una alternativa a la demagogia. Porque un coro de lamentaciones y cabreos no es, desde luego, una alternativa.
Una buena causa es derrotada si no sabe hacerse valer, si sus defensores no la defienden con habilidad, entusiasmo y empeño, y estas características han estado del lado de la mala causa. Esperemos que Ciudadanos sepa combinar la habilidad con la orientación justa.