...vayamos también al PP, que olvida su ideología
si a cambio consigue algunos votos o si puede atenuar los ataques de
socialistas o nacionalistas...
Incompetentes
e incoherentes: así ven los catalanes a los políticos, el peor mal social que
creen sufrir tras el paro, según la Encuesta de Valoración del Govern hecha pública por el Centre
d’Estudis d’Opinió (CEO).
Quizás
por eso los países más eficaces son los que viven largas crisis sin gobierno.
Sin presión de los políticos, en esos lugares funcionan mejor las instituciones
permanentes y la administración pública.
Dejemos
Cataluña,
dominada por abundantes corruptos, gobernantes y exgobernantes, cobradores de
comisiones por cualquier trabajo, y observemos el conjunto de España.
Los
bancos le han perdonado el PSOE 33 millones de euros de créditos impagados. Así tienen
comprado al partido gobernante, como se deduce del informe de Tribunal
de Cuentas. Y eso, al
margen de sus múltiples corrupciones comprobadas, numéricamente más (264 frente
a 200) que las del PP.
Pero
vayamos también al PP, que olvida su ideología si a cambio consigue algunos votos o si puede
atenuar los ataques de socialistas o nacionalistas: acobardados, los populares
se vuelven tan maleables como los hilillos de plastilina.
Un
ejemplo: está claro que defienden la energía nuclear. Pero cuando comprueban
que puede ser impopular que un pueblo castellano-manchego gobernado por sus
militantes instale un cementerio atómico porque trae riqueza, María
Dolores de Cospedal,
número 2 de partido y candidata presidir esa Comunidad, amenaza con expulsar al
alcalde. Es el terror del PP a Greenpeace.
En Galicia, el presidente Núñez
Feijóo, asustado por
las protestas socialistas y nacionalistas, ha roto su promesa electoral de que
los niños estudien en el idioma que decidan sus padres. Brindó algo que es
incapaz de cumplir, y ahora gran número de sus votantes no le creen.
En
ambos casos, incoherencia y espantada: el dictamen de los electores catalanes
sirve para toda España