CRISIS AGUDA
Artículo de C. Mudarra en “Voto en Blanco”
del 22 de junio de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Los
mismos barones de peso del socialismo, aunque en público callan o aparentan
beatitud, andan que trinan o se remueven con inquietud en sus asientos. Así lo
ha hecho, desde Bruselas, el que fuera aspirante a la Presidencia, Sr. Almunia;
el Director del Banco de España, Sr. Fernández Ordóñez o recientemente D.
Felipe González, quien, en referencia al Presidente ZP, ha dicho que anda
deprimido y que “rectificar es de sabios, pero hacerlo a diario es de necios”.
Y ciertamente es de tontos y necios rodearse de incultos, de zafios
traumatizados y carentes de luces en las tareas de dirección o de gobierno. Sin
duda, es de inteligentes llamar, para las tareas directivas, a los más
preparados y conocedores, que colaboren en la búsqueda del bien común.
Padecemos una aguda crisis no sólo económica, sino moral, cultural y
espiritual; no se puede afrontar aquella, sin atender y atajar estas otras.
Está en entredicho la educación, tema fundamental para una sociedad que se
tambalea, acosada por el vendaval laicista y hedonista que sopla rabioso desde
esa mentalidad hostil y revanchista de este neosocialismo
radical y poco respetuoso con las creencias y tradiciones de los españoles; se
palpa en el horizonte temporal tal intención destructiva, proporcional a la
radicalidad del planteamiento antitradicional y cristiano
y a la amplitud de la demanda educativa. No se pueden trastocar, ni se deben
eliminar los valores que han sustentado nuestro entramado social; para el
hombre, es esencial el hecho de llegar a ser él mismo a partir del otro, del tú
y del vosotros, en cuyo encuentro el “yo” se abre a sí mismo; por eso, la
educación antiautoritaria no es educación, sino renuncia a ella; la emergencia
educativa radica en el escepticismo y el relativismo, que desechan
mecánicamente todo imperativo moral, toda orientación de respeto, bondad y
virtud.
Esa es la razón, por la que intentan tergiversar y silenciar la historia y la
convierten en un aglomerado de situaciones y decisiones culturales, ocasionales
y arbitrarias que no inciden en el presente ni en el futuro. Hay que abrirse a
las indicaciones de una educación que no es imposición, sino apertura del yo al
conocimiento, a la autoridad del saber y al esfuerzo personal. Educar nunca ha
sido fácil; educar es formar a las nuevas generaciones para que sepan afrontar
su relación con el mundo, apoyadas en la memoria significativa del saber
científico y humano, que se incrementa con el patrimonio compartido de la
sabiduría y reconoce la trascendencia de la vida, del pensamiento y las
afecciones del hombre. El joven tiene sed de sabiduría y de la adquisición de
conocimientos consistentes; busca la coraza de unos valores sólidos que lo
conduzcan a metas asequibles y alcanzables, hechas realidad en el hallazgo de
unas relaciones humanas auténticas para vadear los desafíos de la vida y su
realización personal; desea un futuro menos incierto gracias a una sociedad
segura y fiable que le confíe un puesto de trabajo digno y seguro.
A la vez que es preciso acometer la reforma laboral y la financiera, urge
también la de una nueva y moderna ley de educación. El sistema educativo es
deficiente, los chicos salen sin saber nada de casi nada; “mi hija –dice una
señora- ha terminado una carrera y no tiene ni idea de la Historia de España,
ni de Lengua ni Matemáticas… y además no encuentra trabajo”; las familias se
han de ocupar de educar a sus hijos y el Colegio, de enseñar; estamos criando
una generación de insatisfechos, egoístas y materialistas, producto de las
lúdicas LOGSES y LODES. Esta es la cultura del sexo y el alcohol. ¿Qué clase de
profesionales y dirigentes tendremos en el futuro? Los rapaces de hoy serán los
adultos de mañana.