DOS DISCURSOS Y UN SÓLO MENSAJE SOBRE LA UNIDAD DE ESPAÑA
Editorial de “El Mundo” del 26/12/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
Dos
importantes discursos, aunque en distintos planos, han venido a coincidir en el
tiempo con un mensaje muy similar: la necesidad de preservar la unidad de España
y la reivindicación de la Constitución como pieza básica de la convivencia de
todos los ciudadanos.
Así lo expresó, desde el plano institucional, el Rey Don Juan Carlos en su
tradicional intervención navideña y en las mismas ideas incidió la alocución del
ministro de Defensa, José Bono, a los soldados españoles en Mostar, desde un
plano más emotivo e informal.
Podría argumentarse que el monarca y el ministro de Defensa dijeron cosas
bastante obvias si no fuera por el debate abierto sobre el modelo de Estado y
por las propias posiciones de los socios del Gobierno, muy distantes de esos
postulados. Gaspar Llamazares, coordinador de IU, criticó ayer al Rey por sus
alusiones a la unidad de la patria, al igual que los nacionalistas, mientras que
ERC -que se halla en las antípodas de lo que propugnó el monarca- prefirió
«ignorar», como todos los años, el mensaje navideño del Rey.
En su discurso, Don Juan Carlos se refirió continuamente a España y los
españoles, subrayando que no regateará esfuerzos para «alentar y preservar la
unión solidaria de las diversas tierras de España».También ligó las actuales
cotas de bienestar y desarrollo económico a la estabilidad constitucional y
afirmó que los 26 años de vigencia de la Carta Magna son «un periodo corto» en
relación a la experiencia democrática de otros países europeos.
Las palabras del jefe del Estado resultan especialmente pertinentes de cara al
año que se avecina, marcado por el plan Ibarretxe y las elecciones vascas, la
reforma del Estatuto catalán y el debate sobre el modelo constitucional. El
mensaje real supone un claro aval a las posiciones constitucionalistas
mantenidas por el PP y un sector muy amplio del PSOE frente a las tesis de los
socios del Gobierno y de los partidos nacionalistas.
Uno de esos dirigentes socialistas es José Bono, que aseguró que las personas
que se sienten españolas no van a dejar de querer a su patria «a punta de
pistola», en alusión a la utilización de los nacionalistas de los atentados de
ETA.
El Monarca hizo una significativa alusión a la Constitución Europea, que podría
interpretarse en el contexto de su discurso como una invitación a votar sí en la
consulta del 20 de febrero, lo que le valió el reproche de Llamazares.
Fue también muy importante su referencia a la necesidad de «trabajar unidos para
desarrollar las relaciones internacionales», lo que podría interpretarse como
una crítica a los vaivenes de nuestra política exterior, que sin duda han
perjudicado los intereses de España. Aznar, con su giro hacia Bush, y Zapatero,
con su brusca y frívola rectificación, podrían darse justamente por aludidos en
esta apelación al consenso.
No faltó la obligada referencia a la tragedia del 11-M ni las demandas de
solidaridad respecto a los inmigrantes y los desfavorecidos y hubo también una
inédita alusión al deterioro de nuestro sistema educativo, que, al igual que a
muchos ciudadanos, preocupa al Rey.
En suma, un mensaje acertado y coherente de quien, por lo que simboliza, está
obligado a defender la unidad de España y el respeto a la legalidad
constitucional.