DE REBELDE A «GENERALA»
Artículo en “El Mundo” del 14 de julio de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
«ES NECESARIO alguien con la fuerza y la personalidad de Rosa.
Si no, se iría todo al garete». Es la respuesta de Savater,
pilar intelectual de UPyD, a la revuelta frente al
«autoritarismo» de la fundadora del partido
El frío congelaba sus ojeras de hiperactiva en un hangar de Madrid. Iba ya por la hora y media embutida en las alpargatas y el fajín de Agustina de Aragón, con un ventilador disparando humo en sus pupilas de heroína del XIX. Rosa Díez, el pie en el cañón, inmutable y numantina: «Yo aguanto lo que sea». De dos manotazos se sacudía el nimbo gris y volvía a divisar las tropas francesas al asalto de la batería del Portillo.
A Rosa Díez le sienta bien la blusa de resistente. Contra ETA. Contra
los prebostes del PSOE. Contrala vieja política. Así hizo emerger su partido,
Unión, Progreso y Democracia (UPyD), como una boya
rosa en el océano bipartidista. Pero ahora ya tiene galones de general. Como el
Palafox que defendía Zaragoza. Como el Léfèbvre que
la asediaba. Y algunas gustinas a su mando la acusan
de quitárselas de en medio como el humo. A manotazos.
Cuando publicó su autobiografía, Merece la pena (2008), Rosa Díez se las
prometía felices: «Cuando la gente se pregunta qué hacemos Savater,
Mikel Buesa [...] yo y tantos otros, sólo puedo
responder que somos perfectamente compatibles y que no creo que vayamos a tener
muchas discusiones».
Casi dos años después de su fundación y a las puertas de su
primer congreso, UPyD, el partido del buen rollo, ha
dejado de ver la vie en rose. A varias dimisiones de
jefes regionales, como los de Andalucía y Guipúzcoa, se ha sucedido la apertura
de una quincena de expedientes disciplinarios a otros tantos dirigentes y,
sobre todo, el cese tronante de Mikel Buesa, uno de
sus fundadores. Los motivos son diferentes. Su cantinela, idéntica: el supuesto
«ordeno y mando» de Rosa Díez.
«Su egolatría es evidente. En el partido había dos personas conocidas:
ella y yo. Pero Rosa no deja que nadie tenga notoriedad pública. Cada vez
tomaba más decisiones sin contar con los demás. Por eso, y porque Rosa me ha
engañado, me voy. Con este viraje autoritarista, a UPyD no le queda mucha vida por delante», declaró Buesa a Crónica.
Valoraciones políticas al margen, Díez, 57 años, sigue llevando el mismo
tren de vida simple. Durante la semana vive en un hotel de cuatro estrellas de
la capital y, en cuanto asoma el fin de semana, escapa a su casa de Sodupe, donde la esperan su marido y sus tres perros.
A Rosa no le gusta que le marquen la agenda. Cuando su marido abrió un
paquete bomba destinado para ella, se negó a cambiar sus planes del día. Y esta
semana se ha negado a conceder una entrevista a Crónica. Pese a ello, su
entorno asegura
que está «tranquilísima» y que considera lo ocurrido una fase obligada.
Como un sarampión infantil en un partido que todavía gatea.
Sin embargo, algunos expertos creen que UPyD
se juega su futuro en el envite. «Las formaciones que van de diferentes son
partidos como los demás, con luchas de poder. Muchos votantes verán ahora a
Rosa como intolerante. Y UPyD puede naufragar, como
le ocurrió a Ciudadanos, si no es capaz de presentar un relato más sólido que
el de anti PP y anti PSOE», analiza Luis Arroyo, presidente de Asesores de
Comunicación Pública.
UPyD ha cosechado un notable crecimiento en dos años de vida. En las últimas europeas se alzó hasta los 451.000 votos. Ya tiene representación en el Congreso, en Estrasburgo y en la Cámara vasca. Pero pocos recuerdan sus siglas. Para todos es «el partido de Rosa».
Su liderazgo entre la militancia es indiscutible. Y el resto de padres fundadores la apoya. «Es necesario alguien con la fuerza y la personalidad de Rosa. Si no, se iría todo al garete », afirma Fernando Savater. El dramaturgo Albert Boadella opina que «Rosa Díez es el mejor activo porque en España la gente vota a una persona, no a un proyecto» y cree que a Mikel Buesa le hubiese gustado tener «más protagonismo».
Bruto apuñaló a César. Nerón hizo envenenar a Claudio. En tiempos pretéritos, las rencillas políticas se dirimían a golpe de cuchillo, de audacia o de pasillo. En el XXI, las camarillas se zurran a golpe de blog.
Crear una bitácora enemiga, www.estanoeslawebdeupyd.blogspot.com, le ha costado un expediente a los disidentes de la dirección, que exigían la elección por listas abiertas al órgano de gobierno de UPyD. En el escrito que les suspende como militantes hay frases que repican como grilletes: «La libertad de expresión no ampara declaraciones que supongan la exteriorización de una voluntad que quiera modificar las reglas que nos hemos dado».
TACHUELA DEL PSOE
Gerardo Hernández, ex coordinador en Málaga y portavoz de los apartados
por la revolución bloguera, reconoce que Rosa Díez es la mejor líder posible,
pero cree que el partido no se aplica el regeneracionismo que preconiza para la
sociedad. En un reciente consejo político, recuerda, Rosa Díez tomó la palabra
y dijo: «Si se aprueba eso, dejo el partido». Yo o el caos.
A Rosa se le reprocha anunciar a Sosa Wagner como candidato a las
europeas antes de someterlo al partido, tomar posiciones públicas no
consensuadas y no aceptar divergencias. «El PSOE no la sometió a la situación
de acoso a la que ella nos somete ahora», afirma Gerardo.
Cuando Díez perdió ante Zapatero en 2000 la carrera por la secretaría
general del PSOE, pasó a convertirse en la tachuela de la dirección. Criticaba
el culto al líder. «Para tener fe, uno cree en Dios, en el verdadero, no voy a
creer en Zapatero». Muchos pidieron su expulsión. El hoy presidente del
Gobierno, cuco y con cintura, impidió que la expedientaran para ahorrarse el
proceso por autoritario que hoy sufre ella.
Jueves pasado. Cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos en
Aranjuez. Agustina de Aragón viste sandalias de cuero rojo con apliques étnicos
y un pantalón rasgado. Lleva una carpeta rosa en la que pone: «Yo elijo».
Y elige fintar hasta cinco preguntas sobre las turbulencias internas. «UPyD no es un club de amigos, ni un grupo de terapia, ni
una asamblea universitaria. Es un partido serio con normas claras y para
todos», termina por decir con voz firme. Como cuando, el pie en el cañón,
retando al frío y los franceses, clamaba: «Yo aguanto lo que sea». Y se quitaba
el humo a manotazos.