UNA NUEVA FUERZA ANTINACIONALISTA.
Disidencias y terceras vías
La aventura de Díez y Savater de
crear un partido será un despilfarro de tiempo, energías y prestigio
Artículo de Antonio Papell* en “El Periódico” del 05 de
septiembre de 2007
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
Con un breve comentario al final:
TERAPIA TRANSVERSAL y REGENERACIONISTA
Luis Bouza-Brey (9-10-09, 10:00)
La empobrecedora experiencia de Ciutadans no ha servido para disuadir a los promotores de
un nuevo partido bisagra que, basado en el movimiento cívico Basta Ya,
inspirado por Fernando Savater y encabezado por Rosa
Díez, se dispone a irrumpir en el ambiente
preelectoral en que ya estamos sumidos. Díez, bien conocida por su vigorosa
lucha democrática contra ETA y su entorno, ha dado el paso anunciado desde hace
tiempo: ha devuelto el carnet del PSOE, ha abandonado el Europarlamento
y va a dedicarse “a tiempo completo” a auspiciar el nacimiento de una fuerza
política denominada provisionalmente Plataforma Pro, surgida con vocación de
partido “nacional” y “sin complejos” que será presentada en sociedad el 29 de
septiembre.
Fernando Savater
ya ha anunciado que no tendrá cargo alguno en la nueva formación: “Yo digo como
Groucho Marx: nunca pertenecería a un club que
admitiese como socios a personas como yo”, ha ironizado el ilustre filósofo
tras señalar que se limitará a “ser un rostro y una voz que oriente a la gente
al respecto de adónde van a ir las cosas”.
COMO ES bien conocido –Díez nunca lo ha ocultado–, la
disidencia que origina esta operación proviene del fracaso de la coyuntural
asociación no nacionalista que, encabezada por Mayor Oreja (PP) y con el apoyo
de Redondo Terreros (PSOE), intentó provocar la alternancia política en Euskadi
en las elecciones vascas del 2001, cuando los efectos de Lizarra estaban todavía
candentes. Con posterioridad, aquella alianza informal fue decayendo pero
algunos movimientos sociales como Basta Ya y personas como Díez siempre
mantuvieron obsesivamente la tesis de que el objetivo monográfico de la
política vasca, incluso de la política española, había de ser la derrota de ETA
y el desplazamiento del nacionalismo periférico.
Díez no se aclimató a los tiempos nuevos
y fue cociéndose la ruptura con el PSOE que ahora se ha producido, precisamente
cuando soplan de nuevo en Euskadi vientos saludables de transversalidad
que podrían germinar y volverse fecundos si Imaz
consigue sacar adelante su opción y mantenerse al frente del PNV.
Ahora, la formación en ciernes Plataforma
Pro pretende convertirse en “un partido nacional defensor de un Estado fuerte
que lime los excesos de los nacionalismos periféricos y las hipotecas
clientelares y localistas que lastran tanto al partido socialista como al PP”.
Para ello, la plataforma defenderá una reforma de la Constitución que “blinde
las competencias estatales y cierre definitivamente el debate territorial”. En
esta línea, propondrá una reforma de la ley electoral que “evite el excesivo
peso” de los nacionalistas en la gobernabilidad de España. Su pretensión es
convertirse en “bisagra no nacionalista” desde la que pueda mediatizar a los
grandes partidos. Savater, por su parte, ha
manifestado que la nueva fuerza tendrá como ejes “el progresismo y la unidad”.
Sucede, sin embargo, que con estos
mimbres no se construye un partido, que ha de basarse en la articulación y
defensa de un completo y complejo modelo de sociedad. Lo que Díez y Savater pretenden es erigir un grupo de presión, no un
partido político, que es otra cosa. Y la capacidad de liderazgo de Díez está
por ver: es conocida por ser valiente, pero su única experiencia en el intento
de subir peldaños en la política nacional, su candidatura a la secretaría
general del PSOE en el 2000, terminó en estrepitoso fracaso. Finalmente, parece
claro que, aunque en teoría se trate de una operación cocida en el caldero de
la izquierda, la dilatada beligerancia de Rosa Díez contra el PSOE le
proporcionará sobre todo adeptos en sectores de la derecha más conspicua, por
lo que el nuevo partido puede tener pronto enfrente a quienes más lo jalean
hoy.
Decía D’Ors que “los experimentos, con
gaseosa”. Y, efectivamente, estas magníficas ideas de personalidades valiosas
deberían salir del terreno experimental y mantenerse en el campo del
posibilismo. En nuestro modelo de representación, los partidos son elementos
vertebrales de participación política, y lo saludable es que los aportes
ideológicos se tramiten por su intermedio, y no mediante la creación de
organizaciones nuevas, que tendrán grandes dificultades para conseguir espacio
de subsistencia.
Por decirlo más claro, no es razonable
que estos movimientos sociales que surgen al calor de una disidencia con
probable fundamento –hay una familiaridad teleológica innegable entre Ciutadans y Plataforma Pro– traten de convertirse ellos
también en actores del sistema de partidos: lo razonable es que pugnen por ser
escuchados, por influir políticamente sobre la opinión pública y, por supuesto,
sobre los partidos existentes. Ya se sabe que no es fácil intentar influir
intelectualmente mediante la palabra y la idea, pero, desde luego, la
ocurrencia de hacerlo mediante un partido nuevo, apenas vinculado a un único
criterio –el antinacionalismo en este caso– y sin el
basamento doctrinal e ideológico que lo justifique, tiene muy escasas
posibilidades de prosperar. La aventura será, en fin, un despilfarro de tiempo,
de energías y de prestigio.
Breve comentario final:
TERAPIA TRANSVERSAL y REGENERACIONISTA
Luis Bouza-Brey (9-10-09, 10:00)
Interesante
artículo de Papell. Pero la transversalidad
es posible, sólo tenemos que trabajárnosla todos, para salir de esquemas
inamovibles y anquilosados. Ya estamos viendo a lo que conduce el estancamiento
mental de los dos grandes partidos: a una lucha sin sentido por el poder en la
que todo se corrompe.
Hoy escribo un
comentario en Plaza Moyúa, en el hilo
"Por retambufa", en el que expreso esta
opinión:
ALADAN: “Entonces gran parte de este colectivo, cada
día más numeroso, pasa a engrosar el voto en blanco o la abstención de la
polis, asqueados e impotentes de tanta podredumbre.
¿ Será posible la organización de este colectivo de forma que los
tramposillos sientan su existencia y se vean obligados a reaccionar?”
That´s the question,
Aladan: cómo conseguir que los fracasos parciales no
se consideren definitivos.
A mi se me ocurre que es preciso hacer ver a los de buena
voluntad que el país los necesita y que hay que encontrar la fuerza que nos
impulse a la unión y no a la dispersión.
Que es preciso
hacer ver a los de buena voluntad que las bases de nuestra vida social se están
yendo al tacho y que es necesario un esfuerzo persistente para evitarlo.
Que es preciso
hacer ver a los de buena voluntad que no tenemos derecho a desanimarnos y
rendirnos, sino obligación de luchar, contra viento y marea, para sacar al país
de la deriva en que está.
Que es preciso
hacer ver a los de buena voluntad que existe una necesidad y un espacio
sociopolítico semivacío que es nuestra obligación ocupar y atender.
Que es preciso
hacer ver a los de buena voluntad que entre todos tenemos que encontrar la
fórmula sociopolítica que nos permita recomponer los destrozos.
Que es preciso
hacer ver a los de buena voluntad que en estos momentos sólo parecen percibirse
tres fórmulas:
1. Intentar salvar del naufragio las herramientas
averiadas (Ciudadanos y UPyD), para redirigirlas
hacia sus objetivos fundacionales sin concesiones tácticas a su deriva
aberrante. Pero al hablar de herramientas averiadas me refiero a las personas
que las constituyen, y no necesariamente a las organizaciones corruptas.
2. Refundar el
movimiento de regeneración mediante asociaciones cívicas que vayan confluyendo
en una acción global y común.
3. Fundar un nuevo partido político que sustituya con
firmeza y coherencia a los partidos corrompidos que naufragan por torpezas,
oportunismos o inepcias.
Estas tres opciones no son incompatibles, aunque tienen que
ordenarse por prioridades de sentido y temporales. Estamos finalizando una
fase, habrá que reflexionar sobre cómo terminarla y cómo iniciar la siguiente.