EL RADICALSOCIALISMO
Artículo de Pablo CASTELLANO en “La Razón” del 04/11/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
El paquete, utilizando expresiones al uso, de medidas con que el Gobierno del
Sr. Zapatero ha iniciado su ejecutoria, ha rescatado de la terminología política
el término de radicalsocialismo para definir la doctrina en que se inspiran sus
reformas: feminismo, equiparación de derechos en conductas sexuales,
facilitación del divorcio e interrupción voluntaria del embarazo, laicistización
de la enseñanza, descompromiso en la financiación de la Iglesia católica, etc.
Otros, con más acierto, han visto estas políticas más cerca del programa del Sr.
Panella y su famosa diputada Ciciolina, como expresión de un partido radical sin
adherencia alguna de las ideas matrices del socialismo. Y hasta los hay que
quieren ver tras esta ofensiva, injustamente tratada de antirreligiosa, la larga
mano de la francmasonería, que es un recurso muy socorrido para despertar en la
ciudadanía viejos demonios. En todo caso, es evidente que las reformas en
cuestión son de poco o nulo coste económico, enardecedoras de grupos sociales
marginados, pero es más que excesivo englobarlas en el capítulo de
«profundización de las libertades individuales». Mas bienvenidas sean. Lo de
socialismo, como sustantivo o adjetivo está aún pendiente, y lo estará por mucho
tiempo, por lo que, al menos en cuanto a lo del progreso democrático, sería
bueno recordar al gobierno sus invocaciones, cuando no promesas, a la gran tarea
de la regeneración que obviamente pasa por la ley electoral, las listas
cerradas, la financiación y democratización de los partidos, la independencia
judicial, la despartidización de las administraciones públicas, y lógicamente de
los medios de comunicación, la transparencia en el uso de los caudales públicos,
incluida la política de remuneraciones, la publicidad de la declaración de
bienes de los cargos políticos. Aun cuando esta aproximación a un censo más
abultado debiera ser suscrita por todos los partidos más como regeneración ética
que política, pues es evidente que no puede desarrollarse la segunda sin la
primera. Por ahora el Gobierno del Sr. Zapatero la asignatura de la ética la
tiene suspendida pues sigue en la obsesiva confusión de partido-gobierno-estado.
Y no hay socialismo sin sociedad, ni desde el partido único ni del oligopolio
turnante. Convendría que el Gobierno junto a su plausible preocupación por la
situación de las minorías discriminadamente tratadas, reparara también en
valores democráticos sin los cuales no es posible hablar de igualdad y de
justicia: cohesión social, equilibrio territorial, vertebración de la sociedad
civil, para acercarse lo más posible a una democracia participativa, no
quedándose enfangado en este modelo de democracia delegada y burocrática. Se
utiliza la expresión de pan y circo, y sin el menor deseo ni aceptación de
equiparación de las medidas hasta ahora contempladas con ningún espectáculo
circense, podríamos decir que hasta la fecha la política del Sr. Zapatero tiene
bastante más de espectáculo que de pan. Faltan no ya dosis, simplemente gotas,
de un moderado y digerible socialismo democrático.Como tanto le gusta la fórmula
podría crear otro grupo de expertos para formularlo, que a ser posible nada
hayan tenido que ver con la doctrina y práctica del felipismo.