ENTREVISTA A JOAN PUIGCERCÓS, PRESIDENTE DE ERC

«Ha llegado el momento de superar la legalidad vigente»

 

Por Carles Cols y Jose Rico en “El Periódico” del 13 de diciembre de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado la entrevista que sigue para incluirlaen este sitio web

 

Joan Puigcercós se enfrentará el año que viene al test más decisivo de su carrera política. Su proyecto se someterá al veredicto de las urnas y, por lo que muestran los sondeos, tendrá que revertir una tendencia a la baja del tripartito que se ensaña sobre todo con ERC.

–El auge del independentismo se plasma hoy con la macroconsulta en 167 municipios. Sin embargo, este fenómeno coincide con un descenso en la intención de voto a ERC, reflejado en todas las encuestas. ¿Qué está pasando?


–No hemos levantado el vuelo, pero para mucha gente las consultas abren un camino. Hay una parte considerable de catalanes que ven que lo que defienden no cabe en la Constitución y que Catalunya debe ser independiente, pero no saben cómo hacerlo. ERC aún no les ha ofrecido una perspectiva clara. Cuando lo hagamos, eso se traducirá en un crecimiento electoral.

– ¿Cómo se llega, entonces, a la independencia?

–Hay soluciones muy fáciles. Si hay una mayoría independentista en el Parlament, unilateralmente se puede dar el paso. Pero una cosa es evidente: ha llegado el momento de superar la legalidad vigente. La legalidad constitucional nos encajona. La sentencia del Estatut, buena o mala, supondrá un punto final. Ese será el punto en el que ERC deberá coger su nervio de crecimiento.

-¿Y cómo se puede superar la legalidad vigente?

–Pues ejerciendo la independencia. La próxima legislatura, Catalunya deberá celebrar una consulta vinculante para decidir entre tres vías: quedarse igual, intentar reformar la Constitución o crear un Estado libre e independiente.

–Desde esa perspectiva, la sentencia del Tribunal Constitucional supone una especie de trampolín para los planteamientos de ERC.

–La experiencia política me ha enseñado que cuanto mejor, mejor; y no cuanto peor, mejor. Sin embargo, la oportunidad que ha dado Catalunya a España para entendernos ha sido desatendida y combatida con contundencia. La sentencia abrirá los ojos a mucha gente. Pero crecer sobre la frustración o el conflicto genera unos rendimientos negativos.

–Sea como sea, las consultas de hoy crearán un cierto espejismo porque se realizan en poblaciones de marcado sentimiento nacionalista.

–Esta es una consulta promovida por entidades locales con pocos medios que seguro que será un éxito. La gente tiene ganas de expresar un sentimiento afirmativo del país, sin ir a la contra. Pero lo más importante es que acaba con el miedo. Hoy se demuestra que con urnas y papeletas se puede votar todo dentro de la UE. Quizá ese camino es hoy simbólico, pero acabará siendo real. En Catalunya está creciendo el sentimiento ambivalente: gente que se siente española, pero que ve que el futuro pasa por un Estado propio para que exista un respeto mutuo.

–Cara a las elecciones autonómicas, a ERC se le puede juzgar por la obra de gobierno o por su discurso identitario.

 ¿Hacia dónde debe decantarse la campaña?


–El balance del Govern es altamente positivo, aunque deberíamos visualizar más lo que se ha hecho por la inmigración. El mérito de ERC en el Govern ha sido la cohesión de la sociedad. Hay orígenes y lenguas diferentes, pero tiene que haber un solo país, un solo pueblo. Eso es lo que diferencia al independentismo del nacionalismo radical, conceptos que a veces se han confundido. ERC ha acabado con la entrega de carnets de catalanidad típica de otras épocas.

–Repasemos algunas asignaturas pendientes de sus consellers. ¿Jordi Ausàs (Governació) se quedará sin ley electoral y sin veguerías?

–La ley electoral, si se quiere, se puede hacer. Ausàs ya ha hecho lo que debía: iniciar el proceso y llevar la propuesta de expertos al Parlament. Ahora la misión es de los grupos parlamentarios. En cuanto a las veguerías, el Govern aprobará la ley el 5 de enero. Reorganizar el territorio no es sencillo. Catalunya tiene que simplificar sus administraciones y eso requiere tiempo. Pero Ausàs ha hecho más cosas, como aumentar los recursos de los ayuntamientos. Y los alcaldes de menos de 2.000 habitantes tienen por primera vez una atribución a cargo de la Generalitat.

– ¿A Joan Manuel Tresserras (Cultura) le marcará mucho Salamanca?

–La parte positiva es la recuperación de los papeles de Salamanca. El caso Centelles es una anécdota. Seguro que la Generalitat podría haberlo hecho mejor, pero nunca podrá competir con el Estado, ni en recursos ni en capacidad de incidencia. Pero Tresserras también ha puesto en marcha el Consell de les Arts, ha revitalizado los medios públicos y ha logrado que la cultura catalana no se resienta de los recortes de la crisis económica.

 

–Carme Capdevila (Acció Social) ha tenido que desarrollar una ley de dependencia sin recursos.

–El Gobierno español nos ha jugado una mala pasada. José Luis Rodríguez Zapatero se ha olvidado de la ley de dependencia. El trabajo que han tenido que hacer Capdevila y su departamento ha sido titánico, empezando por evaluar a todos los afectados. Es la consellera a la que hay que hacer un reconocimiento mayor, sin olvidar que ha logrado que Govern y oposición firmen un pacto nacional por la inmigración.


–Josep Huguet (Innovació, Universitats i Empresa) también se ha visto sorprendido por la crisis.

–Ha conseguido que la pequeña y mediana empresa tenga por fin acceso a crédito para globalizarse y ha reorientado el modelo universitario hacia la investigación. Catalunya no puede seguir viviendo de la flexibilización de los salarios. Debemos competir con productos únicos. Huguet ha logrado cambiar inercias, algo que nunca es fácil.

–Y falta Josep Lluís Carod-Rovira.

–El vicepresidente siempre ha tenido sobre él el foco de la demagogia por la cuestión internacional. Es paradójico que nadie se pregunte cuánto cuestan los viajes del Ministerio de Exteriores español. Todas las delegaciones que ha abierto Carod han costado menos de lo que le costó a Jordi Pujol la Maison de la Catalogne. Ha reordenado la política exterior de la Generalitat y ha hecho de la lengua catalana un factor de integración.