LA SUCESIÓN


 Artículo de Ramón Pi en “Diario Directo” del 04.11.05

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web


No hubo sorpresas: el Congreso dio luz verde a la propuesta de nuevo Estatuto para Cataluña, con el voto en contra del 42 por ciento de la Cámara, que corresponde a los 146 parlamentarios del Partido Popular presentes en el momento de la votación. Decir que el Partido Popular se quedó solo votando en contra es cierto desde un punto de vista aritmético, pero no, desde luego, políticamente. Es obvio que entre no pocos diputados socialistas (y no digamos entre los votantes del PSOE) hay inquietud por este proceso, cuyas consecuencias no puede decirse que sean imprevisibles, porque algunas de ellas pudieron adivinarse en el curso del debate: diputados vascos, canarios y gallegos ya advirtieron al Gobierno de que después de los catalanes irán ellos, y que no piensan quedarse atrás en lo tocante a desaparición de las competencias y símbolos del Estado en sus territorios respectivos.

Una de las claves políticas del debate la dio la socialista Manuela de Madre cuando dijo a Rodríguez que tenía que ser ahora o nunca, porque ya no volverían a repetirse las circunstancias que han confluido en la situación actual. Esta confesión de parte pone de manifiesto que los socialistas saben que ganaron tres días después de la matanza del 11-M precisamente como consecuencia de la manipulación de aquel trauma emocional, y que en circunstancias normales el resultado habría sido muy otro. En otras palabras, Manuela de Madre reconoció implícitamente que los socialistas saben que muchos que los votaron el año pasado rechazan hoy de pleno lo que está haciendo el PSOE.

Rajoy anunció que el PP intervendrá en los debates sobre el articulado (ya veremos si sólo con la palabra o también con el voto), pero los socialistas acabarán aprobando el texto que les guste a los separatistas: el anuncio lo hizo, oblicuamente, el propio Rodríguez cuando dijo repetidamente que quien tiene el monopolio de la interpretación de la Constitución es el Tribunal Constitucional, al que se le pasará en su día la patata caliente, y tiempo habrá de presionarlo adecuadamente. ¿Alguien cree que el TC tumbaría un Estatuto aclamado en referéndum en Cataluña?

Rajoy tenía mucha razón cuando dijo que, en realidad, el problema se llama Rodríguez Zapatero.