ENTREVISTA A JOSEP PIQUÉ, PRESIDENTE DEL PP DE CATALUÑA
Por Inmaculada G. de Molina en “La Razón” del 09/01/2005
Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)
«Si persiste el desafío no habría que descartar suspender la autonomía vasca»
«»Cree que «hay mucho papanatismo y alto grado de hipocresía política» a la hora de plantear la aplicación del artículo 155 de la Constitución. A su juicio, no hay que descartar nada, incluida la suspensión de la autonomía vasca, si, al final, las circunstancias lo requieren. «Hay que estudiar cualquier posibilidad que nos brinda la Constitución, sin dramatismos, pero con firmeza y la convicción de que se debe a la necesidad de actuar con sentido de la historia y del Estado».
Madrid- Representa a una nueva clase de dirigentes del PP. Moderado en el verbo,
tolerante y conservador. Pero, a la vez, con él se puede hablar y debatir de
casi todo. Incluso del término comunidad nacional, que Pasqual Maragall y Patxi
López proponen para Cataluña y el País Vasco. Otra cosa es que a la hora de la
verdad lo asuma como propio.
Reacción débil.
–¿La aprobación del Plan Ibarreche ha dado un giro radical a la escena política española?
–Hay que distinguir entre lo que es su
aprobación en el Parlamento vasco, sus consecuencias políticas futuras y cómo
reaccionen las instituciones democráticas. Me preocupa la reacción débil y
timorata del Gobierno y, por ende, las consecuencias políticas no sólo de su
aprobación, sino de la reacción frente al mismo.
–¿Qué consecuencias políticas tendrá? ¿Qué reacciones le preocupan?
–Sería tremendamente negativo de cara al futuro
cualquier atisbo de aparente negociación sobre un plan inconstitucional,
ilegítimo e ilegal. Otra cosa es que seamos conscientes de que puede afectar a
otros procesos de reformas, como la propia Constitución o los Estatutos,
empezando por el de Cataluña.
–¿Puede paralizar las reformas estatutarias y constitucional?
–Hay que rechazar un plan que es un tremendo
ejercicio de irresponsabilidad de Ibarreche. Pero hay que separarlo de otros
procesos de reforma institucional que, siempre que se planteen desde el respeto
a las reglas del juego y al sentido común, tienen toda la legitimidad para que
se debatan democráticamente.
–Rajoy descartó hace unos días la participación del PP en la reforma de la
Constitución.
–Lo que dijo fue que ante determinadas actitudes
del Gobierno y de su presidente era muy difícil pedirle al PP que participara en
un proceso de reforma institucional mal definido e instalado en la ambigüedad.
En los últimos tiempos el PSOE ha demostrado su cara más radical y lo que es
peor su clara dependencia estratégica de fuerzas, que pretenden reabrir el pacto
constitucional del 78.
–¿La tramitación del Plan Ibarreche en el Congreso supondría una fractura
entre los grupos parlamentarios?
–El PP y el PSOE representan a 21 millones de
españoles. Jamás los dos grandes partidos españoles habían tenido tantos
ciudadanos y diputados detrás. Por tanto, tienen plena legitimidad para decirles
a las fuerzas minoritarias, que pretenden reabrir el pacto constitucional, que
se encontrarán con una posición nítida de la inmensa mayoría del pueblo español.
–¿La posición del PSOE será nítida?
–Me preocupa que esa posición, sobre la que el
PP no tiene ningún tipo de reserva mental, al final, no sea del todo compartida
por el PSOE y, en particular, por Zapatero, que ha hecho de la ambigüedad una
norma de conducta. Se está viendo a un presidente del Gobierno con ideas poco
claras, convicciones poco firmes, que actúa según la coyuntura. En el fondo es
un oportunista. Cada vez, se comporta menos como lo que debería ser, un hombre
de Estado.
–¿Cómo se explica el respaldo de ERC al PSOE y, a la vez, su apoyo al Plan
Ibarreche?
–Ésta es otra de las contradicciones que
caracterizan a la política española. En el caso del tripartito catalán es
clamoroso. Hay una fuerza, el PSC, que ha dicho que votará en contra del plan.
Otra, ERC que lo hará a favor y la tercera que, en principio, se abstendrá. Es
difícil hallar mejores ejemplos de incongruencia de un Gobierno.
Recurso al TC.
–¿El PSOE y el PSC deberían anticipar las elecciones para no gobernar con ERC que apoya este plan?
–Lo que hay que hacer es desde el Gobierno dar
ya una respuesta contundente. Es un error recibir a Ibarreche. Es un claro
ejercicio de deslealtad. A este error se le añade otro, recibirle antes de
concertar posiciones con Rajoy en un tema tan serio y grave como éste. Es
absolutamente clave que Ibarreche, su Gobierno, los partidos que le dan apoyo,
ETA y Batasuna vean que no hay ningún resquicio en la posición de las
principales fuerzas. Es un error que el Gobierno, que es el que está legitimado
para hacerlo, no interponga un recurso de inconstitucionalidad, al margen de que
se pueda discutir si se le debe dar entrada a través de la mesa del Congreso.
Obsesionado con dialogar.
–¿A qué achaca que Zapatero reciba primero a Ibarreche?
–Está obsesionado con seguir dando la imagen de
que todo se puede resolver con el diálogo. Gobernar no significa decir siempre
que sí. Muchas veces, significa decir que no y que no hay cosas negociables, ni
planteables.
–¿Qué validez tendría que ERC siga dando sostén parlamentario al PSOE en
2005, cuando apoya este plan?
–Es gravísimo que un gobierno se mantenga con
los votos de fuerzas que apuestan por la ruptura del modelo constitucional y de
España. No deja de ser chocante que en el mismo momento que ERC dice que apoya
un plan rupturista, Rubalcaba negocie con ellos un acuerdo de estabilidad para
un año. El PSOE debería explicar cómo se come eso y por qué no busca mecanismos
de estabilidad alternativos. En todas las cuestiones de Estado siempre tendrá al
PP.
–¿El PP le daría apoyo parlamentario a cambio de que no pactase con
nacionalistas e independentistas?
–En las cuestiones de Estado. incluido el pacto
constitucional, no debería existir ninguna duda. Hay políticas clave en las que
el acuerdo entre los dos grandes partidos debe estar por encima de cualquier
consideración, como en las políticas antiterrorista, de defensa y exteriores, en
la que lamentablemente el Gobierno va en dirección contraria.
–¿Hay que aplicar al País Vasco el artículo 155 de la Constitución y
suspender su autonomía?
–Sobre esto hay mucho papanatismo y alto grado
de hipocresía política. Cualquier posibilidad que nos brinda la Constitución
debe ser contemplada, sin dramatismo, con serenidad, pero con firmeza y la
convicción de que se debe a la necesidad de actuar con sentido de la historia y
de Estado.
–¿Y cómo se haría?
–Ya se verá. La aplicación de cualquier medida
tiene que tener amplio consenso y, en particular, de los dos grandes partidos
nacionales. En pura lógica constitucional, no hay que descartar nada, aunque
algunos manipulen lo que luego eso puede significar.
–¿Luego, es partidario, llegado el caso, de suspender la autonomía vasca?
–Las cosas no están situadas en este punto, pero
si persistiera un desafío institucional grave, contrario al orden
constitucional, cualquier posibilidad debería ser contemplada. Hoy por hoy, la
respuesta tiene que ser que el Gobierno presente el recurso de
inconstitucionalidad, el Congreso tome una actitud clarísima y una conjunción de
posición entre los dos grandes partidos. Cualquier otro escenario, ya se verá en
su momento.
–¿Habrá que mandar al Ejército al País Vasco?
–No. La capacidad de respuesta de las
instituciones democráticas es más que suficiente como para que los ciudadanos
sepan que tienen el margen necesario para hacerle frente, si las cosas se hacen
con rigor y firmeza, cualidades que hay que exigirle a Zapatero y al Gobierno.
Tipificación penal.
–¿Y si Ibarreche convoca el referéndum sobre su plan?
–El PP ya hizo en su momento una tipificación
penal de esa posibilidad. Sería un caso claro de prevaricación y habría que
actuar en consecuencia.
–¿Ibarreche podría acabar en prisión?
–Si persiste en transgredir la legalidad tendrá
que hacer frente a sus responsabilidades judiciales.
–¿Ibarreche ha echado un órdago y ETA le ha ganado la partida?
–Lo veremos. A Ibarreche se le han ido las cosas
de las manos e intenta que alguien se las resuelva. Hay que decirle a Zapatero
que no caiga en la trampa de ayudar a los que desde la frivolidad,
irresponsabilidad y deslealtad han permitido que las cosas lleguen a este punto.
De ayudar a Ibarreche nada de nada.