CATALUÑA INSOLIDARIA

Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 17 de junio de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

Con un breve comentario al final:

EPIDEMIA Y PENDULEO

Luis Bouza-Brey (17-6-09, 10:30)

 

El amplio déficit democrático que condiciona la vida política española, por causa de una Constitución que prima el régimen de partidos por encima de todo lo demás, se muestra con más nitidez en los tiempos de crisis general como los que vivimos en la economía y las finanzas. Y aparece de manera más descarnada en territorios donde gobiernan los nacionalistas, como es el caso de Cataluña, donde los políticos -del Gobierno y la oposición- ofrecen un lamentable espectáculo de irracional e insaciable voracidad, cuando la prioridad de los ciudadanos está en el empleo y en la estabilidad familiar, y exige a los gobernantes comportamientos solidarios, y no de ventajismo de los territorios más ricos frente a los más desfavorecidos, sobre todo cuando las arcas del Estado están agotadas como lo ha reconocido el gobernador del Banco de España.

Y hablamos de los políticos catalanes porque sus ciudadanos van por otros senderos, como se vio en el referéndum del Estatuto catalán, o como se ha visto en las pasadas elecciones europeas, o en las generales del 2008, donde los nacionalistas perdieron importantes posiciones. Pero también tenemos que hablar de los gobernantes de España que se dejan chantajear con los discursos del victimismo catalán, y los votos de sus minorías, como ahora es el caso de Zapatero, y como podría serlo el de Rajoy si uno y otro siguen en el empeño de permanecer en el poder al precio que sea, y descartan una gran coalición, que es la única herramienta posible y eficaz para salir de la crisis económica, y de paso recuperar la cohesión y la identidad nacional.

La anunciada disposición para "hablar con todos" y los requiebros de CiU al PP, recordando sus añorados años de coalición, constituyen un extraño baile prenupcial entre el centro derecha español y nacionalista catalán con el que unos y otros se hacen ilusiones convencidos de que pronto estarán al frente de los gobiernos de España y de Cataluña, respectivamente. Los de CiU a partir de las elecciones autonómicas del próximo año, y los del PP en las generales del 2012. Naturalmente, todo eso pasaría por un acatamiento de las dos partes del Estatuto catalán que salga del Tribunal Constitucional, y por el final de la discriminación que el idioma español sufre en Cataluña, porque de lo contrario difícilmente podría el PP admitir semejante atropello que burla la Constitución y los Derechos Humanos y libertades. De manera que nadie eche las campanas al vuelo sobre este noviazgo que se anuncia con demasiada antelación.

Además, bastante tenemos ya con el ménage à trois de Zapatero, Montilla y Carod-Rovira, donde los de ERC ejercen el papel del castigador, como ya se vio durante el reciente debate parlamentario sobre el estado de la nación, donde el portavoz de ERC, Joan Ridao, dijo, mientras paseaba el cazo de la nueva financiación catalana al Gobierno, que "España es un mal negocio para Cataluña". Imaginamos que semejante insulto y afirmación no la hizo Ridao en nombre de los productores de cava, o de SEAT, o de los centros turísticos catalanes, o de tantos empresarios que venden sus productos en el resto de España. Como imaginamos que el diputado Ridao tampoco se refería, por ejemplo, a La Caixa, el banco catalán que más sucursales tiene en toda España, y que financia a ERC y luego condona sus deudas con la misma agilidad que financia a grupos editoriales de Cataluña apasionados o temerosos del nacionalismo, y sumisos todos ellos a la Generalitat.

Mal argumento escogió Ridao para su llanto pedigüeño que, por otra parte, no necesita de lamentos insultantes a España y los españoles, porque ya se encarga José Montilla de amenazar en el nombre de todos, a sabiendas de que Zapatero está inmerso en un laberinto infernal con sonada derrota europea en las espaldas y una crisis económica ante la que no sabe qué hacer ni por dónde tirar. Y en la que la solidaridad catalana brilla por su ausencia, sobre todo desde ese Gobierno que además se dice de izquierdas y que sólo pide para ellos a un presidente en apuros que dijo en el nuevo Prat que la nueva financiación catalana tendrá en cuenta la población y estará "por encima de la media del Estado", una frase envenenada que alguien tendrá que explicar pero que, de entrada, suena bastante mal. El mal negocio lo está haciendo Zapatero y tarde o temprano lo pagará.

Breve comentario final:

EPIDEMIA Y PENDULEO

Luis Bouza-Brey (17-6-09, 10:30)

 

Lo que uno más teme es que frente a la epidemia de caciquismo y nacionalismo que ha propagado ZP, con su inconsistencia e irresponsabilidad, frente a nacionalistas catalanes, vascos, gallegos y demás caciques y “barones” territoriales, se vaya a producir una vuelta de péndulo que acabe con el pluralismo político-territorial español.

El ideal de equilibrio entre pluralidad y unidad ha sido destrozado por desleales y zombis, pero la consecuencia va a ser una reacción popular que tardará más o menos, pero que tiene que producirse a medida que el caos se vaya haciendo perceptible. Por eso extraña que los pocos nacionalistas sensatos que quedan por territorios comanches se dejen llevar por la corriente soberanista. Porque al final del recorrido van a perder las miserias que van imponiendo, pero corren el riesgo de que el penduleo endémico de nuestro país se lleve todo por delante. Ya se oyen en la base popular voces cada vez más numerosas en esa dirección, en la de acabar con el Estado autonómico, que para ellos ha constituido un fracaso, un fraude y una deslealtad permanente. Esas voces no se dan cuenta de que zombis y desleales han podrido los significados, y que lo que llaman federal es confederación, y lo que llaman autogobierno es gobierno autoritario, caciquil, insolidario y corrupto. Pero ese pudrimiento derivado de la ignorancia y la deslealtad puede invalidar para muchos años una salida equilibrada al caos emergente. Por eso se hace urgente reenderezar el rumbo, porque si no se hace así, lo que vendrá después va a ser una vuelta de la tortilla que tampoco conducirá a ningún destino perdurable.

Por eso es hora de apelar a la responsabilidad de los políticos que crean que aún les queda alguna dignidad por defender, y a los Tribunales, para que impidan que la democracia española se hunda. El Tribunal Constitucional, en este sentido, está quedando de momento a la altura del betún, contribuyendo con sus errores y pasividad al desastre. ¿Tampoco hay nadie ahí?