MAS TIENTA AL PSC
Artículo de Pablo Sebastián en
“Republica.es” del 27 de diciembre de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Todo comenzó en el
mitin aquel en el que Zapatero prometió apoyar en Madrid lo que aprobara el
parlamento catalán. Al tiempo vino el pacto de Gobierno y contra natura entre
el PSC y la Esquerra, o los independentistas de Carod y los catalanistas de
Maragall, posteriormente el intento fallido del primer estatuto del propio
Maragall y la caída fulminante del dirigente del PSC, y finalmente Montilla y Puigcercós reeditaron el pacto y gobierno tripartito hasta
su fracaso final el pasado 28 de Noviembre. Una derrota que ha dejado abiertas
las heridas del PSC por las que mana un rio revuelto en el que Artur Mas ha acudido a pescar a Ferran Mascarell como consejero de Cultura de la Generalitat, donde ya había estado de la
mano de Maragall.
En contra de lo que
se ha comentado en estos días a propósito del fichaje de Ferran
Mascarell no estamos ante una decisión táctica
siguiendo el modelo del presidente Nicolás Sarkozy cuando incorporó a varios socialistas a su
primer gobierno, una vez elegido presidente de la República. Sino ante una
decisión más bien estratégica dado que Artur Mas y el núcleo duro de CiU saben que el PSC es un
partido en descomposición y al borde de la ruptura entre nacionalistas y
españolistas. Y quiere llevarse a su coalición los restos del catalanismo mas
nacional, para fortalecer así su formación política por el flanco zurdo,
mientras defiende su ala derecha con Durán Lleida y Unió, para ocupar
sólidamente el centro y dar desde allí un nuevo impulso a lo que Mas llama la transición nacional catalana, o la “plenitud
nacional”, es decir peldaños hacia la independencia catalana.
Algo que hubiera sido
impensable de no ser por los disparates de Zapatero y de Montilla, seguidores a
ciegas de la espiral de locura de Maragall, los tres autores del primer y
segundo borrador de estatuto catalán que al final ha segado en sus pretensiones
nacionales más conflictivas el Tribunal
Constitucional. Y
que ahora pretenden reabrir los de CiU con ayuda de lo que va quedando de zapaterismo y del PSOE a lo largo de los quince meses que restan de legislatura.
Es muy posible que el
salto de Ferran Mascarell a
CiU no sea el único –veremos que hacen Castells y
otros pendientes de “destino” -ni mucho menos el último-. Y que esa migración
vaya acompañada de la paralela autodestrucción del PSC. Además, ¿por qué no iba
a ser así? Si a Maragall y Montilla no les ha importado nada ni producido el
menos resquemor el compartir gobierno con el independentismo de ERC y las locuras de algunos de sus dirigentes como
Carod, pues mucho más fácil es entenderse con CiU, a sabiendas las dos partes
de que en los tiempos que corren de crisis económica no existe más ideología
que los mercados. Además el PSC ya había renunciado a la defensa de las
libertades y la Constitución en la persecución del idioma español en Cataluña
con lo que parece más todo lo que les une que lo que ahora les separa.
La consecuencia de
esta operación estratégica y a medio plazo puede ser la casi desaparición del
PSOE en Cataluña y, si se confirma su deterioro en Andalucía, su pase a la
oposición del gobierno nacional español durante muchos años, si no acaba
surgiendo otra nueva formación progresista en España que sustituya al PSOE como
ocurrió en Italia tras el hundimiento del PSI y el escándalo de corrupción del
desaparecido Bettino Craxi. Por lo que alguien en el PSOE debería
reflexionar y muy seriamente sobre este golpe de Ferran
Mascarell que constituye un nuevo eslabón de la
cadena que los arrastra hacia su autodestrucción. Una reflexión imposible de
llevar a cabo mientras Zapatero permanezca al frente de la situación.