EL PP INVOCA LA MOMIA DE MUBARAK

Artículo de Pablo Sebastián  en “Republica.es” del 14 de febrero de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

En pos de un titular el portavoz del PP Esteban González Pons ha comparado la revolución egipcia con la situación de España, para deducir que el pueblo barrerá del poder a Zapatero como lo hizo con Mubarak. El símil no solo ha sido desafortunado sino peligroso porque Pons juega con el fuego de la indignación popular que invade nuestro país, por la incompetencia (PSOE) y la desidia (PP). Y sitúa a la clase política en el ojo de un potencial huracán social y mediático por la vía de Internet que tiene su fuerza motriz en el paro y la desesperación de los jóvenes, y que podría abrir en este tiempo pre electoral compuertas a favor de una masiva abstención y, de ahí, el camino hacia una gran reforma democrática y un régimen presidencial, donde los funestos aparatos de los partidos políticos no interfieran en la elección directa y universal del presidente del Ejecutivo.

En su larga despedida Zapatero ha dicho a Rajoy que para ganar las elecciones “hay que merecerlo” insinuando que el PP no lo merece, lo que puede ser verdad. Pero con mayor motivo se puede decir que Zapatero sí que merece perder las elecciones, y eso es lo que ocurrirá y anuncian todos los sondeos electorales, porque es tal el desasosiego que inunda la vida española que el PP se presenta como el mal menor, por causa del desastroso mandato presidencial de Zapatero en la economía, el paro, la cohesión nacional y el desprestigio internacional de España.

Y dice Rajoy que España necesita un gobierno “serio” del PP pero no enseña la lista de sus ministrables porque no la tiene o no se atreve, y no estaría nada mal que el líder del PP nos presentara a ese presunto gobierno de la seriedad.  Pero lo de Rajoy es, como el mismo reconoce: “hacerse el sueco”. Es decir vivir del error ajeno, vivaquear a la espera del fracaso del contrario y controlar los “tiempos”, algo de lo que presume ser un especialista, aunque sus derrotas en 2004 y 2008 no lo certifican.

Pero mientras tanto nos queda por delante un año perdido, cuando no hay un minuto que perder. Un año marcado no solo por el creciente deterioro económico y social sino también por la incertidumbre internacional que llega a las puertas de nuestros vecinos, Libia, Argelia y Marruecos, de los que dependen buena parte del aprovisionamiento de la energía que consume España, amén de otros intereses económicos y comerciales, de ahí el desesperado muro de contención revolucionaria que EEUU, Francia, Italia, Inglaterra, Alemania y España pretenden levantar frente al reguero de pólvora encendida que viene de El Cairo para proteger  “nuestros dictadores” de Trípoli, Argel y Rabat.

Nos queda por delante un año perdido y en permanente campaña electoral, con la agotadora despedida de Zapatero y la lánguida llegada de Rajoy, sin que nadie ofrezca una urgente solución nacional. Demasiado tiempo donde todo podría pasar, especialmente si los dirigentes del PP, como lo hace Pons su portavoz, no cesan de invocar a la momia fugada de Mubarak.