ZAPATERO NO PUEDE RECTIFICAR
Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 28.11.05
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que
sigue para incluirlo en este sitio web.
Con una
apostilla a pie de título: NO, TIENEN QUE OBLIGARLO A DIMITIR (L. B.-B.,
28-11-05, 07:00)
En su empeño de explorar sin garantías una negociación con ETA y
de pactar un nuevo Estatuto catalán sobre la base del proyecto inconstitucional
ya admitido a trámite en el Congreso de los Diputados, el presidente del
Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, está asumiendo altos riesgos que ponen
en evidencia su liderazgo y capacidad política —como se aprecia en las últimas
encuestas—, al tiempo que abre una crisis en el PSOE y en la convivencia entre
los ciudadanos de Cataluña y el resto de España. Los últimos acontecimientos,
la bronca entre Madrid y Barcelona y el comunicado de ETA, así lo atestiguan,
haciendo más visible la tormenta que planea sobre el palacio de la Moncloa.
He aquí algunos acontecimientos significativos de la última
semana que dan una idea del desconcierto general: el presidente del Parlamento
de Cataluña y dirigente de ERC, Ernest Benach, convirtió un acto público, presidido por el
Príncipe Felipe, en un mitin sobre la nación catalana; horas antes su líder,
Carod-Rovira, había amenazado a Zapatero con derribarlo del Gobierno si no se
llegaba a un acuerdo sobre el Estatuto; ETA hacía un comunicado relacionando el
proceso de paz en Euskadi con los Estatutos de Cataluña y del País Vasco y
pedía a Zapatero más concesiones reconociendo algunos gestos del presidente; el
ministro Montilla, implicado en la corrupción sobre la financiación ilegal del
PSC-PSOE por La Caixa, perdía los nervios e insultaba
a políticos y periodistas; y el ministro Bono entraba en una pública polémica
con su colega Moratinos, y acusaba de intransigentes y dogmáticos a los
integrantes del “núcleo duro del Gobierno” creado por Zapatero en un intento
desesperado por remontar el suspenso de las encuestas.
Todo ello en sólo seis días y como ejemplo de lo que ocurre en
torno a los dos grandes temas de la legislatura —negociación con ETA y reforma
de los Estatutos— en los que Zapatero y el PSOE se lo juegan todo. Dos
aventuras iniciadas sin el cálculo previo de los riesgos ni el análisis de la
fiabilidad de los principales acompañantes —ETA y ERC— con las que el
presidente pensaba pasar a la Historia, renovar el poder en el 2008, tras
aislar política y electoralmente al PP, y marcar una frontera separadora y de
no retorno entre su liderazgo y los dirigentes socialistas de la generación de
González y Guerra en el Partido Socialista.
Pero el presidente, en su ilusa cabalgada, se ha olvidado varias
cosas muy importantes: que ETA y ERC —que mantienen relaciones ocultas y
estrategias combinadas— no son ni de fiar ni previsibles, y que ahora lo tienen
en sus manos; que la reforma de los Estatutos vasco y catalán no se deben hacer
sin el consenso del PP o el visto bueno del Tribunal Constitucional; que la
negociación con ETA es imposible sin el apoyo del PP, porque la única moneda de
cambio posible es la liberación de los presos; y que los principales dirigentes
del PSOE están cada vez más preocupados y no parecen decididos a permitir que Zapatero
destruya el pacto constitucional y el pacto contra el terrorismo con actos
irreflexivos de debilidad y desvarío como los que está protagonizando en estas
y otras materias.
A sabiendas los dirigentes del PSOE de que si se producen
acuerdos con ETA y los nacionalistas no serán buenos para nadie por la
intransigencia de los terroristas y los nacionalistas, respectivamente, y si
fracasan ambas negociaciones, Zapatero quedaría en la peor situación y le daría
al PP una buena e inesperada oportunidad de convertirse en clara alternativa de
poder.
Buena prueba de que dicha oportunidad existe la anuncian las
encuestas electorales y se visualiza en los ataques desmedidos al PP de
gobernantes y dirigentes del PSOE con su mensaje de “la derechona”
que no dice nada si se le compara con los disparates de ERC, el inquietante
comunicado de ETA y el deterioro imparable de los primeros dirigentes del
PSC-PSOE, Montilla por la corrupción y Maragall convertido en rehén de su
propio Gobierno, mientras el Ejecutivo del presidente Zapatero —quien empieza
también a ser rehén de ERC y de su propio partido, por eso le han puesto a
Rubalcaba como “escolta”— está pidiendo una crisis a voz en grito ante la
flagrante incapacidad de muchos de sus ministros.
En estas circunstancias parece grotesco que desde el Gobierno se
le pida al PP, que según ellos mismos “está aislado”, que permanezca callado
ante el ruidoso comunicado de ETA o ante la negociación de los Estatutos.
Cuando son el Gobierno y ETA
—sin olvidar a Patxi López del PSE-PSOE o a
Carod-Rovira, que ha unido la negociación de ETA con Cataluña— los que están
bordeando la legalidad para abrir una negociación oficial, y los dirigentes del
PSC, CiU y ERC los que pretenden imponer una reforma de la Constitución
camuflada en el Estatuto catalán.
Se imaginan lo que pasaría si ETA revelara las conversaciones
existentes o decidiera volver a matar? O si ERC
decidiera romper la negociación del Estatuto y retirar sus apoyos a Zapatero y
a Maragall? Pues nada de esto es imposible conociendo cómo las gastan los
terroristas vascos y los independentistas catalanes. Y ¿a pesar de todo ello
Zapatero sigue empeñado en meter a su Gobierno, al PSOE y a España en este
infernal tobogán donde nadie tiene el control? Pues eso parece, porque el presidente
ha ido tan lejos y tan deprisa que ya no tiene marcha atrás. Por eso en el PSOE
son bastantes los dirigentes que empiezan a reflexionar sobre la oportunidad de
tener a mano un “plan B” para el caso de una crisis extrema. Una alternativa
interna en la que los nombres de José Bono y Javier Solana empiezan a sonar.