MAYORÍA ABSOLUTA Y FELICES PASCUAS
Artículo de De Ángel Puerta (en El puchero de las habas, Blog DE “ABC”, el 24/12/2010,)
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Con una breve apostilla a pie de título:
Se
siguen creyendo DETENTADORES MONOPOLÍSTICOS DEL INTERÉS DE CATALUÑA. Esa
es la lógica del etnonacionalismo, pero lo peor es que muchos de los demás
partidos y ciudadanos se lo tragan.
(Luis Bouza-Brey, 25-12-10)
En el fondo, el nuevo presidente de la Generalitat de
Cataluña, Artur Mas, está
haciendo un favor al PP al advertir a la ciudadanía de que “una mayoría
absoluta de los populares en las generales no sería bueno para Cataluña”. Esta
es una imprecisión, como todas las que se fundamentan más en los deseos y los
intereses que en las realidades concretas. Se da por sentado que Mas se refiere a la Cataluña nacional-separatista que
representan CiU y el resto de los partidos nacionalistas. Pero parece evidente
que existe una clara confrontación social y política sobre las diferentes
formas de sentir a Cataluña, especialmente entre soberanistas,
constitucionalistas e indefinidos circunstanciales, como el PSC. De modo que lo
que Mas estima que puede ser malo para la Cataluña que a él le interesa, puede
ser bueno para la Cataluña que interesa a otra buena parte de la sociedad
catalana. El pacto de gobernabilidad alcanzado con los socialistas del PSC, con
el visto bueno del PSOE, al menos aclara el panorama político en el que parece
que se va a desarrollar la legislatura catalana. De momento, lo que se
desprende de las declaraciones de Mas y del acuerdo de
“sociovergencia”, es que el PP se queda como único
gran partido de ámbito estatal en la defensa de la Constitución. Los sociovergentes se van a hartar de repetir el consabido
“latiguillo” de que los populares representan a la España “casposa” y
centralista, pero parece que ese mensaje ya no vende demasiado. Por mucho que
se empeñen los nacionalistas y social-nacionalistas, la realidad es que los
populares defienden el Estado constitucional,
democrático y descentralizado surgido de la transición y plenamente
integrado en la UE y en todas las instituciones internacionales. Y no les ha
ido tan mal, ni siquiera en Cataluña, donde han registrado en los últimos
comicios el mejor resultado de su historia, pese al acoso del resto de las
fuerzas políticas y sus diversos intentos de borrarlo de la escena catalana.
Por el contrario, no pocos analistas políticos sostienen que
buena parte de descalabro del PSC se debe a sus veleidades nacionalistas,
demasiado en línea con sus socios radicales del pasado tripartito. Su acuerdo,
ahora, con CiU y con sus pretensiones de profundizar en las tesis soberanistas,
parece poner en evidencia que el PSC ha optado finalmente, pese al varapalo
electoral, por mantenerse en el mercado del voto nacionalista. De modo que la
opción constitucionalista queda en Cataluña exclusivamente en manos del PP y de
Ciutadans. Y a nivel nacional, la tibieza del PSOE
respaldando el pacto PSC-CiU, y sus indefiniciones sobre su concepto de España
como nación, también dejan a una buena parte de su electorado huérfano de ideas
y de votos. En este ámbito, se quedan con la marca de la España constitucional
el PP y los socialdemócratas de UPyD, pero con la
evidencia de que, hoy por hoy, los populares son los únicos con opciones de ser
alternativa de gobierno. Esta probabilidad y la posibilidad de que, además, lo
sea por mayoría absoluta es lógico que preocupe a Artur
Mas, porque daría al traste, al menos en teoría, con buena parte de su programa
soberanista. Pero las preocupaciones de Mas, lejos de suponer un obstáculo para
el voto al PP en el resto del Estado de las autonomías, resultan más bien un
acicate, porque en la inmensa mayoría de las comunidades, incluidas las del PSOE, no están por la labor
de tragar con los “privilegios” fiscales que pretende la “sociovergencia”
catalana y mucho menos con las pretensiones de Mas de reformar la ley del
gobierno de Montilla sobre consultas populares, en el sentido de que la
Generalitat pueda convocar un referéndum de autodeterminación sin contar con la
autorización del Estado.
La práctica exclusividad del PP en la defensa de la España
constitucional parece que viene avalada, además, por la propia actitud del
PSOE. Marcelino Iglesias aplaude el pacto del PSC con CiU, que incluye el
“blindaje” de la inmersión lingüística en catalán, justo cuando el TC y ahora
el Supremo acaban de sentenciar que la enseñanza en Cataluña se debe hacer en
las dos lenguas oficiales –catalán y castellano- para garantizar los derechos
de todos los catalanes y justo cuando ambos partidos parecen dispuestos a no
cumplir las sentencias que impone el Estado de derecho. Defiende el PSOE,
asimismo, los privilegios fiscales para Cataluña, cuando el TC ha dictaminado
en contra y cuando la mayoría de sus propias comunidades están en contra de
esos privilegios. Y por el contrario y para mayor confusión de propios y
extraños, el Gobierno de Rodríguez Zapatero acaba de recurrir al Constitucional
la ley aprobada, entre otros por los socialistas catalanes, sobre consultas
populares, por vulnerar las competencias exclusivas del Estado en la regulación
y convocatoria de referendos. En fin, que parecen más despistados que Papá Noel
sobre un camello guiado por el paje de Baltasar. Y, encima, el presidente de la
Generalitat, más que hacerle la pascua a Rajoy expresando su temor a que gane
por mayoría absoluta, lo que haces es augurarle unas felices pascuas.