AGUIRRE
DEBERÍA PRESENTARSE, Y LOS DEMÁS RESPETAR SU DECISIÓN
Artículo
de Federico Quevedo en “El Confidencial.com” del 10.04.08
Por su interés y relevancia he seleccionado
el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Con un breve
comentario al final:
“CULTURAL LAG”
Luis Bouza-Brey,
10-4-08, 9:30
Esperanza Aguirre ha movido ficha. Se trata, sin lugar a dudas,
de una jugada estratégica con la que la presidenta regional se posiciona de
cara al Congreso de su partido y lo hace con un discurso de marcado acento
liberal, por un lado, y desacomplejado,
por otro, que lógicamente encontrará muchos adeptos en las filas del PP en las
que, todavía a día de hoy, sigue existiendo un cierto desencanto, lógico tras
una derrota electoral. El movimiento de Aguirre y las declaraciones de su
entorno hacían pensar, al menos hasta ayer, que la presidenta iría más allá y
acabaría presentando su candidatura alternativa a la de Rajoy en el Congreso
de junio. Pero en las últimas horas la opinión más extendida es la de que no lo
hará.
Un
error. Aguirre tiene discurso, y un discurso atractivo para una parte
importante de su partido y, sobre todo, para muchos posibles votantes que no
terminan de encontrar un referente ideológico nítido. A mí, personalmente, me
sedujo el lunes con ese alegato liberal y su encendido reclamo del
centro-reformismo. Es el mismo discurso, por otra parte, con el que Rajoy
entusiasmó en aquel debate del Plan Ibarretxe y emocionó en ese otro
aniversario de la Constitución que el PP celebró en la Puerta del Sol de
Madrid. ¿Dónde está la diferencia? Un colaborador de Rajoy me reconocía que
hubo partes del discurso de Aguirre el lunes con las que había disfrutado
enormemente. ¿Entonces? Quizá la cuestión no esté en el fondo, sino en la
forma, en las maneras, en los acompañamientos...
Y
eso también es importante que se dilucide en un Congreso. Sin duda alguna entre
Aguirre y Rajoy existen diferencias en el modo de entender, no el fondo
ideológico sobre el que deben asentarse los principios del partido, sino la
manera de presentarlos y de defenderlos. Pues que se expongan en un Congreso
abierto al debate. Y para ello no basta con que Aguirre plantee una cuestión de
forma sobre cuál debe ser el ideario del partido: debe defenderlo ella misma,
dando el paso inequívoco de liderar una lista alternativa a la de Rajoy. Y el
resto de sus compañeros, empezando por Manuel
Cobo, deberían respetar esa decisión. Que ayer el vicealcalde
dijera que Aguirre estaba protagonizando un escándalo, resultaba patético
viniendo de quien dio todo un espectáculo tragicómico compitiendo con ella en
el Congreso Regional en nombre de un Ruiz-Gallardón
que no se atrevió a quemar sus propias naves.
Pero
debe hacerlo respetando las cuestiones de forma. No es de recibo que la
necesidad de contar con un 20% de los compromisarios como aval para presentar
candidatura fuera muy democrático en ese Congreso Regional en el que Cobo no
pudo competir con ella porque no los consiguió, y ahora sin embargo sea una
decisión antidemocrática de la Dirección Nacional del partido para evitar la
candidatura de Aguirre. No, no. Lo del 20% lleva en vigor desde el Congreso del
PP de Sevilla y ha servido para todos los congresos nacionales, regionales y
provinciales del PP desde entonces sin que nadie haya dicho esta boca es mía.
Yo no creo que Aguirre tenga problemas para lograr un 20% de compromisarios
dispuestos a apoyar su candidatura, pero si los tiene es que, a lo mejor, no
está llamada a liderar el PP.
Dicho
lo cual, la competencia entre dos candidaturas de peso como la de Rajoy y la de
Aguirre sería, sin lugar a dudas, una buena cosa para el PP. Quien gane, sobre
todo si lo hace por un margen razonable, tendrá toda la legitimidad de un
Congreso democrático para liderar el PP e intentar volver a ganar las
elecciones generales en 2012. Al contrario, un Congreso con una única
candidatura, solo serviría para cerrar en falso lo que ahora es una situación
evidente de confrontación interna. Salvo que los compromisos electorales que
tiene que afrontar el PP a partir de otoño salgan como para tirar cohetes, que
no será así, lo cierto es que un cierre en falso solo va a retrasar la crisis
dos o tres años, pero ésta volverá a asomarse a las puertas de marzo de 2012.
Fíjense, ya puestos, yo creo que Gallardón también debería presentar su
candidatura en el Congreso, y así se miden las fuerzas de todos los posibles.
Si
Aguirre no da el paso, puede acabar pasándole lo mismo que a Gallardón, que
amaga pero no concreta, que dice que quiere pero a continuación se retrae, que
parece que se va a tirar a la piscina pero luego solo se moja el pié, y ese
permanente marear la perdiz le ha traido más disgustos que otra cosa, aunque
bien es cierto que, de presentarse de verdad alguna vez, seguramente
encontraría muchos más apoyos fuera de Madrid que en su propia casa –ya saben aquello de
que uno nunca es profeta en su tierra-. El Congreso de junio es una oportunidad
histórica para el PP, de la que tiene que salir de nuevo un equipo que
transmita ilusión a sus votantes y militantes. Ustedes ya saben lo que yo
pienso, lo que creo que es mejor para el partido que representa los anhelos
reformistas de millones de personas, y se llama Mariano Rajoy a pesar de esas
dos derrotas. Pero del debate, de la contrastación de ideas, programas e,
incluso, personas, solo cabe obtener enriquecimiento de ideas y un mayor
abundamiento democrático.
Breve comentario
final:
“CULTURAL LAG”
Luis Bouza-Brey,
10-4-08, 9:30
Aún no
me atrevo a formular una opinión con
respecto a la política global que va a seguir ZP en esta legislatura, por
diversas razones que no es momento de comentar, pero lo que sí creo que
conviene analizar es el fenómeno del “cultural lag” (retraso cultural) que se
produce en la vida política del país. Y ese desfase resultó meridianamente
manifiesto en el debate de ZP con Rosa Díez de la jornada de ayer. En efecto,
ante la exposición de los problemas constitucionales del sistema político
español realizada por Rosa Díez, ZP hilvanó un largo discurso basado en los
argumentos del “b a ba” de los años
ochenta del siglo pasado, como si aquí no hubiera sucedido nada desde entonces:
así, basar la argumentación en que la autonomía es buena, la España es diversa,
el centralismo es malo, los nacionalismos son buenos e integradores, y Cataluña
es un oasis de paz y consenso, omite la percepción de la realidad, y constituye
una especie de relato infantil de alguien que sigue recitando de memoria lo
aprendido en la escuela treinta años después, como si los años y la vida no le
hubieran pasado por encima. Y algo como esto fue lo que constituyó el remate
final del discurso de ZP: el argumento de que todo lo había aprendido en el
PSOE.
Pero
sucede que un liderazgo real y un partido vivo tienen que interpretar y
orientar la realidad en una dirección de futuro, a partir del análisis de la
realidad actual, y no de la de hace treinta años.
Y ya me
voy al núcleo del análisis, que afecta al PSOE, al PP, a Esperanza Aguirre y
Rajoy, y a UPyD:
El PSOE,
y por supuesto IU (¿o IH?), los nacionalismos periféricos, y quizá el PP, están
muertos o retrasados culturalmente, y no son capaces de liderar el país,
saliéndose de los clichés establecidos y marcando un nuevo rumbo, por lo que
aburren y no son capaces de superar la crispación sectaria y la descalificación
del contrario como supremo argumento del debate político. Porque España ya
desarrolló la descentralización, la integración de la pluralidad y la
legitimación del Estado autonómico en los años ochenta, pero desde entonces el
nacionalismo ha cambiado hacia el soberanismo o el independentismo, la
izquierda se ha estancado o retrocede, y el Estado se desvertebra y vacía,
mediante la violación de la Constitución, la aprobación de Estatutos
cantonalistas , y la búsqueda de la ruptura de la unidad del Estado y la
Nación.
Aquí se
ha violado el pacto constitucional y se acusa de “retrógrados” y “fachas” a los
que defienden los principios
democráticos y res-publicanos de igualdad, libertad y solidaridad entre los
ciudadanos españoles.
Y frente
a esta nueva situación, el PSOE actual no puede pretender recitar la letanía de
los ochenta apoyándose en una supuesta legitimidad moral, el PP no puede asumir
un “perfil bajo”, plegándose al proceso de descomposición del país y
centrándose únicamente en los problemas económicos, y los ciudadanos no podemos
cruzarnos de brazos ante la TV y los periódicos tramposos, contemplando el
desastre sin mover las pestañas.
Y eso es
lo que vino a decir Rosa Díez: que hay que darle un repaso creativo y
terapéutico, en positivo, al Estado del sistema político, porque ya no nos
valen las letanías del pasado, y se observan graves problemas de
disfuncionalidad y deriva destructiva. Y eso es lo que afirman también Esperanza
Aguirre, Vidal-Quadras, Mayor Oreja, y no sé si Rajoy, que parece estar
abandonando su valiente y firme posición de la legislatura anterior y
plegándose a la izquierda zombi y al nacionalismo anacrónico. Y todo ello, para hacerse perdonar la firmeza de
convicciones ante un rebaño de electores hedonistas, “idiotas”, ignaros, tribales y cerriles, que le han dado
la espalda y sentido miedo ante la coherencia. Un rebaño que ha preferido la
sonrisa vacía a la denuncia firme de la degeneración del país. Un rebaño
populista al que atraen la demagogia y las soluciones fáciles, basadas en la
pereza mental y la fidelidad tribal.
Un vídeo de
Ciudadanos en la Red
Pues
bien, esto es lo que quería decir, con este análisis: que el país está
estancado, viviendo de rentas y de letanías anacrónicas, y que o despierta o
tendrá que despertar dentro de poco tiempo, en peores condiciones que las
actuales para dar una brazada y
recuperar el rumbo. Rosa10 y quien sea capaz de percibir esta necesidad en el
PP podrán cumplir esta función de despertar a España del letargo y liderar el
futuro.