ESTA MODERNA INQUISICIÓN QUE DE SANTA NO TIENE NADA

Artículo de Federico Quevedo  en “El Confidencial.com” del 08 de agosto de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Fíjense en el argumento de este thriller político porque el guión no tiene desperdicio: resulta que el responsable de Justicia del Partido Popular, a la sazón Federico Trillo, hablaba despreocupado con el abogado del PP Juan Ramón Montero, sin sospechar que la conversación estaba siendo grabada por los servicios de inteligencia del Estado y, por supuesto, sin ni siquiera imaginar que tal conversación sería parcialmente reproducida o utilizada días después por el buque insignia del Grupo Prisa, el diario El País, para acusar al PP de estar presionando a los jueces del Tribunal Superior de Justicia de Valencia que tenían que decidir el pasado lunes sobre el recurso interpuesto por Francisco Camps contra el auto del magistrado instructor de su causa en ese tribunal, José Flors.

 

Una simple coincidencia de apellido, e incluso de la primera parte del nombre –uno de los jueces, el que adjuntó un voto particular contra el sobreseimiento, se llama Juan Montero-, hizo creer a los espías de Rubalcaba que, en efecto, Trillo estaba presionando al Tribunal… ¡Qué notición! El PP haciendo lo mismo que han hecho ellos durante tanto tiempo y siguen haciendo… Pero resulta que era mentira, y la mentira ha dejado al descubierto una verdad como un templo: el Gobierno espía al principal partido de la oposición. Esto es algo que debería circunscribirse a regímenes pseudos-democráticos como el de Venezuela o dictaduras como la cubana, pero no, ocurre aquí, y esto resulta enormemente preocupante.

 

Verán, uno siempre pensaba que una democracia garantizaba, entre otras cosas, la intimidad de las personas y la inviolabilidad de sus conversaciones, salvo que alguien estuviera siendo especialmente vigilado por orden de un juez y como parte de la investigación de alguna clase de delito grave. Las escuchas ilegales, el espionaje político, eso forma parte de una cultura antidemocrática que en este país creíamos haber dejado atrás hace ya muchos años, con la Transición, pero por lo visto el Gobierno de Rodríguez ha resucitado un estilo una forma de hacer política propia de los peores totalitarismos. Desde hace tiempo, este Gobierno está empeñado en aniquilar al principal partido de la oposición, y va a hacer lo que sea para conseguirlo, aunque tenga que saltarse a la torera todas las leyes, violar la Constitución y retorcer el Estado de Derecho hasta exprimirlo como un limón.

 

El nivel de persecución política de los líderes del PP empieza a asemejarse al que soportan los líderes opositores en regímenes caudillistas latinoamericanos, pero aquí vamos incluso algo más allá, porque no solo se persigue a los dirigentes políticos, sino que desde un punto de vista doctrinario se está empezando a perseguir de manera a veces violenta a todos aquellos que no compartimos algunas de las máximas que rigen el relativismo ideológico de este Gobierno. Si estás en contra del aborto, de la Educación para la Ciudadanía, del uso indiscriminado de la píldora, del ‘nuclear, no gracias’, de una moral laxa, arcaica y retrógrada, en definitiva, eres fruto del ataque persistente y dogmatizante de esta nueva izquierda que se ha inventado Rodríguez as su medida.

 

Les seré sincero. Escribo estas líneas prácticamente a pié de playa, a escasos dos kilómetros atravesando la Ría de Arousa de Villa PSOE, aunque creo que todavía este año no ha podido estrenar Pepino Blanco su espléndido ático ilegal construido en uno de los parajes –lo era hasta ahora- de la isla. A pesar del clima –o a lo mejor gracias a eso-, esto es un pequeño paraíso, y desde aquí todo lo anterior podría parecer un exceso escrito y leído con el suave sonido del viento silbando entre los árboles, pero lo cierto es que después de haber comprobado de primera mano la veracidad de las denuncias hechas por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y cómo estas han puesto muy nerviosos a los responsables del Gobierno, y dicho todo lo anterior, empiezo a comprender el verdadero alcance de todo esto a los que estamos asistiendo, una verdadera inquisición política contra los que opinan de distinta manera, contra los no alineados con la verdad oficial, y una verdadera persecución a los dirigentes del PP que raya con lo obsceno y, sobre todo, con lo totalitario.

 

Este Gobierno ha entrado en una deriva imposible, y cualquier denuncia de lo que está haciendo se queda corta, pero da la sensación de que a medida que pase el tiempo y se vaya acercando la fecha de las elecciones generales, o simplemente cada vez que el Gobierno se vea acosado por su propia incompetencia, va a responder elevando el nivel de sus ataques y la persecución política. Y si eso es así, al menos este que suscribe desde estas líneas no se cansará de denunciarlo.