SEÑALES DE UN FIN DE CICLO

Artículo de Federico Quevedo  en “El Confidencial.com” del 19 de noviembre de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Pocas cosas hay tan evidentes de que a un Gobierno se le han acabado todas las razones para seguir en el poder que el hecho de que un ministro pierda los nervios del modo en que los perdió ayer el de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, acosado por la oposición en dos asuntos gravísimos –Faisán y Sitel- ante los que el resto del Ejecutivo le ha dejado sólo porque bastante tienen Rodríguez, De la Vega, Moratinos, Caamaño y Chacón con aguantar el tipo después de la intolerable humillación del secuestro del Alakrana. Estamos asistiendo al final de un ciclo político, y lo hacemos estupefactos, entre la indignación que produce saber que un puñado de delincuentes le ha estado tomando el pelo a nuestro Gobierno para acabar repartiéndose un botín con el que jamás habían soñado en la cubierta de su barco mientras nuestra Armada hacía el mayor de los ridículos intentando capturarles - desde Lepanto no se habían deshuevado de nosotros de modo semejante-, y el miedo que provoca un ministro del Interior encolerizado que amenaza a todo el que le pierda el respeto con cosas parecidas a las que ya vivimos antes del 96. ¿Y con estos mimbres vamos a presidir la Unión Europea a partir de enero? A Rodríguez debería caérsele la cara de la vergüenza solo de pensarlo, pero como es un osado que circunvala la estulticia, encima se permite el lujo de vanagloriarse de la peor gestión que ningún Gobierno haya podido hacer de crisis semejante. Pero, si después de este ridículo impresionante todavía la UE acaba nombrando a Miguel Ángel Moratinos como nuevo Mr. Pesc, entonces habrá que pensar que los europeos son aún más gilipollas que nosotros.

Todo esto no son más que señales, muy claras, de que encaramos definitivamente el final del ciclo político de Rodríguez Zapatero, y la decadencia de un Gobierno perdido y sin rumbo porque su timonel vive en Babia –y que me perdonen los de la comarca leonesa de Babia, que poco o nada tiene que ver esto con ellos-, y que se muestra incapaz de dar respuesta a ninguna de las crisis a las que se enfrenta.

Es verdad que los marineros han vuelto a casa, ¡loado sea Dios! Pero siendo esa una buena noticia, se presenta empañada por el cúmulo de errores cometidos por este Gobierno y que han puesto en peligro las vidas de los marineros durante cuarenta y siete días de tortura. Rodríguez podrá decir lo que quiera, pero es evidente que este Gobierno, cuando se tiene que enfrentar a una crisis grave, no sabe qué hacer e improvisa sobre la marcha con las nefastas consecuencias que eso tiene. Qué encima el presidente tenga la osadía de decir que ha tenido que tomar decisiones difíciles, cuando la realidad es que primero ni se preocupó, y cuando lo hizo fue para tomar la decisión más fácil de todas, es decir, pagar lo que le pedían, tiene narices.

 Las carcajadas de los piratas van a estar resonando en nuestros oídos durante bastante tiempo, y ante el mundo hemos quedado como La Chati, como unos papanatas a los que cualquier sinvergüenza puede tomar el pelo. Humillación semejante debería conllevar, de inmediato, la dimisión de los responsables, empezando por esa momia petrificada en el bálsamo de su incompetencia que se llama De la Vega, y siguiendo por las de Moratinos –la sola idea de que haya negociado algo, por mínimo que sea, con un Estado fallido produce vértigo-, Caamaño –que debe tener pesadillas con Abdu Willy-, y Chacón –que se ha confirmado como la peor ministra de Defensa que jamás haya tenido este país-.

Y en medio de semejante escaparate de derrota, con la moral del país por los suelos, surge como el fulgor de una estrella en el momento anterior a su extinción el ministro Rubalcaba recordándonos a todos –en la persona del diputado ‘popular’ Carlos Floriano- que él es el jefe de la policía y el hombre que está al frente de los mandos de Sitel. Para echarse a temblar. Que Rubalcaba le dijera a Floriano “escucho todo lo que dices y se todo lo que haces” es perfectamente creíble y propio de un personaje que siempre ha manifestado una cierta chulería, lo que no es creíble es que se lo dijera refiriéndose a las apariciones audiovisuales del parlamentario, salvo que alguien se imagine a Rubalcaba haciendo zapping en la televisión de su despacho a la caza y captura televisiva de Floriano. No, le dijo lo que le dijo porque, llevado por el calentón del momento, perdió los nervios e hizo uso y abuso de su condición de jefe de la policía para amedrentar a quienes le están poniendo contra las cuerdas por los asuntos antes mencionados, Faisan y Sitel, asuntos muy graves y que pueden llevarse por delante la carrera política de quien fuera portavoz del Gobierno de los GAL. En ambos casos el Partido Popular ha sido certero, pero no es eso lo importante, sino el hecho de que al final podamos saber, por un lado, como es posible que quien tiene la obligación de detener a los malos les avise de que lo va a hacer, y tener las garantías, por otro, de que una red de escuchas, por otra parte muy eficaz, se usa respetando los límites del Estado de Derecho y los derechos fundamentales de las personas. Todo esto lo que hace es poner de manifiesto que el Gobierno se encuentra acorralado, aunque como le ocurrió ayer a Rubalcaba, cabe esperar que la fiera herida sea capaz de revolverse y morder haciendo daño. Pero eso solo será una última demostración de que su final está cada vez más cerca.