HIPÓTESIS RUBALCABA
La hipótesis parece la
contraria: que Rubalcaba es el hombre adecuado para perder las elecciones
Artículo de Pilar Rahola en “La Vanguardia” del 01 de junio de 2011
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
No entraré en el mantra del dedazo que se ha sacado el PP de la manga para hacer olvidar al personal que lo de la democracia interna se lo pasan por el forro, quizás desacomplejados de tonterías de esta naturaleza. Los partidos de orden es lo que tienen, que no tienen complejos. Pero si es cierto que el PP no es el partido mejor situado para sacar los colores al PSOE, también lo es que el socialismo intenta vender baratijas como si fueran piedras preciosas.
¿Alguien se ha creído que el PSOE ha instaurado la democracia real con todo esto de las primarias? Incluso cuando los Tomás Gómez o los Jordi Hereu de turno han dado la sorpresa y han ganado a pesar de los esfuerzos del aparato por impedirlo, estamos muy lejos de un ejercicio de democracia real. Primero porque todos los candidatos están en la jerarquía del PSOE, segundo porque el propio sistema es un filtro imposible de superar para un militante, y tercero porque sólo pueden ganar aquellos que tienen un papel relevante en el propio sistema. Tal como están estructurados los partidos políticos españoles, no hay forma de llegar al liderazgo, sea local o general, si no se pertenece al poder, a algún tipo de poder. Por tanto, lo de las primarias me parece un ejercicio estético más pensado para el ruido mediático que para debatir seriamente. Simpático espectáculo de sombras chinescas. Que ahora llegue Rubalcaba auspiciado por todo el poder socialista y que retiren a la buena de doña Carme hasta más ver, forma parte de la lógica de Newton y sus leyes de la gravedad: cae por su propio peso.
Rubalcaba es más todo. Es más sólido, no en vano se ha curtido en todos los fregados de la historia reciente del PSOE. También es más ladino, quizás porque sus atribuciones siempre han estado vinculadas a las zonas opacas del poder. Y por supuesto es mayor, lo cual significa que puede permitirse el lujo de intentarlo, aguantar el tirón, perder (quizás con buen resultado) y marcharse por la puerta grande de los servicios prestados. Quemar, en cambio, a una dirigente joven y menos correosa como Carme Chacón implicaba dos riesgos serios: uno, que el PP la devorara y no dejara ni los huesitos. Y no hay que olvidar que incluso en el perder hay grados. Y el segundo riesgo, el de inutilizar un activo de futuro enviándolo a un frontón imposible de ganar. Por supuesto, todas estas hipótesis serían inútiles si Rubalcaba diera el campanazo y ganara, pero eso es altamente improbable. La hipótesis, pues, parece la contraria, que Rubalcaba es el hombre adecuado para perder las elecciones. Lo hará bien, parará un poco el golpe y si pierde se irá con honores porque su biografía habrá llegado al cénit de servicio al partido. Además, dejará el camino libre para candidatos jóvenes que podrán foguearse en la bancada de la oposición. ¿Le habrá dicho todo esto a Chacón su amigo Zapatero? Es probable…