ENTREVISTA A TRINIDAD JIMÉNEZ, RESPONSABLE DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL PSOE
por C. GURRUCHAGA en “La Razón” del 06/12/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
«Llegan mensajes de que Bush desea superar los desencuentros»
Es la responsable de la Ejecutiva Federal del PSOE en relaciones internacionales y, además, ejerce la oposición a Ruiz Gallardón en la Alcaldía de Madrid. Asegura que nunca tomó postura a favor de los candidatos Bush o de Kerry y defiende unas buenas relaciones bilaterales con Estados Unidos. Considera positivo que este país mantenga contactos estrechos con Marruecos.
- Como responsable de política internacional del
PSOE, ¿considera suficientes las explicaciones del ministro Moratinos el pasado
martes en el Congreso?
- Creo que tras su comparecencia ha quedado
bastante claro que ha reconocido que sus declaraciones fueron desafortunadas y
ha pedido disculpas. Al mismo tiempo, ha ofrecido argumentos muy claros y
convincentes sobre el papel que jugó el anterior Gobierno durante el golpe de
Estado en Venezuela. Hay poco más que decir.
- Su partido y el Gobierno han hecho un requiebro para reubicarse tras el
triunfo de Bush. ¿Cree que la política de Exteriores pone piedras en ese camino?
- Yo, personalmente, siempre he tratado de mantener
y de respetar una relación bilateral con EE UU que fuera buena, correcta y
fluida, más allá de las diferencias que podamos tener sobre un asunto u otro,
aunque fueran cuestiones tan importantes como la guerra de Iraq. Producida la
victoria de Bush, lo que tienen que hacer los dos gobiernos es ponerse a
trabajar en todo aquello que los une.
- ¿Y qué es?
- Existe una cooperación antiterrorista muy buena,
que se ha mantenido perfecta, un intercambio comercial y financiero muy intenso,
un acuerdo que puso en marcha la Presidencia española en la UE en 1995 que
supone la existencia de una relación estratégica entre ambos... Además, España
debería profundizar en el mantenimiento de una relación muy intensa y
privilegiada con América Latina. Debemos volcar toda nuestra vocación atlántica
en un conjunto que es EE UU y América Latina, lo que será bueno para ambos
países.
- No parece que EE UU esté por la labor.
- Yo creo que sí. He mantenido entrevistas con el
embajador de EE UU y contactos con algunas personas del Departamento de Estado y
hay una voluntad de superar los desencuentros habidos en estos últimos meses.
Cuando se anunció la visita de los Reyes a Bush, EE UU destacó que este viaje
pone de manifiesto la buena relación entre los dos países, «como también lo pone
y apreciamos la colaboración de España en Afganistán». Esto me pareció un gesto
de reconocimiento al Gobierno español.
- La sustitución de Powell por Condoleeza Rice, ¿va
a hacer más difíciles las relaciones?
- No creo. Es verdad que Colin Powell ha
representado una línea más abierta y más flexible en relación con la UE, y que
eso pudiera representar para toda la UE un interlocutor más fácil, entre
comillas. Pero yo no veo que exista ningún obstáculo a priori. Creo que es una
mujer muy preparada, que cuenta con la confianza del presidente y que conoce los
temas con los que va a tener que tratar.
- La política internacional nunca había ocupado tanto espacio en los medios de
comunicación. ¿A qué lo atribuye?
- Los asuntos internacionales nos afectan a todos.
Estamos en una sociedad global donde nada de lo que ocurra en otro lugar, por
muy remoto que sea, nos puede resultar ajeno. Además, ahora, uno de los riesgos
más graves que existe en el mundo es el terrorismo internacional, en el que nos
hemos visto todos envueltos. Tenemos que definir un nuevo orden internacional,
estamos viendo si es mejor una apuesta unilateral como la que afirma EE UU o una
apuesta multilateral como la que propugnamos nosotros desde Europa.
- La nueva Europa de los 25, en su conjunto, ¿por
cuál apuesta?
- Claramente por el multilateralismo. Ahora bien,
también desde la UE se hace una apuesta muy fuerte por mantener unas buenas
relaciones con EE UU, por una alianza estratégica con ellos. Recuerdo que tras
los atentados del 11-S, la respuesta de la UE fue unánime con una extraordinaria
generosidad y solidaridad, como se tiene que comportar un aliado fiel en
momentos así. De hecho, la respuesta de la declaración de guerra a Afganistán y
al régimen talibán por las relaciones que tenía con Al Qaida, y la implicación
de Al Qaida en el atentado, fue también inmediata. El PSOE, que estaba en la
oposición, apoyó la intervención. Las discrepancias se han mantenido en la
guerra de Iraq pero en casi todo lo demás la colaboración se ha mantenido
perfectamente.
- Francia y Alemania defienden la existencia de una
política de Defensa europea propia. ¿España también?
- Sí, y también el Reino Unido, pero eso no es
incompatible con una colaboración en el marco OTAN. Estamos decidiendo el orden
internacional, que es apasionante. Estamos debatiendo sobre si es mejor que
Europa haga depender toda su defensa, toda su seguridad de EE UU o si es mejor
que la UE se rearme desde el punto de vista político y militar y se fortalezca
como una unidad política y busque un cierto equilibrio de poder en la sociedad
internacional. Yo creo que para los europeos es más interesante construir una
Europa fuerte, unida, que constituya un auténtico poder en el escenario de la
globalización.
- ¿Ve esa postura incompatible con la de mantener una buena relación con EE UU?
- No, en absoluto. De hecho, Blair, que no es
sospechoso de mantener ninguna diferencia con EE UU, hizo una apuesta muy fuerte
por el nuevo sistema de defensa europeo porque consideró que reforzándonos en el
plano defensivo y militar podemos ser el pilar europeo de la OTAN, somos más
fuertes como europeos y, al mismo tiempo, ofrecemos esa fortaleza a nuestros
aliados.
- ¿Cómo valora el PSOE las relaciones bilaterales
especiales de EE UU con Marruecos?
- Nos parece bueno que existan. Todo lo que estamos
comentando converge en el interrogante sobre el sistema de seguridad global del
que nos estamos dotando. Yo creo que es fundamental una UE fuerte, unos EE UU
fuertes, como lo son ahora, un Magreb integrado, estable políticamente, y un
conjunto asiático que, poco a poco, se vaya incorporando.