MUERE UN PARTIDO, NACE UN PROYECTO
Artículo de Antonio Robles en “Libertad Digital” del 12 de junio de 2009
Por su interés
y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio
web
C' ha
dilapidado la seriedad ideológica con el pacto de Libertas, y en las elecciones
europeas, la solvencia electoral. El partido ya sólo es una trinchera hueca y
su logo un letrero intoxicado.
Uno contempla con desolación la incapacidad de Albert Rivera para tomar conciencia de la realidad. Quienes hemos tenido la desgracia de vivir impotentes desde dentro la deriva suicida que emprendió C’s inmediatamente después de las elecciones autonómicas, ya casi no nos extraña nada, pero la respuesta dada por la dirección al desastre de las elecciones europeas y el silencio de su responsable, certifican que es capaz de cualquier cosa por conservar el coche oficial y los restos del naufragio.
Dos
conferencias de prensa han bastado para dejar al descubierto su empecinamiento
en el error. Ahora va a resultar que los medios que mejor se han portado con C’s (El Mundo y la Cope) se han confabulado contra Albert Rivera; y
que sus dos excompañeros de escaño en el Parlamento
dejaron el partido guiados por una conspiración para demolerlo desde dentro. En
su delirio, han celebrado que Libertas haya provocado el adelantamiento a las
europeas de lo que tenían previsto hacer en las autonómicas. Y si tales
extravagancias no fueran suficiente, culpó a los ciudadanos españoles de su
incapacidad para entender su mensaje europeo: "nosotros quisimos ser
puristas y hablar de Europa y hay que reconocer que la sociedad española y
europea no está preparada para eso". Todo menos reconocer lo evidente: de
los 90.000 votos de las autonómicas del 2006 ha pasado en Cataluña a los 7.000.
O por ser más exactos:
Elecciones
Autonómicas del 2006: 89.567 (3,04%) votos.
Elecciones
Municipales del 2007: 67.298 (2,35%) votos.
Elecciones
Generales del 2008: 27.408 (0,74%) votos en Cataluña (y 45.750 o 0,18% si
contamos los de toda España, incluida Cataluña)
Elecciones
Europeas del 2009: 6.981 (0,36%) votos en Cataluña (y22.805 0,15% en el
conjunto de España)
Unas
escalada ininterrumpida hacia la nada. Y no será porque no se le haya
advertido, demandado responsabilidades o nos hayamos opuesto a sus bandazos ideológicos.
No hay
más ciego que el que no quiere ver. Y no lo digo con segundas. Al contrario, al
menos el ciego Durán ha visto con claridad el fiasco electoral, mientras el
vidente Rivera ha hecho de la ceguera su particular modo de arruinar el
proyecto no nacionalista que tantos años y esfuerzo ha costado levantar. En el
colmo del autismo ha tenido el descaro de declarar a Periodista Digital: "He
aprendido que ser coherente e independiente tiene su coste". E
inmediatamente y sin un solo reconocimiento de la debacle, ha huido hacia las
elecciones autonómicas, ese cuento con que sigue engañando a sus más sumisos
dependientes: "C's inicia un nuevo ciclo
político que tiene las elecciones autonómicas como su objetivo
prioritario".
Muchos
hemos pedido su dimisión: los dos diputados, cargos electos en ayuntamientos,
cargos del Consejo General, coordinadores de agrupaciones y un sin fin de
militantes; ahora se le han unido los concejales de las poblaciones más
importantes para C’s que aún no se han ido del
partido. El
Mundo, en su editorial del 9/06/09, ha caído también en la cuenta: "Rivera
debe irse para que Ciutadans pacte con UPyD". "El resultado (europeas) es un auténtico
desastre para el proyecto de Ciutadans, cuyo líder,
Albert Rivera, ha tirado por la borda el capital político logrado en las
autonómicas catalanas gracias a la ilusión de miles de votantes que creyeron en
su proyecto. UPyD se ha quedado con sus electores –logró
doblar en votos a Ciutadans en Cataluña–, por lo que
Rivera sólo tiene una salida digna: dimitir para facilitar el entendimiento con
el partido de Rosa Díez".
Es
preciso que alguien haga recapacitar a este chico. Quienes hemos sufrido la
intemperie nacionalista durante tantos años no podemos comprender cómo la
ambición personal puede arruinar un proyecto de oposición al nacionalismo en
las próximas elecciones autonómicas catalanas. A ellas no deberían presentarse
dos partidos políticos compartiendo el mismo espacio electoral no nacionalista.
En esto acierta el editorial de El Mundo, pero yerra cuando cree que aún es posible una
unión, fusión o pacto con UPyD. Hubo un tiempo en que
eso fue posible, pero Albert Rivera se encargó de arruinarlo desde el inicio,
aunque fue lo suficientemente zorro para hacer creer a los medios lo contrario.
Ya no
es posible porque ha dilapidado la seriedad ideológica con el pacto de
Libertas, y en las elecciones europeas, la solvencia electoral. El partido ya
sólo es una trinchera hueca y su logo un letrero intoxicado. La virginidad,
como la inocencia, cuando se pierden, nunca más se pueden recuperar.
Pero
el proyecto no nacionalista no ha muerto, sus militantes son ahora muchos más,
la pedagogía ejercida desde el Parlamento ha calado y ha roto la atmósfera
sagrada del nacionalismo. Sólo se requiere un poco de generosidad por parte de
unos cuantos. Y trabajar juntos bajo un liderazgo enérgico que haya demostrado
merecer la confianza de todos. A buen entendedor, pocas palabras bastan.