NO CABE UN TONTO MÁS
Artículo de Alfonso Rojo en “ABC” del 18.05.2006
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Aquí ya no cabe un tonto
más. Una fórmula para convertir un problema en un desastre es negar su
existencia. Ocurre en toda Europa, pero es España donde el fenómeno -el aluvión
masivo de sin papeles combinado con la táctica del avestruz- alcanza cotas
máximas.
Si el mal afectara sólo a los dirigentes políticos, habría un resquicio a la
esperanza, pero no es así. Vas a una tertulia de radio o de televisión, ponen
encima de la mesa el horror de los cayucos y de las pateras que arriban a las
islas Canarias y siempre alguno sentencia con voz pomposa que la solución
estriba en crear riqueza en el continente africano. El remate progre consiste en
estigmatizar al hombre blanco por su oscuro pasado colonial, entonar un «mea
culpa» y ondear la enseña de lo multicultural.
La cosa suena tan tierna, tan políticamente correcta, que no es raro que algunos
oyentes, de esos que se dedican a marcar el teléfono de las emisoras con
tenacidad de hormiga, apoyen la memez.
Sostener a estas alturas que la forma de afrontar lo que se nos está viniendo
encima es construir fábricas al sur del Sahara, es un brindis al sol y
contribuye a enconar el drama.
África es hoy casi tan pobre de lo que lo era hace cuatro décadas, tiene tres
veces más habitantes y muchos de ellos sobreviven peor de lo que lo hacían justo
antes de la descolonización. Esa tragedia es consecuencia de la letal
combinación de gobernantes corruptos,tribalismo rampante y falta de educación. Y
eso no se arregla echando dinero o en un par de años.
Estamos todos de acuerdo en que el dolor de los africanos no nos puede ser
ajeno. También en que la clave, la única manera de frenar la desesperada huída,
es crear condiciones que permitan a los habitantes de la zona vivir dignamente
en ella.
En cualquier caso, esa estrategia a largo plazo, no puede servir de tapadera
para no hacer nada a corto plazo.
Los inmigrantes ilegales están aquí. Llegan por tierra, mar y aire. Ni siquiera
sabemos la cifra exacta, pero se calcula que sólo en España entran al día más de
mil «sin papeles». También que desde la masiva y casi inevitable regularización
de hace un año, han aumentado en un millón y que ya no se van a otros países de
la Unión Europea. Han decidido quedarse aquí, porque saben que no serán
expulsados y que el sistema es flexible, incluso con quienes delinquen.
¿Imaginan lo que ocurrirá si el sector inmobiliario se estanca? ¿Han
reflexionado sobre la cantidad de parados que habrá en nuestras calles?
Pues háganlo, echen un vistazo a las páginas de sucesos de cualquiera de los
diarios, recuerden que más del 50 porciento de los presos son extranjeros y
saquen consecuencias.