ZAPATERO ESTÁ DEPRIMIDO ¿QUÉ LE PASA A ZAPATERO?
Artículo de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 08 de febrero de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Quizás
una de las claves del actual drama de España es que Zapatero está angustiado y
deprimido. Nos lo aseguran fuentes muy fiables, cercanas al presidente. La
presidencia europea se le ha vuelto en contra y el rechazo nacional e
internacional es para él, que necesita ser amado y admirado, un suplicio
insoportable. Los tres últimos golpes a su "integridad" han sido
terribles: el hundimiento del PSOE en las encuestas, el rechazo de Obama a entrevistarse con él y la amenaza de huelga de los
sindicalistas españoles, sus mejores aliados.
Se le
ve apagado, cansado, sin recursos, deambulando por la política como un boxeador
noqueado, con "tics" depresivos profundos, con el rostro arrugado y
envejecido. Ya aquellos recursos de encantador que fascinaron al crispado país
que nos dejó en herencia José María Aznar han desaparecido y apenas quedan
rastros de aquel famoso talante que nos sugería, al principio de su mandato,
que se puede gobernar a un país moderno desde el optimismo, el diálogo y la
calma relajada, sin demonizar y sin aplastar al adversario.
Zapatero
es ya un líder apestado, sin otros amigos en España que los que reciben dinero
y favores del gobierno y sin más amigos internacionales que dictadores y
sátrapas como Hugo Chávez, los hermanos Castro Ruz, y otros sin prestigio, que
se sienten aislados y despreciados por las sociedades libres.
¿Se
está medicando el presidente? ¿Toma antidepresivos? La salud del presidente
podría ser una de las claves del actual drama de España. Por ahora son
preguntas sin respuesta, pero los síntomas de la depresión son intensos y
preocupantes. Hasta es probable que sus médicos y su familia le estén
aconsejando que abandone, que no merece la pena
"luchar por España" sin que "su esfuerzo" sea comprendido.
Lleva
seis años en el poder, pero parece que son doce. Felipe González dice de él que
le ha llegado demasiado pronto el famoso Síndrome de la Moncloa, una enfermedad
misteriosa que afecta a los presidentes de gobierno españoles cuyos efectos son
el aislamiento, el desconcierto, la ausencia de lucidez y una irresistible
tendencia a la arrogancia y al error político.
Está desconcertado porque siente que hasta su proverbial "suerte" le
ha abandonado y hasta ha perdido su vieja moral de victoria. Cuando empezó a
negociar con ETA le dijo al hoy ministro Gabilondo, entonces rector, que él
estaba marcado por la fortuna y que no sabía perder. Hoy, la situación es la
opuesta: todo lo que toca lo estropea y se le vuelve en contra.
Su trayectoria política se parece a la de muchos entrenadores de fútbol
fracasados, que llegan como magos y que terminan como charlatanes, sin más
defensa que los resultados.
Ahí,
en los resultados, es donde está el mayor drama de Zapatero. La realidad es tan
mala que justifica y sustenta su depresión: España, bajo su mandato, se hunde,
se desangra, se llena de parados y de pobres, cierra empresas a mansalva, se
endeuda hasta la locura, pierde competitividad, se queda sin prestigio y
ostenta liderazgo solamente en miserias y vergüenzas como el tráfico y consumo
de droga, el alcoholismo, la prostitución, el fracaso escolar, el despilfarro,
la inseguridad, las cárceles atiborradas, el desprestigio de la política y la
pérdida de esperanza, entre otros.
Los "números" de Zapatero son para expulsarle del banquillo sin honor
ni indemnización. Su gran consuelo es que el sistema político español está tan
corrompido y es tan escasamente democrático que es casi imposible echar a un
presidente, aunque conduzca al país hacia la ruina y el fracaso.
Sus
heridas abiertas sangran y supuran: la "herida catalana", abierta al
apoyar personalmente un estatuto insolidario, sembrador de desigualdad y
anticonstitucional; la herida de la crisis, negada estúpida y temerariamente
para ganar votos, retrasando la toma de medidas que hubieran salvado al país
del desastre; la herida de la mentira, utilizada sin prudencia y con descaro
para narcotizar y confundir a la ciudadanía; la herida de la negociación con
ETA, llena de trampas, engaños y cerrada con un claro fracaso; la herida del
hundimiento del prestigio del sistema y de la "casta" política, una
tragedia de enorme alcance que ha llenado la sociedad española de desconfianza,
desencanto, frustración y odio a los políticos y a sus injustificables y
arrogantes privilegios... y otras muchas heridas, todas infectadas, purulentas
y tal vez mortales.
En
medio del caos y del fracaso, Zapatero vive la gran paradoja de su vida, todo
un sarcasmo de la política en su estado más vil y desesperante: su único aliado
y su única tabla de salvación es Mariano Rajoy y su Partido Popular, tan
incapaces, acobardados y torpes como oposición que están impidiendo que el
pueblo español, sin ilusión por el cambio y sin confiar tampoco en la derecha,
salga a las calles para exigir que el nefasto Zapatero se marche y deje de
aplastar a España.