ALEMANIA TIENE RAZÓN
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 07
de abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web
Alemania,
que es la más fuerte economía de Europa, tiene toda la razón cuando se niega a
sostener a los malos gobernantes del sur, a los que, como Zapatero y Papandreu, han recurrido al endeudamiento de sus países
para seguir manteniendo sus privilegios y el despilfarro de Estados inflados de
burocracia, amiguismo y nepotismo, que son claramente insostenibles.
Alemania, que es un país disciplinado, austero y trabajador, no tiene por qué
ayudar a dirigentes como Zapatero, que, a pesar de estar peligrosamente
endeudados y con su economía en profunda crisis, regalan más millones que
ningún otro país a Cuba, Haití y a otros muchos países amigos, mientras las
calles de España están llenas de parados y pobres que tienen que hacer cola en
comedores de caridad. Alemania no tiene por qué apoyar a gobernantes que tienen
la desfachatez de financiar estudios sobre mapas clitorianos
y a los homosexuales de África mientras hay en España más de un millón de
familias sin ingresos, desesperadas por la pobreza.
La austeridad, la solvencia y el esfuerzo alemán solidario sólo deben premiar a
los países que luchan y trabajan, a los gobiernos que asumen la austeridad y la
decencia, a los que siguen las recomendaciones de los expertos y de las
instituciones internacionales, a los que realizan las reformas recomendadas, a
los que se aprietan el cinturón. Jamás debería servir para mantener en el poder
a corruptos, a despilfarradores, a los que, por miedo a perder votos, se niegan
a introducir las reformas que el país necesita, a gente escasamente demócrata
que, además, es rechazada, de manera creciente, por sus propios pueblos.
Es cierto que la negativa de Alemania tal vez condene a pueblos como el español
y el griego, pero nuestra culpa es haber elegido y seguir apoyando, a pesar de
sus errores garrafales, a gobiernos ineptos e incapaces.
Por culpa de insensatos como Zapatero y sus colegas de Portugal y Grecia, la
Europa del futuro se perfila como un espacio de dos velocidades, donde habrá
pueblos trabajadores y democráticos en el pelotón de cabeza, y países dominados
por castas políticas escasamente democráticas, poco eficaces y permisivas ante
la corrupción, el abuso y la demagogia, gente que gobierna mal a sus pueblos,
conduciéndolos hacia la pobreza, la derrota y el fracaso.
España, por la dimensión de su deuda exterior, que no para de crecer, por su
mal gobierno y por la corrupción que invade sus arterias, es una de las
candidatas a formar parte del pelotón de la torpeza y del atraso.
Pertenecer a la Unión Europea debe implicar deberes ineludibles como el respeto
a las reglas de la democracia, una educación de calidad, límites al endeudamiento
público, controles al poder político, una economía basada en el esfuerzo y la
competitividad y respeto a la voluntad de los ciudadanos, como exige la
democracia. La España de Zapatero no cumple ni una de esas exigencias.
La
situación obliga a los ciudadanos libres y demócratas españoles a reflexionar
seriamente y a situar como prioridad máxima la expulsión de Zapatero del poder
y la instauración de una democracia verdadera.