DENTRO DE VEINTE AÑOS, TODOS SEREMOS FRANQUISTAS
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 27
de abril de 2010
Zapatero y los
radicales de izquierda son la más eficiente y floreciente fábrica generadora de
tres productos tipicos de la nueva España: "auténticos demócratas",
cansados de la degradación de España y militantes de la regeneración,
"nostalgicos", que añoran el pasado, y "franquistas", que
esperan que llegue un salvador que les libere de la corrupción y del
hundimiento constante de la patria.
Joaquín
Leguina, ex presidente de la comunidad de Madrid y uno de los pocos socialistas
con sentido crítico en España, está indignado con los muchos descerebrados del
PSOE que sostienen la locura de que la mitad de los españoles actuales (los
votantes del PP) son franquistas.
Mi
admirado amigo Miguel Higueras publica un artículo en su blog "Entre
España y Gibraltar" en el que defiende la tesis de que dentro de veinte
años todos los españoles seremos franquistas.
Lo que no dicen ni Leguina ni Higueras es que la actual democracia degradada,
con su deriva corrupta y con su mal gobierno, se ha convertido en la más
eficiente y productiva fábrica de franquistas.
El
actual gobierno de Zapatero, al desarrollar una política de destrucción de
España, por su incapacidad ante la crisis económica, por la corrupción que
florece bajo su mandato, por llenar las calles y plazas de España de parados y
nuevos pobres, por ser la cabeza visible de una "casta" política
inútil y cargada de privilegios, por su política de despilfarro y de
endeudamiento sin freno y por su irrefrenable obsesión por el poder, una obsesión
que le lleva hasta un indecoroso acoso a la oposición y a una política de
alianzas contra natura con partidos nacionalistas extremos e independentistas,
es la mejor y más eficaz fábrica de franquistas.
Por culpa de los malos políticos actuales y de sus insoportables errores y
abusos, incluyendo a una oposición que es incapaz de ilusionar y de exigir la
regeneración que el basurero político español necesita, muchos españoles se
hacen franquistas y crece a diario las filas de los que desconfían de la falsa
democracia española, los que desprecian a la casta política ineficiente e
incapaz que gobierna España y los que quieren que el actual aquelarre político
termine de una vez.
A muchos españoles que odiaron lo que el franquismo representaba, que lo combatieron
y que acogieron la democracia con esperanza e ilusión, los malos políticos
españoles actuales y sus abusos les están empujando con fuerza hacia la
nostalgia y, en algunos casos, hacia el franquismo.
Cada
día se escucha más claramente en los hogares, en las calles, plazas, bares y
centros de trabajo el desprecio hacia los que gobiernan hoy esta España
decadente y la dura sentencia de que "cualquier tiempo pasado fue
mejor".
Si hay socialistas preocupados, como parece, por la resurrección del franquismo,
que miren directamente a la Moncloa, donde está el mejor fabricante de
franquistas que puedan imaginar. Si no les parece suficiente la explicación,
que analicen el comportamiento de la actual "casta" de políticos que
gestionan la democracia y observen la corrupción, la arbitrariedad, la
ineficacia en la gestión, el despilfarro, el endeudamiento peligroso del
Estado, el amiguismo, el enchufismo, las cientos de miles de empresas
destruidas, la ruina del tejido productivo español y la masa de desempleados y
de nuevos pobres y descubrirán que los responsables del desastre, los que hoy
gobiernan mal en nombre de la democracia, son los que empujan a la sociedad
española entera a sentir asco ante la "casta", el sistema que
gestionan e, incluso, hacia cualquier tipo de añoranza del pasado.
Hay
que ser muy fanático o muy estúpido para no ver que es el actual poder
político, el que conduce a España por los caminos indecentes de la desigualdad,
la injusticia, el abuso del poder, la corrupción, la arrogancia y otros muchos
males que alimentan la resurrección del monstruo franquista.
Son
los socialistas radicales los que, sin saberlo, tienen razón. Es cierto como
ellos dicen, que los españoles son cada día más franquistas. Lo que no dicen es
que son ellos mismos los culpables del deslizamiento. Ignoran, porque no les
conviene asumirlo, que están fabricando nostalgia cuando salen a las calles
para defender a un juez que es sospechoso de prevaricación, al que consideran
uno de los suyos, poniendo irresponsablemente en peligro el "Estado de
Derecho", la convivencia y la estabilidad de España.
Añorar
algunas cosas del pasado y despreciar la actual podredumbre de un sistema
bastardo que se hace pasar por democracia no significa, necesariamente, ser
franquista, sino que puede ser un reflejo de auténtica democracia y de anhelo
regenerador. Es casi imposible para una persona decente no añorar cosas que el
pasado tenía y que la mal llamada "democracia" ha destruido, cosas
como el horizonte optimista de un país, la esperanza en el futuro, la honradez
básica de la población, la convivencia pacífica, la ausencia de corrupción
generalizada, la seguridad ciudadana, la austeridad del Estado, la fortaleza de
los valores básicos y muchas otras cosas que, ciertamente, huelen a rancio,
pero que, comparadas con la actual pestilencia de la política española resultan
tan atractivas como los viejos cuentos de la infancia.
Quizás el mejor destello de lo que realmente ocurre en España sea lo que
recientemente dijo César Vidal, en una de sus intervenciones en la cadena
radiofónica 'EsRadio': «LA IZQUIERDA ESPAÑOLA NO ES NADA SIN FRANCO. COMO ÉSTE
LLEVA MUERTO 35 AÑOS, LO HAN RESUCITADO PARA VOLVER A TENER RAZÓN DE SER COMO
IZQUIERDISTAS.»