¿ES LA ESPAÑA DE ZAPATERO UN "ESTADO
FALLIDO"?
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 1-5-10
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
A pesar
de sus graves problemas de liderazgo, del desprestigio de la casta política y
de sus preocupantes déficits en democracia, España no es todavía un
"Estado Fallido", aunque los observadores y expertos están
preocupados porque, en algunos aspectos, el país se acerca a los parámetros que
definen a los estados fracasados.
"Estados Fallidos" son aquellos que se convierten en amenazas para la
seguridad internacional o que, con sus actuaciones, perjudican gravemente a sus
propios ciudadanos y a la comunidad internacional.
Noam Chomsky, en su libro "Estados Fallidos", afirma
que para que exista un Estado Fallido deben darse, por lo menos, tres
elementos: el primero es la incapacidad (o falta de voluntad) del gobierno para
proteger a sus ciudadanos; el segundo es que el gobierno se considere más allá
del alcance del derecho nacional e internacional; y el tercero es padecer un
grave "déficit democrático" que prive a sus instituciones formales de
auténtica sustancia.
El fracaso de España no es total en ninguno de esos tres requisitos, pero sí
los cumple parcialmente y de manera creciente. El gobierno de Zapatero carece
de capacidad para proteger a sus ciudadanos de la crisis económica, no sabe
proyectar seguridad y, por su ineptitud, conduce a su pueblo hacia la ruína, el fracaso y situaciones límites que generan
inseguridad, deterioro de la convivencia y hasta violencia. El gobierno de
Zapatero cree tener la razón y no escucha las recomendaciones y consejos que
les dan las grandes instituciones internacionales y los expertos, lo que
implica una soberbia y una arrogancia extralimitadas. El "déficit
democrático" es el mayor problema de la España de Zapatero y el rasgo que
más le acerca a la definición de "Estado Fallido". En España no se
cumple ni uno sólo de los requisitos necesarios para que exista verdadera
democracia: no existe separación de poderes; El imperio de la ley tiene
fisuras; la justicia está politizada y funciona lenta y mal; la ley no es igual
para todos; los ciudadanos, soberanos del sistema, están marginados y no
participan en los procesos de toma de decisiones; falla el respeto a algunos
derechos humanos fundamentales; los partidos políticos tienen un poder
desmedido y carecen de controles; la sociedad civil, cuya misión en democracia
es servir de contrapeso al poder, está neutralizada por el poder político y en
estado de coma; la prensa libre y crítica casi ha sido aniquilada; las
elecciones no son plenamente libres porque son los partidos y no los ciudadanos
los que hacen sus listas y eligen; los representantes son leales a sus
partidos, no a sus representados; las promesas electorales no se cumplen y la
mentira ha sido elevada a política de gobierno... y un largo etcétera donde
figuran la corrupción, la desconfianza de los ciudadanos en sus políticos e
instituciones, el deterioro de la credibilidad del gobierno, el desprestigio
del sistema, el desprecio a "la casta política", incumplimiento del
deber gubernamental de cuidar la seguridad de sus ciudadanos...
Algunos
observadores y analistas empiezan a contemplar a España como un país en peligro
y el caso español se estudia ya en numerosos think tanks del mundo como un ejemplo preocupante de deterioro
rápido de la democracia y del liderazgo. España, ciertamente, no es un
"Estado Fallido", pero, bajo Zapatero, cada día más dividido, pobre,
frustrado y orientado hacia la rebeldía, el país se acerca cada día más a esas
horribles fronteras.