ZAPATERO DEBERÍA SER JUZGADO
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 10 de mayo de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
Islandía juzgará a su ex primer
ministro por su comportamiento ante la crisis. El español Zapatero, a juzgar
por sus culpas y daños causados, debería sufrir el mismo destino.
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Europa,
después de dar un puñetazo en la mesa este fin de semana, ha obligado a
Zapatero a poner en marcha un más drástico y doloroso plan de austeridad y
ahorro. El presidente español, que hace sólo unos días aseguraba que el plan
suave español de ahorro era más que suficiente, ha tenido que rectificar ahora,
humillado, después de que Sarkozy, Merkel y otros
líderes europeos le señalaran con el dedo como el gran culpable de los dramas
que están acosando al euro y a las bolsas europeas.
En
España, donde la responsabilidad de Zapatero en el desastre económico español
está ya archidemostrada, se debería juzgar al
presidente por sus ineludibles responsabilidades en el colapso de nuestra
economía, en el auge del desempleo, en el crecimiento de la pobreza y en la
destrucción masiva del tejido productivo español.
Del
mismo modo que el ex primer ministro de Islandia Geir
Haarde, que gobernó el país desde 2006 hasta que
dimitió tras el derrumbe económico del país, en 2009, ha sido acusado de negligencia ante la crisis, Zapatero
debería responder ante la Justicia española por los enormes daños que ha
causado a España y a los españoles.
En
2007, cuando estalló la crisis, España era uno de los países del mundo mejor
preparados para afrontarla con garantías y sin grandes daños. El sistema
bancario gozaba de buena salud, el Estado tenía superávit y la economía era la
envidia del mundo. Pero Zapatero comenzó a cometer un error tras otro,
desoyendo los consejos más lúcidos y oponiéndose, por sistema, como un niño
caprichoso y malcriado, a todo lo que proponía el Partido Popular, lo que
ocasionó a España daños terribles que, en Justicia, deberían ser castigados.
Después
de ocultar durante meses la existencia de la crisis y sin tomar medida alguna,
sin otro fin que ganar las elecciones de 2008, cuando la reconoció dictaminó
que aquella era una crisis coyuntural y pasajera, contadiciendo
así la opinión de los expertos y de los grandes organismos e instituciones
internacionales.
Se
negó a realizar la reforma laboral y los planes de austeridad que le
aconsejaban y tiró de chequera, gastando como un poseso, lo que colocó las
cuentas públicas españolas, que eran las más envidiadas de Europa, en la actual
situación de enfermedad y drama.
La
destrucción de la economía española ha sido una "gesta" personal de
Zapatero, realizada en contra de las opiniones más autorizadas y basada en la
tozudez de un mal gobernante, que no debe escaparse sin pagar los terribles
daños causados a su país y a sus ciudadanos, daños que incluyen la destrucción
de buena parte del tejido productivo, el gasto de todos los recursos acumulados
en los años de prosperidad, el endeudamiento suicida de la nación, el
despilfarro sin control, el engorde del aparato del Estado y una política
demente de despilfarro que ha puesto de rodillas no sólo a España, sino también
a Europa.
Este
fin de semana, Zapatero ha tenido que rectificar, tras haber sido señalado con
el dedo por Sarkozy, Merkel y muchos otros líderes
europeos como el principal causante de los dramas que padece la economía
europea, el euro y las bolsas. Le han amenazado con hablar claro ante la opinión
pública de sus "frivolidades" y Zapatero, con el rabo entre las
piernas, ha tenido que ceder y ordenar un plan suplementario de austeridad y
ajuste.
La
culpa de Zapatero está más allá de cualquier duda, aunque las leyes le
conviertan en impune e inmune, dado que los políticos rara vez son responsables
ante las leyes de los desastres que causan. Sin embargo, el caso de Zapatero
encierra una especial tozudez, una arrogancia terrible, una contumacia atroz,
que le convierte en un gobernante digno del olvido y del desprecio por haber
obrado en contra de la opinión de casi todos los expertos y de las grandes
instituciones internacionales.
Si lo que tiene que hacer ahora como emergencia, tras haber puesto a España de
rodillas, lo hubiera hecho hace dos o tres años, cuando el PP, las
instituciones y los expertos se lo exigían, España tendría, probablemente, un
millón de parados menos, más prosperidad, más solvencia, su tejido productivo
en mejor estado y, por supuesto, menos desprestigio internacional del que hoy
tiene por culpa de uno de los peores gobernante de la historia moderna
española.
El problema es que las cosas han llegado tan lejos que ni siquiera servirán ya
las rectificaciones. Mientras Zapatero continúe en el poder, España seguirá en
el ojo de mira de los mercados, postrada y arrodillada.
Por
culpa de la inexistente democracia española, injusta y degradada, todavía
tendremos que pasar muchas vergüenzas y sufrimientos, mientras el nefasto
inquilino de la Moncloa siga en su puesto. Le veremos culpar a "los
especuladores" del drama de España y al PP, "por no arrimar el
hombro". Le veremos mentir y tendremos que contemplar impotentes, como
ciudadanos devaluados y humillados, como un gobernante inepto y arrogante
destruye nuestro país e hipoteca nuestro futuro.
Los
que tienen poder suficiente en este país deberían entender y asumir de una vez
en España que entre el desastre actual y el resurgimiento futuro que soñamos se
alza un gran obstáculo, cuyo nombre es Zapatero.