LA PASIVIDAD CÓMPLICE DE LOS GRANDES PODERES ESPAÑOLES
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del 10 de junio de 2010
Por
su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en
este sitio web.
Hace
mucho tiempo que los grandes poderes de España debieron haber reaccionado ante
el drama de Zapatero, declarándole "incapacitado" e impidiéndole
legalmente que siguiera destrozando a España desde la Moncloa.
La Monarquía, la Banca, las Fuerzas Armadas, la Judicatura, los legisladores,
la Universidad, los medios de comunicación, la gran empresa y otros poderes
reales de la sociedad y del Estado no han dado la talla y han abandonado a
España y a sus ciudadanos en estos tiempos terribles, permitiendo que el país,
en manos de un insensato, perdiera su riqueza acumulada, gran parte de su
prestigio, la confianza en sus líderes y la esperanza en el futuro.
Han
acumulado mucha responsabilidad y culpa mientras se aprovechaban o contemplaban
impasibles el abuso, el despilfarro, la injusticia, la mentira, el expolio, el
fracaso y un cúmulo de errores intolerables en una democracia moderna que nos
han hecho retroceder más de una década en la Historia.
Los
ciudadanos españoles saben que el principal culpable del desastre de Zapatero
es el PSOE, pero saben también que ese partido ha perdido el norte hace mucho
tiempo y que ha sustituido el servicio al pueblo y al interés general por su
obsesión por el poder, el privilegio y el dominio. En las autonomías donde el poder
del PSOE es más fuerte, se practica con especial énfasis el abuso, el despilfarro,
el dominio y la ineficacia. Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha son
tres ejemplos demoledores de mal gobierno y de retraso como consecuencia del
abuso y de la gestión ineficaz.
La ciudadanía española tiene derecho a sentirse frustrada y decepcionada, no
sólo ante la Monarquía y los demás grandes poderes de la nación, sino también
ante el sistema político y el mismo Estado, que han demostrado insolvencia,
insensibilidad e impotencia ante las agresiones de un mal gobierno a la patria
y a la ciudadanía.
La "casta" política profesional ha logrado en España no sólo
adormecer una parte de la población y fanatizar a otra parte importante de la
sociedad, sino que ha conseguido, también, esconder la verdad, neutralizar el
poder de las ideas y maniatar a los grandes poderes e instituciones, todo ello
para practicar el despilfarro y disfrutar sin obstáculos del poder y de sus
privilegios, sin que tengan que rendir cuentas, sin controles cívicos y
democráticos.
La
situación de postración de España demanda cambios profundos y exige que se
instaure una democracia de verdad, con controles efectivos a los poderosos, con
vigilancia ciudadana permanente y con instituciones blindadas que no sean
víctimas de unos partidos políticos que deben ser urgentemente reformados y
limitados en sus poderes para impedir que operen como mafias ajenas al bien
común y al interés general.
Ni
siquiera han reaccionado cuando la mayoría de los españoles, frustrados y conscientes
del deterioro de la nación, reconocen haber perdido la confianza en el gobierno
(más del 70 por ciento en las encuestas) y reclaman elecciones anticipadas (más
del 52 por ciento en todas las encuestas), quedando en evidencia que las
grandes instituciones y poderes también han frustrado la esperanza que los
ciudadanos, soberanos en democracia, han depositado en ellos.
Es el momento de sacudirse el yugo de los políticos ineptos y de las
instituciones inútiles. Es la hora de solucionar los problemas de España
instaurando una democracia auténtica, no el bodrio sucio que se creó en la
Transición sin otro fin que sustituir al Franquismo en el poder.
Las
bajadas de sueldos de los políticos, el abandono de coches oficiales y otras
medidas adoptadas bajo el miedo y la orden de austeridad y sacrificio dictada
por la Unión Europa y por el mismo presidente Obama
no deben ser temporales sino permanentes. Los ciudadanos españoles y sus
instituciones y poderes básicos no deben permitir que vuelva a reproducirse en
el futuro el cáncer político y moral que ha representado la falsa democracia
española y su principal reflejo, el "Zapaterismo",
un poder descontrolado, arbitrario y torpe, capaz de destruir la nación y de
conducir a todo un pueblo hacia el fracaso.
Para
la España arrodillada actual, más importante y urgente que salir de la crisis
es reformar ahora su sistema podrido y evitar que en el futuro vuelvan a
afincarse en el poder sátrapas mentirosos, torpes, arbitrarios y arrogantes,
capaces de conducirnos de nuevo hasta el fracaso y la pobreza. La única manera
de lograrlo es instaurando una verdadera democracia fuerte, dotada de controles
y cautelas blindados e inviolables, que impidan a los ineptos y a los corruptos
encaramarse al poder y secuestrar a la nación.