LA SEVILLA MÁS COBARDE Y SOMETIDA SE POSTRA ANTE EL PP
Artículo
de Francisco Rubiales en “Voto
en Blanco” del 16 de noviembre
de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
El cineasta Visconti
decía que las ciudades antiguas, sobre todo las barrocas, hacen de la cobardía
un arte. Una parte de la sociedad sevillana ha ido más lejos y ha hecho de la
cobardía y de la sumisión tambien un espectáculo. La
sede del PP, en la calle San Fernando, se ha convertido en un lugar de
peregrinación donde se postran cientos de cobardes y de pelotas que, tras haber
lamido la bota socialista durante décadas, ahora acuden allí para posicionarse,
convencidos de que el PP podría ganar las próximas elecciones. El espectáculo
de la cobardía sumisa es tan lamentable como decepcionante en la hermosa ciudad
de Sevilla.
---
Muchos que aseguraban hace sólo un par de años que "el PP jamás gobernará
en Andalucía", ahora hablan de "la necesidad
del cambio"; los que llamaban a Arenas "señorito" ahora le
llaman "querido Javier". Miles de sevillanos que lamieron las botas
del socialismo durante las últimas décadas y se atiborraron de favores del
poder, subvenciones y contratos públicos, peregrinan ahora hacia la sede del PP
para saludar a los futuros "nuevos amos" y congraciarse con ellos. Es
el espectáculo de la sumisión cobarde de esa parte peor de Sevilla, obsesionada
por posicionarse al lado del que manda, que no cree en otra cosa que en el
dinero, que carece de sentido crítico y que está a años luz de la libertad y de
la verdadera dignidad ciudadana.
Javier Arenas no tiene ya agenda para recibir hasta la primavera próxima, ni
tampoco su segundo, Antonio Sanz. Ya reciben a la interminable marea de
"peticionarios" hasta los terceros niveles del partido, incluyendo a
las secretarias de los responsables políticos.
La gaviota del PP, a la que gran parte de los empresarios y poderosos de
Andalucía han disparado con perdigón durante décadas, parece ahora un águila
imperial en Sevilla.
Un periodista ha escrito un libro oportuno sobre Juan Ignacio Zoido, candidato a alcalde de Sevilla por el PP, que fue
presentado hace pocos días. A las presentaciones de libros en Sevilla suelen
acudir, como muchos, algunas decenas de personas inquietas y adictas a la
cultura, pero ese día acudieron más de mil y había gente hasta en las escaleras
y pasillos.
Parece increíble, pero el periódico más furiosamente socialista de la ciudad,
el Correo de Andalucía, acaba de invitar a Soraya Saénz
de Santamaría para que pronuncie una conferencia.
Un alto dirigente del PP andaluz me confirma que están abrumados por las
peticiones para que los líderes de su partido acudan a reuniones, coloquios y
conferencias en foros, instituciones, asociaciones y hasta peñas culturales y
deportivas.
Hace pocos días, el Foro Joly, el más prestigioso de
la ciudad, acogió en su tribuna a Antonio Sanz, secretario general del PP de
Andalucía, que fue presentado por Rajoy. Los organizadores, sorprendidos por la
avalancha de peticiones, tuvieron que dejar fuera a cientos de aspirantes a
invitados. El salón estaba abarrotado y entre los asistentes sorprendían
decenas de ex altos cargos socialistas y numerosos empresarios, antes
incondicionales "pro socialistas", expertos en cazar subvenciones y
contratos públicos, que, sin rubor alguno, acudían para arrimarse al nuevo
poder emergente.
Especialmente numerosos eran los del sector del ladrillo, cómplices del
urbanismo insaciable y corrupto, motor de la economía andaluza en los últimos
15 años, maestros en recalificaciones y amigos del poder socialista, del que
obtuvieron una pingüe cosecha de ayudas, favores y contratos públicos.
Cuando contemplé ese deprimente espectáculo del foro, transformado en un baboso
besamanos donde todos querían conversar o hacerse una foto con Rajoy, Arenas, Montoro, Sanz y otros dirigentes del PP, descubrí que la
indigna sumisión y el cambio de chaqueta eran ni más ni menos que el
oportunista y escandaloso anticipo de una futura probable victoria de la
derecha en las próximas elecciones autonómicas.
Dicen que los indios apaches tenían la mejor nariz de toda la raza humana,
capaz de detectar al rostro pálido a más de un kilómetro de distancia, pero la
nariz de la Sevilla sometida supera la del apache porque es capaz de detectar
el poder con más de dos años de anticipación.
Al comentar el espectáculo del foro con un periodista independiente y lúcido,
compañero de trabajo, me dijo que en modo alguno aquel era un espectáculo
sorprendente y explicó: "Sevilla es una ciudad adicta a las subvenciones y
al poder. Quizás la culpa sea de que es la sede de la
Junta de Andalucía y de que el gobierno andaluz representa más del 50 por
ciento de la economía de la ciudad. La primera empresa de Sevilla no es Abengoa, ni Sevillana-Endesa, sino el hospital público
Virgen del Rocío. De cada diez grandes empresas sevillanas, ocho dependen del
gobierno para sobrevivir. En el sector de la obra pública, la construcción y la
promoción inmobiliaria, la dependencia es todavía mayor. Es lógico que se
arrodillen ante los que serán pronto los nuevos administradores del dinero
público".
Por desgracia, yo no puedo asumir con tanta normalidad el sucio fenómeno de la
cobardía y de la sumisión sin principios en la ciudad donde vivo y crece mi
familia. Creo que la cobardía y la sumisión son semillas intolerables de la
esclavitud, la dictadura y la indecencia. Me cuesta mucho convivir con gente
cuya principal obsesión es lamer el tobillo de los que mandan.
El psiquiatra Jaime Rodríguez Sacristán, autor del primer estudio sobre la
personalidad del sevillano, los clasifica en cinco grupos, algunos de ellos
esperanzadores, como el "crítico", el "raro" y el
"independiente", capaces de abrirse al mundo, de ser críticos y de
romper con la sumisión, la cobardía y el culto desmedido a las tradiciones,
pero la ciudad sigue dominada por el sevillano "tradicional" y el
"tópico", donde se dan los comportamientos cerrados y los que, para
triunfar, recurren a la lisonja, la sumisión, la cobardía y el figureo.
Sevilla, más que un "cambio" de gobierno necesita una regeneración y
una poderosa inyección de ética, valentía, hidalguía y orgullo civico, que la mantengan libre de la mucha contaminación
que irradia el inmenso poder político de la Junta, casi tan denso y asfixiante
como el que saturaba la atmósfera de Moscú, en tiempos de Leónidas Breznev.