ESPAÑA: EL VERDADERO PROBLEMA ES LA CORRUPCIÓN

 

Artículo de Francisco Rubiales en “Voto en Blanco” del   18 de febrero de 2011

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Cuando Zapatero y Rajoy se reúnen, nunca hablan de la corrupción, que es el peor drama entre los muchos que están destruyendo a España. Es probable que no hablen de ese tema porque ambos saben que es una lacra incrustada en el alma de la partitocracia española, que no tiene solución mientras no se cambien las leyes, miles de políticos ingresen en las cárceles y se refunde la democracia, esta vez sin trucos, una democracia honrada, no al servicio de las castas y élites, sino de los hombres y mujeres libres.


Sin corrupción nunca habríamos sido derrotados por la crisis, ni existirían los millones de desempleados que hoy siembran de tristeza el paisaje español. La corrupción, que no es sólo robar dinero y cuya manifestación más nauseabunda es anteponer los intereses del propio partido y de la "casta" política al bien común, está incrustada en el corazón de la partitocracia española, envilece la sociedad y es, con gran diferencia, la principal causa de nuestras desgracias.

Casos como el Gürtel, que afecta al PP, los muchos patrocinados por el PSOE, con el de los EREs falsos en Andalucía como bandera aterradora, y los cientos que no han salido a la luz, han convertido a España en un país enfermo y sin futuro. Sus protagonistas, los políticos, son, gracias a la corrupción, la escoria de España.


Las negativa de la Junta de Andalucía a investigar el gravísimo escándalo del los falsos EREs, pagados con dinero público, detrás del cual existen casi 700 millones de euros usados delictivamente, demuestra que por lo menos el PSOE no está dispuesto a rectificar y que su intención es seguir revolcándose en la suciedad y estafando al ciudadano.

Algunos inocentes creen que la corrupción sólo consiste en robar e incrementar el propio patrimonio. Pero esa quizás sea la faceta menos maligna de la corrupción pública. Corrupción es, sobre todo, no cumplir las promesas electorales, comprar votos en el Congreso con dinero público, recaudar en nombre del partido, cobrar comisiones a cambio de contratos y concesiones, silenciar a los medios de comunicación a cambio de concesiones, frecuencias y dinero publicitario, falsear los concursos públicos para dárselo a los amigos, engordar el Estado llenándolo de enchufados, familiares, amigos y compañeros del partido, endeudar al país sin prudencia, empeñando a las futuras generaciones, despilfarrar, mentir y gobernar no para servir al bien común sino para mantenerse en el poder, prácticas todas ellas cotidianas y habituales en la despreciable "casta" política española.


Lo ocurrido con Jaume Matas y el caso Gürtel demuestra que el PP ha seguido la senda corrupta del PSOE y que hoy los dos grandes partidos políticos españoles están corrompidos hasta la médula, sin que ninguno de ellos merezca el apoyo de los ciudadanos decentes. Pertenecer a uno de esos dos partidos o apoyarlos es ya prueba suficiente de que se milita en la indecencia y de que no se merece el título de demócrata.


Pero el problema es mas grave de lo que parece porque esos mismos partidos políticos que han llenado de basura la política española se sienten tan felices en el lodazal y están tan envilecidos que prefieren ignorar su hedionda enfermedad y seguir aferrándose al poder y a los privilegios, hasta el punto de impedir que se realicen las reformas urgentes que España necesita para dejar de ser una pocilga.


España parece ya un país abandonado por Dios. Los ciudadanos españoles, acosados por una crisis que fabrica miles de parados cada día y que llena las calles de nuevos pobres, se enfrenta ahora a un nuevo dilema político desolador: ¿Que es más urgente, expulsar del poder a un Zapatero inepto que nos lleva hacia el abismo de la pobreza y la derrota como pueblo o combatir la partitocracia corrupta que nos ensucia a todos? Si la prioridad es expulsar a Zapatero, entonces habrá que dejar a un lado la miseria indecente del Partido Popular y elegirlo en las urnas como alternativa de poder. Pero, si optamos por combatir la partitocracia, habrá que llenar las urnas de votos en blanco y de votos nulos que incluyan en las papeletas la leyenda "chorizos".


Mientras que el PSOE, con la ayuda de su eficaz propaganda y con la complicidad de decenas de grandes medios de comunicación sometidos al poder, oculta escándalos como el patrimonio desproporcionado de José Bono y sus numerosos y repugnantes casos de corrupción, gran parte de ellos en Andalucía, el PP aparece enfocado por las cámaras con toda su inmundicia a la vista: el súbito enriquecimiento de Jaume Matas, que lucía sin pudor joyas, relojes y palacetes, y las comisiones millonarias que, según el sumario, han sido cobradas por Bárcenas, tesorero del partido, al que Rajoy mantuvo mientras pudo como senador, pagándole los abogados y con despacho en la calle Génova, son dos arietes que ponen al descubierto toda la porquería que anida en la derecha española.


Votemos a quien votemos, la solución del problema de España no está en las urnas sino en la refundación de la democracia. España, para salir del foso, necesita una democracia auténtica, un sistema al servicio de los ciudadanos y hombres libres, no una pocilga adornada que se hace pasar por Estado de Derecho.


Mientras se alternen en el poder los dos grandes partidos y un cobarde sustituya en la Moncloa a un inútil, que a su vez sucedió a un arrogante, que en su día desplazó del poder a un chorizo, nada cambiará en España. La mal llamada democracia española es una factoría que ha dejado de fabricar grandeza y que está llenando nuestras instituciones de mediocres, totalitarios camuflados, ineptos, arrogantes, chorizos y muchos sinvergüenzas y aprovechados que serían incapaces de sobrevivir sin chupar la teta del Estado.


Ese es el verdadero problema.